Desde el hallazgo de los restos de la niña Candela Sol Rodríguez, el 31 de agosto pasado en un predio abandonado de la localidad bonaerense de Villa Tesei, se mencionaron al menos seis líneas investigativas diferentes, se siguieron pruebas que luego se desvanecieron y algunas fueron luego retomadas ya que varios de los que están detenidos por el caso se encuentran complicados con el hecho. Pero a un mes del crimen siguen siendo las versiones, los trascendidos y las declaraciones mediáticas de los abogados lo que marca la agenda del caso. Esas mismas versiones sostienen que los investigadores esperan que la causa se empiece a cerrar esta semana.
Más allá de que falta establecer el móvil y seguramente algunas personas más por detener para seguir “atando cabos” en este caso lleno de idas y vueltas, la Justicia ya tiene al autor material y al intelectual del asesinato tras las rejas, indicaron voceros allegados a la pesquisa.
La pequeña de 11 años desapareció el 22 de agosto en la localidad de Villa Tesei, partido de Hurlingham, y apareció muerta el miércoles 31 de ese mes en cercanías de la autopista Acceso Oeste y avenida Vergara, a 30 cuadras de su casa.
Entre los detenidos están Gladys Cabrera, la dueña de una casa en calle Kiernan al 900 de Villa Tesei, donde se hallaron huellas de Candela y se estima que allí estuvo cautiva la nena. La mujer fue señalada como “partícipe necesaria” del homicidio calificado. Su abogado, José Pereyra, renunció como patrocinante la semana pasada.
Ramón Néstor Altamirano es el carpintero acusado de encargarse de alimentar a la víctima durante su cautiverio y tiene la misma imputación que Cabrera.
Hugo Bermúdez es el que más complicado está, ya que lo acusan de ser el autor material del crimen por una venganza contra la familia. El Estado le proveyó un letrado oficial para defenderlo, debido a que ninguno accedió a ser contratado.
Alberto Espíndola es el albañil señalado como “partícipe necesario” en la causa, al igual que el fletero Guillermo López y el verdulero Gabriel Gómez. Los dos primeros son acusados de participar del rapto de la pequeña y el restante de hacer las llamadas extorsivas contra la familia.
Héctor Moreira, alias Topo, es el último detenido y está acusado de ser el autor intelectual del secuestro. Era allegado a la familia de Candela y le adjudicaron una disputa con el padre de la niña tras acusarse mutuamente de ser buchón de la Policía.
Otras tres personas están vinculadas con el caso, pero fueron liberadas, aunque siguen involucradas en el expediente. Se trata del tornero Alfredo Monteros, de 75 años, su hijo homónimo, de 36, y el fletero y dueño de una Traffic blanca Gustavo Valenzuela, de 44 años, quienes habían sido acusados de encubrimiento agravado por estar vinculados con ese vehículo, en el que presuntamente trasladaron a la nena.
Horas después de esas excarcelaciones, detuvieron al remisero José Luis Flores, de 36 años y con antecedentes penales, y a su esposa Liliana Susana Cabrera, de 32, ya que en su casa de William Morris se halló una pistola calibre 9 milímetros. Sin embargo, se presume que el procesamiento es por tener el arma en forma ilegal.
Además, la Policía busca de manera intensa a un hombre de alrededor de 31 años con las iniciales de L. D. J. N., sospechado de hacerse pasar por novio de Candela para obtener información de una plata que tenía guardada la madre.
También se investiga la pista que señala a una mujer llamada María Elena, a quien apuntan como cuidadora de la chica durante los días que estuvo en cautiverio, al tiempo que se sigue la pista policial con un ex efectivo bonaerense apodado Orejón.
Por otro lado, surgió la hipótesis de un Volkswagen Bora gris que merodeaba la casa de la familia aquel 22 de agosto, auto al que vinculan con un primo del padre de la nena y a un policía bonaerense de apellido Chazarreta, quienes tendrían contactos con Moreira.
Por su parte, Andrés Rabinovich, defensa del ex marido de la madre de Candela, Ricardo Manuel Perrota, quien está detenido por un delito, negó que su cliente estuviera vinculado con el crimen de la nena, por lo que se desestimó alguna pista que condujera hacia él.
Cuando en la causa se complicaba Carola Labrador, a quien acusaban de ocultar pruebas y tener vínculos con narcos que pudieron relacionarse con la muerte de su hija, apareció Fernando Burlando para hacerse cargo de su defensa por un pedido del cura Julio César Grassi, condenado en primera instancia por pedofilia.
En medio de las hipótesis que van y vienen apareció una denuncia presentada en un tribunal de Córdoba, donde se afirmó que Candela había sido robada al nacer por Labrador a una mujer cuyo esposo estaba vinculado con el delito y era hermano gemelo de Alfredo Rodríguez, quien está detenido desde hace dos años por una causa por piratas del asfalto.
Alfredo Rodríguez tiene como letrado a Carlos Telleldín –que se recibió de abogado mientras estaba en prisión preventiva como presunto proveedor de la camioneta usada como bomba en el atentado a la Amia, en 1994–, aunque no trascendieron más detalles.
“Esto no tiene nada que ver conmigo ni con mi marido”, remarcó Carola cada vez que habló ante la prensa. La mujer se mantuvo oculta durante 20 días tras el crimen, rompió el silencio mediante una carta pública que leyó un compañero de trabajo y luego dio notas exclusivas a varios canales de televisión.
En tanto, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, pidió cautela para seguir la investigación del asesinato y remarcó que “se está trabajando intensamente para esclarecer el crimen y dar con todos los responsables del hecho”.
Por su parte, Burlando calificó el caso como “una misión ética y noble” y explicó que esa fue la razón que lo llevó a aceptar la tarea de representar a la mamá de Candela.
Además, desligó del pago de honorarios a Grassi y confesó que se negó a cobrarlos porque sólo le interesa prestar ayuda a la familia. “Creo que necesitan respuestas al igual que la sociedad”, dijo.
La misión del letrado es que Carola quede libre de sospechas, más allá de la condena social que recibió días después del crimen, aunque en los últimos días apareció Miguel “Mameluco” Villalba, quien se postulaba como candidato a intendente de San Martín, pero fue detenido por vinculaciones con el narcotráfico.
Villalba dijo que “toda la familia de Candela” tiene relaciones con el delito y pidió declarar en la causa, más allá de que no está acusado, debido a que hubo sospechas de gente que participó en el hecho y que estaría vinculada a él.
Según la agencia Noticias Argentinas, lo que motiva a “Mameluco” a dar su testimonio es unos dichos de Burlando, quien en un momento pidió a la “comunidad carcelaria que aporte datos” para empezar a esclarecer el asesinato, ya que muchas veces ellos ayudaron a encontrar a varios culpables.
Villalba, quien es defendido por Diego Storto, tomó esto como “una rotura de códigos”, porque si bien varias veces pasó lo que dijo el abogado, “blanquearlo ante la prensa deja como buchones a todos los presos”, dijo una fuente allegada al caso.
Las hipótesis abundan y mientras Burlando afirma que entre los detenidos están los asesinos de la nena y la causa se encamina a cerrarse, Labrador afirma no conocerlos y la Justicia sigue la línea de una venganza narco.
Todavía faltan varios detalles para llegar al esclarecimiento del asesinato y hasta algunos señalan que falta detener más personas, en un caso con muchos puntos oscuros y varias líneas de investigación en la que “todo tiene que ver con todo”.