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Caso Schaerer: piden procesar al Ruso y Potrillo

El muchacho tenía 21 años cuando fue capturado, a pesar del pago de un rescate, nunca apareció. Para la fiscalía Federal, Lohrman y su mano derecha eran los jefes de la banda que secuestró al estudiante correntino


Dos fiscales pidieron esta semana el procesamiento de Rodolfo José “Ruso” Lohrman y de su mano derecha José Horacio “Potrillo” Maidana, ambos detenidos en Portugal, como coautores del secuestro extorsivo del estudiante Cristian Schaerer. El muchacho tenía 21 años cuando fue capturado en la puerta de su casa de la capital correntina el 21 de septiembre de 2003 y, a pesar del pago de un rescate, nunca apareció.

El pedido fue realizado por el fiscal federal de Corrientes Flavio Ferrini y el fiscal a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), Santiago Marquevich, ante el juez federal correntino Carlos Soto Dávila, quien ahora deberá resolver si hace lugar al planteo.

Para el Ministerio Público, tanto Lohrman, de 53 años, como Maidana, 57, deben ser procesados como coautores del secuestro extorsivo agravado por haberse cobrado el rescate exigido y haberse cometido con la intervención de más de tres personas.

“Se les imputa el haber perpetrado la sustracción, retención y ocultamiento de Cristian Schaerer con el objeto de obtener rescate por su liberación, habiendo logrado tal propósito, sin que hasta la fecha se tenga conocimiento que la víctima haya sido liberada, desconociéndose su paradero actual, estado de salud e integridad física”, indica el requerimiento fiscal que reprodujo la agencia de noticias Télam.

Los dos acusados se encuentran detenidos en Lisboa, Portugal, desde febrero de 2017 cuando fueron atrapados en un asalto a una joyería en ese país.

Tras permanecer 14 años prófugos de la Justicia argentina, fueron indagados por el fiscal Ferrini y el juez Soto Dávila, quienes viajaron a Portugal para concretar. Los dos negaron conocer el paradero del cuerpo de Schaerer. En el caso de Maidana sólo dijo haberse enterado del suceso a fines de diciembre de 2003 a través de los medios de comunicación.

“Los descargos realizados por los imputados han sido desvirtuados a través de las constancias acumuladas al legajo, razón por la cual, quedó evidenciada la mendacidad con la que se pronunciaron con el claro objeto de mejorar sus comprometidas situaciones procesales”, consideraron Ferrini y Marquevich en sus argumentos para pedir los procesamientos.

Los fiscales reseñaron en su escrito 212 medidas de prueba contra los imputados, entre ellas el dictado de rostros, informes policiales, testimonios, llamadas telefónicas y mails.

Además, se remitieron a las declaraciones indagatorias de otros ya condenados en la causa por el hecho –por la que hasta ahora se realizaron dos juicios orales–, quienes ubicaron a Lohrman y Maidana a la cabeza del secuestro extorsivo.

Uno de estos testimonios fue el de Claudio Cornelli –el cuidador de Schaerer en su cautiverio–, quien relató todas las circunstancias relativas a la organización previa del secuestro, al su concreción, al cobro del rescate, a la prueba de vida y al traslado de la víctima a Paso de los Libres y Uruguayana, Brasil.

Cornelli se refirió a la participación en el hecho de Lohrman y Maidana, al igual que lo hizo en su indagatoria Néstor Barczuck, otro de los cuidadores del estudiante cautivo que fue condenado.

La investigación para dar con ambos prófugos, que tenían alertas rojas y estaban entre los delincuentes más buscados del país, se inició a partir de un intercambio de información entre la Policía Federal con las fuerzas de Alemania y Brasil, ante la sospecha de que Lohrman vivía en alguno de esos países.

Posteriormente, se determinó que Maidana residía en Portugal bajo un falso nombre con el que enviaba dinero a su hermana a través de Western Union.

Finalmente ocurrió un hecho que fue fundamental para el éxito de la investigación: el arresto de dos hombres por robo a mano armada en la ciudad de Aveiro, ubicada a unos 250 kilómetros de Lisboa. Los detenidos tenían otras identidades pero se los descubrió con el empleo de estudios dactiloscópicos.

 

El caso del estudiante

El secuestro de Schaerer, de entonces 21 años, ocurrió la noche del 21 de septiembre de 2003, cuando bajaba de su Mercedes Benz para abrir el portón del garaje de su casa del barrio Las Tejas, a 15 cuadras del microcentro correntino. Cuatro personas que llegaron en un auto Fiat Duna, lo rodearon, lo amenazaron y se lo llevaron cautivo hasta pasarlo a otro rodado, con el que lo trasladaron hasta la localidad de Saladas. En ese lugar, lo mantuvieron oculto dos días en una casilla de madera.

Según la reconstrucción del hecho, después lo llevaron a la ciudad de Paso de los Libres, donde lo retuvieron en una chacra cerca de 15 días y, transcurrido ese lapso, lo retuvieron en una de maderera otros diez días, hasta que lo sacaron del país en una lancha con destino a la ciudad brasileña de Uruguayana.

Al día siguiente del secuestro, los familiares de Schaerer recibieron llamadas, cartas, correos electrónicos y microcasettes donde los captores les pedían cinco millones de dólares de rescate.

El 6 de noviembre, siguiendo las indicaciones de la banda, la madre de Schaerer, Pompeya Gómez pagó en Ciudad del Este, Paraguay, 275.000 dólares de rescate, aunque su hijo nunca apareció. Los pesquisas establecieron que el dinero que la familia pagó fue repartido en la ciudad de Curitiba, Brasil, en la habitación de un hotel en la que se encontraban, entre otros, Lohrman y Maidana.

 

Dos juicios orales

Mientras el Ruso y el Potrillo, sindicados líderes de la banda, se mantuvieron en la clandestinidad el caso tuvo dos juicios orales con numerosos condenados.

En el primero recibieron penas de 25 años de prisión otros cabecillas del grupo: Cristian Carro Córdoba y Raúl “Caniche” Salgán; mientras que fue condenado a 16 años Gonzalo “Paraguita” Acosta y a 12 años Cornelli.
También fueron sentenciados el abogado Ángel Barbieri y Barczuk –quien cuidó de la víctima durante el cautiverio– a 25 años de prisión de prisión y Judit Alvarenga, a 7.

En tanto, tras un segundo juicio en el que otros acusados fueron absueltos, la Cámara Federal de Casación Penal condenó en 2013 al policía Miguel Ángel Ramírez a 18 años; a los hermanos Sergio y Oscar Salgán y a María Esther Sudo a 17 años, mientras que el hijo de ésta , Jorge Sudo, recibió una pena a 11 años.

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