A una semana de haber cerrado su exitosa participación en el torneo de la B Nacional, logrando título y ascenso, Rosario Central no pudo poner primera en la contratación de refuerzos. Para colmo, tampoco se avanzó en la renovación contractual de los jugadores que estaban a préstamo en el club y fueron apuntados por Miguel Ángel Russo para que se intente la renovación.
De todos modos, la coyuntura futbolística no intranquiliza a la dirigencia auriazul. Es que, en este sentido, fue el propio técnico Canalla el que les abrió un paraguas protector. En las declaraciones que entregó tras la victoria con Deportivo Merlo, en el último encuentro del torneo, el DT generó un clima de calma y pidió, a su manera, paciencia en el tema.
“Recién habrá novedades concretas sobre refuerzos la semana siguiente a la finalización del torneo de primera división”, dijo Russo al ser consultado sobre los nombres de los jugadores que podrían llegar a Central.
Con este panorama, hay algo que queda muy claro: haber sellado la vuelta a primera un mes antes del final del torneo, no pudo ser aprovechado para adelantar el armado del nuevo plantel. Ni tampoco, para resolver cuestiones futbolísticas internas; como la renovación de préstamos o las extensiones de vínculos de algunos jugadores jóvenes.
Extensiones sin resolver
En principio, todo hacía pensar que la obtención del ansiado ascenso con anticipación, le permitiría a Central avanzar en la construcción del equipo para jugar en primera la temporada que viene.
Sin embargo, esto no fue así. Ni siquiera se pudo sacar rédito en este tiempo para resolver cuestiones futbolísticas propias del frente interno. Es más, todavía no concluyeron las negociaciones con los representantes de tres jugadores (Rafael Delgado, Nery Domínguez y Pablo Becker) en la búsqueda de las extensiones de sus contratos, punto solicitado por el técnico Russo como determinante de cara a la edificación del próximo plantel.
Renovaciones en veremos
Tampoco hay novedades en cuanto a la posible renovación contractual de los jugadores que estaban a préstamo. Y los nombres de tres de los señalados por Russo, suenan como posibles refuerzos en otros equipos. Tales los casos de Hernán Encina, Diego Lagos y Javier Toledo.
Mauricio Caranta sería el único que está cerca de firmar un nuevo préstamo. Mientras que la renovación de Franco Peppino se mantiene en veremos por diferencias económicas.
En cuanto a Nahuel Valentini, que ya cuenta con el pase en su poder, los dirigentes auriazules no recibieron noticias aún sobre si tiene chance de jugar en el exterior. Si eso no ocurre, podrían charlar con su representante para negociar un año de contrato.
Refuerzos, sin concreciones
¿Y los refuerzos? Hay varios nombres en carpeta. Aunque algunos de ellos ya no corren. El defensor Cristian Tula seguiría en el descendido Independiente; Emanuel Gigliotti dejará Colón para emigrar a México y jugar en Pumas; y Lucas Viatri espera dejar Boca y ser cedido al fútbol azteca.
Mientras tanto, los dirigentes centralistas sueñan con hacerle una tentadora oferta a Daniel Díaz. Y ya hicieron contactos por distintos futbolistas. Entre los que cuentan con relativas chances de llegar a Central aparecen: el defensor Nicolás Sánchez, de Godoy Cruz; los volantes Martín Galmarini (Tigre) y Oscar Ahumada (All Boys); y el delantero Claudio Riaño, que mañana peleará por la permanencia en primera de su actual equipo San Martín de San Juan.
A un mes y medio del arranque del próximo torneo de primera división, Central está lejos de contar con el plantel necesario como para afrontar el desafío que se avecina.
Es cierto que todavía no hubo grandes movimientos en el mercado de pases. Todo lo contrario. Pero no hay dudas de que las próximas dos semanas serán vitales para los auriazules. En ese lapso de tiempo deberán cerrarse la mayoría de las contrataciones de los refuerzos solicitados por Russo.
El técnico comenzará a trabajar con los suyos desde el 2 de julio próximo, fecha de inicio de la pretemporada en Arroyo Seco. Y si no lo hace con la base que pretende, Central estará entregando una ventaja que puede comprometer su futuro futbolístico inmediato. Después de penar tres años en la B Nacional para poder regresar a la primera, este es un lujo que la entidad de Arroyito no debería darse.
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