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Ciencia y Tecnología

Ciencia y arte: más allá de una simple y superficial contemplación

A punto de convertirse en biotecnóloga, Luciana Paoletti descubrió en el microscopio otra forma de belleza. Ahora la exhibe.


En 1931, el filósofo y matemático Bertrand Russell afirmaba que la ciencia, en sus inicios, se debió a hombres y mujeres que amaban el mundo y al percatarse de la belleza de las estrellas y del mar, de los vientos y de las montañas, fijaron sus pensamientos sobre la naturaleza tratando de comprenderla, e intentaron ir más allá de una simple y superficial contemplación.

Luciana Paoletti, llegó a Rosario para estudiar biotecnología. Mientras avanzaba en la carrera, a punto de graduarse, se contactó con la esposa de su director de tesina, una artista plástica, docente en bellas artes: “Comencé a concurrir a su taller para pintar; y al año siguiente inicié, junto a mi doctorado en biotecnología, mis estudios en la licenciatura de bellas artes”.

Tal como lo señalara Bertrand Russel, ella comenzó a trasladar al campo del arte las observaciones que realizaba en el laboratorio y así fue avanzando, ya que desde el principio notó que ambos, arte y experimentación científica, “tienen muchas semejanzas”.

En ambos casos actúa siguiendo una misma metodología: establecer un objetivo para llevar adelante un abordaje que necesariamente debe ser creativo. En este punto, Luciana hace una salvedad: “Por supuesto que los protocolos que empleo en cada uno de los campos, son distintos, pero la metodología de trabajo es muy similar”.

En el caso de la doctora Paoletti, la ciencia es la que la lleva al arte. “Todo comenzó con mis estudios en ciencia dentro de la biotecnología”, afirma. “Nunca antes había tenido antecedente alguno con el arte; tampoco integrantes de mi familia que practicaran alguna de las ramas del arte. No tenía nada de conocimiento sobre arte cuando comencé a estudiarlo”.

Fueron las formas con las que se encontraba en el laboratorio las que la llevaron a darles otra mirada distinta, “más allá de una simple y superficial contemplación”. Las imágenes con las que se  encontraba en el laboratorio todos los días la fueron guiando al abordaje plástico, dando un salto desde la especulación científica al mundo del arte. “Abordar estas imágenes desde el lado de las artes era como buscarles otro sentido”, afirma Paoletti, para agregar: “Fue esa nueva mirada la que me hizo volcar hacía las bellas artes, y trasladé imágenes y colores en busca de la resolución de un hecho creativo pero artístico”.

Aunque no lo expresa, queda claro en la conversación que la investigadora comienza con algo que es invisible: los microorganismos, los que están presentes rodeándolo todo.

“Aíslo a los microorganismos que me rodean y que no se observan a simple vista, los coloco en una placa de Petri y los dejo cultivándose; cuando pasan a colonia comienzan a ser visibles y crecen hasta que se agotan los nutrientes. Es decir, capturo bacterias y hongos que a simple vista no son percibidos por nuestros ojos; algo vivo, y los hago crecer para fotografiarlos”.

—¿Algunos de esos microorganismo pueden ser patógenos, pueden transmitirse e infectar?

—En el período de captura, mientras están aislados se comportan como organismos inofensivos, pero luego los hago crecer y cuando forman colonias pueden transformarse en patógenos. Yo los selecciono por sus colores o su textura, no por su patogenicidad. Nunca sé si van a ser patógenos. Puedo estar trabajando con microorganismos patógenos y yo lo ignoro.

En el ámbito de la ciencia, Luciana Paoletti ha mudado su trabajo del área de microbiología al área de biología celular: “Ahora estoy trabajando con cultivos celulares –explica–. Específicamente en el proceso de diferenciación neuronal inducido por litio. En la actualidad trabajo en un laboratorio en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario,  que dirige la doctora Claudia Banchio, donde nos dedicamos a estudiar diferenciación neuronal; es decir, cuándo una célula que está proliferando pasa a neurona, y vamos observando las diferentes señalizaciones que van dando en ese proceso, para el que usamos el litio.

—¿Cómo se lleva con las dos actividades?

—Bien. Yo creo que con la ciencia me llevo muy bien porque dispongo de todas estas herramientas de las que disfruto. Y es mi trabajo en la investigación científica el que hace que me guste la otra actividad, la artística.

—¿Si por algún motivo tuviera que elegir una de ellas?

—No sabría. Hoy mi trabajo es la investigación científica y eso me colma. Todo lo que hago en arte lo hago en mis tiempos libres. Cada día me gusta más lo que hago en arte, pero también me gusta lo que hago en investigación científica y su divulgación. Escoger entre una de las dos actividades no es algo que me plantee hoy.

—¿Obtuvo respuestas de las personas que tomaron contacto con sus obras?

—Sí. He participado en muestras colectivas e incluso hice muestras individuales. La gente se sorprende cuando toman acceso a la información de qué es lo que están viendo. Normalmente la gente de fuera de los institutos, raramente tienen acceso a este tipo de imágenes. De hecho, la imagen final que obtengo del crecimiento de los microorganismos no tiene nada que ver con la imagen inicial. La única manera que tengo de reconocer estos paisajes es porque los tengo registrados, de lo contrario no podría reconocerlos.

—¿La gente dónde puede recurrir para ver sus obras?

—Tengo un blog: visible-in-visible.blogspot.com; ahí pueden encontrar todos los proyectos que estoy trabajando.

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