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Con “Buenas noches Malvinas”, Ana Fraile y Lucas Scavino proyectan la larga sombra de una guerra

La dupla de realizadores concreta su segundo largometraje documental con un singular ejercicio poético y emocional acerca de las cicatrices que dejó el conflicto bélico de 1982. El film se conocerá este jueves a través de Cine.ar TV y desde el viernes se podrá ver gratis en Cine.ar Play


La dupla de cineastas Ana Fraile y Lucas Scavino concreta su segundo largometraje documental con Buenas noches Malvinas, un singular ejercicio poético y emocional acerca de las cicatrices que dejó aquella guerra y que se estrena este jueves, a las 20, a través de Cine.ar TV.

El film se nutre de la experiencia de la familia platense Bustos (cuyo padre, Dalmiro, es especialista en psicodrama) a partir de que Fabián, quien entonces era un conscripto de 18 años, es llevado a las Islas Malvinas en abril de 1982 por el inicio de la guerra por la recuperación del archipiélago.

En un logrado collage que engarza los testimonios familiares, los textos de Fabián en su libro Crónicas de un soldado (leídos por Rafael Spregelburd), las movilizantes experiencias de teatro instantáneo en las que toman parte sus hermanos Javier y María Elena, y el viaje de Javier a Malvinas, la película construye un hondo alegato sobre la tragedia.

“En la película se transpira sobre lo que muere en una guerra y muere un poco de vida y ese es el daño que queda. Y pinceladas de vida en medio de la muerte fue lo que quisimos rescatar, además de tomar nota acerca de que los traumas sociales y las heridas permanecen en algún lado del cuerpo, en la experiencia social”, postuló Fraile en una charla con la agencia de noticias Télam.

Al respecto, la autora de Un fueguito, la historia de César Milstein, añadió que el film “da cuenta del tipo de reparación que genera el audiovisual, del dispositivo que tenemos en nuestras manos, poder transmitir estas historias desde las caras de un prisma muy complejo que es nuestra sociedad”.

Su compañero Scavino aportó a Télam que a partir de conocer la historia familiar de los Bustos se les “abrió una perspectiva acerca de elaborar esos traumas y conflictos para así atenuar sus efectos dolorosos”.

Esta innovadora exploración acerca de los efectos de aquel conflicto bélico en la vida comunitaria, que produjeron Fraile y Eduardo Sánchez y coprodujeron Pulpofilms SRL e Hiperkinesis Films, tendrá otras exhibiciones gratuitas por streaming a partir de este viernes por Cine.ar Play (disponible gratis por una semana) y un día después, desde las 20, nuevamente por Cine.ar TV.

De la mano de Buenas noches Malvinas, Fraile y Scavino expanden un camino autoral que comenzó en 2019 con ¿Quién mató a mi hermano?, enfocado en la lucha de Vanesa Orieta por hacer justicia en torno a su hermano Luciano Arruga, detenido, desaparecido y asesinado en democracia.

La película ganó la Competencia Contemporánea del 35° Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, alcanzó el primer premio como documental nacional en el Festival de Derechos Humanos, el de mejor documental en el Festival de las Alturas y mereció el lauro al mejor documental social en el Festival de Cine y Video de Rosario.

Consultada sobre el diálogo establecido entre Buenas noches Malvinas y ¿Quién mató a mi hermano?, Ana Fraile apuntó: “Dialogan desde lo grupal como salida frente a la vulneración de derechos, por justicia, por verdad y también a través del vínculo de los hermanos”.

A lo que Lucas Scavino agregó: “El vínculo está dado por el tipo de conflicto que cada una tiene. Ambos traumas fuertes son individuales, familiares, grupales y extrapolables a lo social. Para mí, ambos tienen mucho de la tragedia griega. La experiencia de Fabián tiene algo del camino del héroe que no es el del superhéroe sino el que ve lo que no ven los demás y vuelve para contarlo y señalarlo, y el rol de Vanesa tiene más un perfil de Antígona. Así que las dos películas remiten no solamente a mi formación sino a lo que entiendo que es la experiencia dramática como forma de aprender y de asimilar enseñanzas del mundo y de la interacción de las personas en el mundo. Además, ambas fueron realizadas casi en simultáneo y son como una gran primera película por diversos aspectos y motivos”.

“La película nunca tuvo que ver con los excombatientes”, aclaró Fraile. “Nuestra idea fue contar cómo vive esa herida de Malvinas no solamente en los sobrevivientes sino en todos los que integramos la sociedad y arrastramos ese trauma de generación en generación”, explicó la realizadora al tiempo que su compañero aseguró que “hay algo muy atractivo en el punto de vista de Fabián y es que se trata de una persona con una mirada muy propia sobre lo que fue la experiencia de la guerra sin victimizarse jamás”.

“Él aporta una mirada de profundo registro de la geografía y la belleza de Malvinas y de la relación con los kelpers y por lo tanto es un testigo privilegiado y distinto por sus palabras y sus textos”, puntualizó el realizador.

En la película, la incorporación del teatro espontáneo fue un dispositivo para acceder a la emoción de los hermanos: “Se filmó en dos jornadas sin ningún tipo de ensayo previo y se volvió muy efectivo para el registro y eso hizo que Javier decidiera viajar a las islas”, apuntó la realizadora. Y consultada sobre cómo los impactó el viaje a Malvinas, concluyó: “Lo hizo Lucas pero como productora del viaje sentí como una armonía porque sabíamos qué íbamos a buscar. La conexión nos permite confiar mucho en ir en busca de lo que trabajamos juntos y las muchas charlas con Javier nos permitieron descubrir que su viaje cerraba un círculo al ir tras las huellas de su hermano mayor”.

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