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"Turismo aventura"

Cómo murió el cazador mexicano y denuncia por cadena de ilegalidades en el coto de Gualeguaychú

Conciencia Animal Entre Ríos y la Asociación Civil Ecoguay piden que se investigue a los responsables del campo Punta Caballos y de la empresa de turismo aventura JRF Agro SRL. La modalidad de azuzar a la presa para que embista y dispararle en su carrera de defensa. El 7 de octubre salió mal


La ONG Conciencia Animal Entre Ríos y la Asociación Civil Ecoguay ingresaron el miércoles último a la Unidad Fiscal de Investigaciones (UFI) de Gualeguaychú una denuncia penal ante para que abra un expediente por la caza furtiva de búfalos que salió a la luz con la muerte de un abogado mexicano. Fue el pasado 7 de octubre, cuando intentaba obtener el trofeo de un ejemplar con una modalidad que consiste en azuzarlo para que se lance contra el cazador y allí abatirlo. La investigación del caso reveló los detalles del trágico hecho, y también una serie de irregularidades que incluyen al coto de caza y la empresa de turismo que organizó las jornadas.

Las entidades piden dar con los “responsables de los delitos de caza de animales sin poseer habilitación administrativa suficiente, actos de maltrato y crueldad animal e incumplimiento de los deberes de funcionario público”, según el escrito que en parte publicó el sitio entrerriano ERA Verde.

La presentación está centrada en los ciudadanos mexicanos que llegaron hasta Entre Ríos para cazar, los responsables del campo Punta Caballos y el titular de la firma de turismo aventura JRF Agro SRL, que organizó el servicio, aunque deja la puerta abierta a otros posibles involucrados en lo que las organizaciones coinsideran una cadena de ilegalidades.

 

Cómo murió el cazador

 

La investigación que lleva adelante la fiscal Martina Cedrés derivó en la reconstrucción del final fatal del abogado mexicano. Poco después de las 13 del viernes 7 de octubre, Canales Najjar se acercó junto a su guía a uno de los 300 ejemplares de búfalo de agua que hay dentro de las 5.000 hectáreas de Punta Caballos.

La modalidad que practicaba es riesgosa. Consiste en azuzar a la presa para, así, forzarla a defenderse embistiendo al cazador, quien en esa carrera busca matarla.

El mexicano hizo un primer disparo con su fusil 458 Winchester Magnum a repetición y cinco tiros, con mira holográfica calibrada a 70 metros. La bala impactó en el búfalo, de unos 1.100 kilos, y lo derribó, pero el animal consiguió recuperarse mientras Canales Najjar estaba distraído. Según una hipótesis, manipulando un celular para retratar el momento, aunque el aparato no fue hallado.

 

El búfalo se levantó, herido, y arremetió contra el hombre que le había disparado. El guía se dio cuenta y le gritó, pero el extranjero tenía colocadas sordinas para proteger sus oídos del fuerte sonido de las detonaciones y no lo escuchó. El animal embistió varias veces al hombre. Después de tumbarlo de un primer topetazo, lo golpeó con su cabeza en el pecho y abdomen. El guía tomó entonces el arma del mexicano y consiguió matar al búfalo disparándole los cuatro cartuchos que quedaban en el Winchester.

Los otros tres mexicanos y personal de la empresa de turismo aventura con la que había contratado el tour lo asistieron como pudieron. Como en el lugar no hay señal de telefonía celular, consiguieron pedir auxilio con el aparato satelital de uno de los extranjeros. Lograron contactarse con un aeroclub de Uruguay, que retransmitió elpedido de auxilio a un aeródromo de Argentina y así avisaron a un servicio privado de ambulancias. Pero Canales Najjar ya había fallecido cuando llegaron los médicos y personal de la Dirección de Prevención de Delitos Rurales de la Policía.

 

Todo irregular

 

Canales Najjar, titular de la Federación Mexicana de Caza y Tiro, de 64 años y experto en esas lides reconocido en todo el mundo, contrató el servicio de caza junto a sus compatriotas Franco Fernández, Jorge López Ventura y Esteban Larragain González. Se trataba de un fin de semana largo con excursión de caza de búfalo de agua –originario de la India– organizado por JRF Agro SRL, cuyo gerente es Juan Veronesi.

Los permisos de caza pagados en un puesto de la Dirección de Fiscalización entrerriana, de 4.400 pesos cada uno, fueron para caza deportiva menor, lo que no se corresponde con la intención de matar búfalos. Y aún cuando se hubiera tramitado los de caza mayor, según la resolución 1.425/16 que regula la actividad, es para las especies de ciervo axis (Axis Axis), antílope negro (Antiplope Cervícapra) y jabalí (Sus Scrofa). La de búfalo (Bos Bubalus) se incorpora a las anteriores por otra resolución (287/94 de Recursos Naturales), pero sólo en cotos de caza habilitados. No es el caso de Punta Caballos en la actualidad, aunque sí estuvo autorizado en el pasado. Elpredio cobra, por cada día de caza y por persona, 500 dólares. El precio incluye gastronomía gourmet y alojamiento 5 estrellas en cuatro edificaciones, a la vera del río Uruguay y a unos 50 kilómetros de Gualeguaychú.

Además, JRF Agro SRL está habilitada para operar como empresa de “turismo aventura”, es decir para prestar servicios de caza menor, no mayor como la de búfalos. Es que, para esto último, hay que cumplir con requisitos estrictos sobre tenencia, transporte y uso de armas y municiones de grueso calibre utilizados para matar animales de gran porte.

La presentación ingresada a UFI de Gualeguaychú destaca el rechazo de las ONG a las prácticas de crueldad animal en las prácticas de caza y, además de pedir investigar la serie de irregularidades que saltaron tras la muerte del mexicano, hacen foco en la falta de contralor de las dependencias oficiales con incumbencia en ese tipo de actividades.

 

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