Estaba todo listo para romper la racha, ganaba con gol de Ferrari y tenía un penal a favor. Abreu lo pateó sin fe y García desvió. Un detalle, fatal. Otra vez Central fracasó al cerrar el partido, y Tigre casi sin jugar alcanzó el empate por intermedio de Vitti.
Miguel Russo, quien durante la semana se encargó de elogiar el trabajo defensivo de Tigre, trató de sorprender con un nuevo esquema. Puede que lo haya conseguido, pero el rédito durante el primer tiempo fue casi nulo. Un remate de lejos de Ferrari, bien atajado por García, y un cabezazo de Luna fue lo generado en la primera etapa. Poquito.
La línea de cuatro no sufrió modificaciones, Domínguez como único cinco, y delante suyo otra línea de cuatro con Acuña y Aguirre como extremos, Carrizo y Méndez (de lo mejor) sueltos por el medio. Con Luna como único punta. Un dibujo 4-1-4-1, innovador, pero poco efectivo. Carrizo no gravitó por el medio, y Acuña estuvo lejos del área. En cambio, Aguirre sí estuvo cómodo, pero siempre anunció el centro por venir y eso facilitó la tarea del arquero de Tigre.
El segundo tiempo mantuvo el trámite, Central y su deseo de ganar, y Tigre y su intención de empatar. Nada pasaba hasta que, poco antes de los veinte, Lazo proyectado por el sector derecho tiró un buen centro y Ferrari de cabeza, en la posición del nueve, venció las débiles manos de García. Era el tranquilizante que Central necesitaba.
Enseguida vino el penal de Godoy sobre Acuña, con Abreu en cancha. Un especialista que regaló la pena con toque suave a la derecha de García, quien atajó sin problemas.
Algo que pasó desapercibido pero terminó siendo decisivo, ya que Tigre en una aproximación llegó al empate con un remate de Vitti que pegó en Domínguez y se metió por encima de Caranta. Injusto, pero real.
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