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Cayó el ascensor, se salvaron y les hacen pagar el arreglo

La familia de un joven deberá abonar el 50%. Para el padre, fue una cuestión de prejuicio.


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A fines de septiembre del año pasado, Gastón Schiavetti, estudiante de Educación Física, bajaba junto a dos amigos por el ascensor del edificio donde vive su abuela, ubicado en Zeballos al 2200. Venían de la terraza donde se habían juntado con otros chicos para jugar al truco y tomar algo. Cerca de las 5 de la mañana Gastón cargó una bicicleta y bolsas al ascensor. Sus dos amigos también ingresaron. La puerta de la cabina cerró mal y el indicador de peso habilitado –con un display de luces que indica cuán cargada está la cabina– no llegó al máximo. Luego escucharon un ruido y el ascensor se desplomó hasta el piso 8. La puerta se abrió y de nuevo repitió la caída, esta vez, hasta el quinto piso. Adentro, los jóvenes temieron lo peor. Uno de ellos sufrió un ataque de pánico por claustrofobia. Un nuevo movimiento fue percibido por los chicos y el ascensor descendió hasta el entrepiso. Allí pasaron una hora atrapados hasta que un técnico de ascensores de una empresa privada llegó al lugar para rescatarlos. Hasta ahí, una historia de susto que no pasó a mayores. Pero el desenlace fue otro.

Unos días después del episodio, desde el consorcio comunicaron que por decisión de la asamblea de vecinos se definió hacer responsable en un 50 por ciento del costo de los arreglos –entre ellos, reemplazar el operador de la puerta– a la abuela del joven que vive en ese edificio. El monto, a pagar en seis veces, era de un total 6 mil pesos. También aclararon que tras el incidente dos inspectores municipales llegaron hasta el ascensor y constataron que el sistema de paracaídas funcionaba.

En diálogo con El Ciudadano, Marcelo Schiavetti, padre de Gastón, explicó: “Utilizaron la lógica de «quien rompe paga» porque consideraron que fueron los chicos los que ocasionaron el desperfecto que hizo desplomar el ascensor. Es así porque el técnico de auxilio que llamaron los chicos después de caerse el ascensor y estar atrapados a las 5 de la mañana los vio bajar con botellas de alcohol vacías”.

Según el hombre supusieron que estaban borrachos y por eso los culparon. “Pero en los informes no figura la razón de que se haya desplomado. Ni tampoco algún otro daño en la instalación, como hubiera ocurrido si hubiesen estado borrachos o agresivos. Si hubiesen encontrado al abrir la puerta del ascensor a una anciana esto no hubiese ocurrido. Se hubiese agregado el costo de la reparación –6 mil pesos– a las cuentas de todo el edificio”, agregó el padre del chico.

“Nos jode que le pueda pasar a otra persona. Si le pasaba a mi abuela que vive ahí se podía infartar. El ascensor venía con problemas según contaron los propios vecinos”, explicó Gastón, protagonista del amargo episodio.

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