Ciudad

Capacitación para los Qom

Por: Santiago Baraldi.- Madres de la comunidad local buscarán el apoyo de empresas y organizaciones para darle continuidad a los talleres en oficio y alfabetización destinados a jóvenes del barrio que comenzaron el año pasado.

Un grupo de madres del barrio Toba presentará hoy por la mañana ante representantes de empresas locales un proyecto para darle continuidad a un programa de talleres de oficio y alfabetización que se dictaron durante el año pasado en el norte de la ciudad. Las mujeres justifican su iniciativa por la cantidad de adolescentes de la comunidad emplazada en las inmediaciones de avenida Albert Sabin (ex dela Travesía) y Almafuerte que “se vuelcan a las drogas y el suicidio”. Sostienen que la problemática no está en la agenda del Ejecutivo.

Dos mujeres del barrio en el que habitan representantes de la etnia Qom, María Fleitas y Graciela Núñez, presentarán hoy a las 8.30 en el Hotel Plaza del Sol, ubicado en San Juan 1055, el Proyecto Mapic’Ala. La iniciativa promueve la formación e inserción laboral de los Qom a través de la articulación con empresas y organizaciones. Con este fin, hoy asistirán a la presentación un grupo de directivos de empresas interesadas en sumarse a esta iniciativa. Según informaron desde la organización, se buscará estimular nuevas actividades de contención que ayuden a disminuir los índices de deserción escolar y desocupación, dos grandes problemáticas que vive la comunidad Qom en Rosario.

Según indicaron desde la organización, durante 2011 hubo programas de formación e inclusión, talleres donde los jóvenes hicieron albañilería, panadería, pintura, ayudante pizzero. “Este año incorporamos ceramista y el Programa Yo Sí Puedo, destinado a la gente mayor que no sabe ni leer ni escribir. Hay muchos abuelos o padres que solo manejan su lengua original”, aportó a este medio, Graciela Núñez, maestra bilingüe que consiguió los aportes de cuadernos y material didáctico.

El proyecto, que lleva el nombre Qom del fruto del algarrobo, nació gracias al aporte del programa Andrés, iniciativa de una asociación civil que combate las adicciones. Más de 40 jóvenes entre 16 y 30 años participan de Mapic’Ala y el boca en boca hizo que integrantes de la comunidad Qom que viven en Rouillon y Seguí, los barrios Villa Banana, Los Pumitas, Bella Vista y en Granadero Baigorria, estén interesados en capacitarse en los distintos talleres.

María Fleitas, referente del barrio explicó a El Ciudadano que se realizó un seguimiento de cada chico aquejado por adicciones. “Se hacían charlas en las que participaron psiquiatras y psicólogos, que se mezclaron con nosotros sin que los chicos supieran que eran del Programa”, recordó la mujer. De acuerdo con Fleitas, en 2011, cuando comenzaron los talleres, el efecto sobre los chicos no se hizo esperar. “Muchos chicos que a la noche se quedaban haciendo lío, se iban a dormir temprano porque a la mañana tenían los talleres. Ya no se lo veía a la noche, entonces vimos que fue muy positivo, por eso este año retomamos”, relató.

Durante 2011 participaron de los programas de capacitación Sesa Select, Cámara Argentina dela Construcción, Gerencia de Empleo dela Municipalidadde Rosario, Sindicato de Obreros pasteleros, sandwicheros, heladeros, pizzeros y alfajoreros de Rosario, Uocra, Manuel Tiendas León, Programa Andrés y Tersuave, logrando formar profesionalmente a más 40 jóvenes.

Este año se abre la convocatoria a empresas e instituciones que quieran sumarse y colaborar con Mapic’Ala y contribuir al desarrollo autosustentable de la comunidad Qom.

Raíz del problema

De acuerdo a las referentes Qom, el origen de la iniciativa está relacionado a la cantidad de jóvenes del barrio que cayó en adicciones a las drogas. “Veíamos que muchos de esos chicos que no estaban ocupados, con mucho tiempo libre. Hubo una serie de suicidios consecutivos en el barrio que nos preocupó. Nos dijimos que teníamos que hacer algo, ocupar a esos jóvenes para que no seamos un número en el diario, no podíamos tapar este problema”, argumentó Núñez.

La mayor parte la comunidad Qom local proviene del sector más profundo de Chaco y Formosa. “La pobreza extrema de esas provincias fomenta una migración interna hacía nuestra ciudad, sobre todo los jóvenes en busca de trabajo. Mucha gente mayor se volvía porque no se sentía cómoda”, recordó la referente. Según las talleristas, durante esos años los niños venían a cartonear, no estudiaban y ahí surgían las adicciones. “Se veían madres jóvenes con sus hijitos pidiendo en la calle. Una realidad muy dura para el que recién llega. La idea es que los chicos Qom se inserten en la sociedad y que puedan salir afuera del barrio. Hay quienes no salen de aquí por timidez, por ser una cultura más introvertida. La barrera idiomática también influye”, agregó Núñez.

Salir y mezclarse

Para las talleristas existe un mito alrededor de las comunidades aborígenes. “Cuando la gente nos conoce sabe que somos igual que todos. Hay que romper con los prejuicios. Por ejemplo, el taller de pastelería se hace en el centro, donde los chicos deben tomar el colectivo, participan con otros que no son de su comunidad. Hay que romper esa barreras para poder salir de acá. Es cierto que a veces han salido y los han mirado mal, o les han dicho cosas agraviantes, los han discriminado. Entonces vuelven al barrio y no quieren salir. Les cuesta sentir el lugar como propio. Es un trabajo muy lento el que hacemos, pero da sus frutos”, reflexionó la mujer.

Desde adentro

Con 30 años, Fleitas, la responsable de los talleres de albañilería, nació en la pequeña localidad chaqueña de Las Palmas y llegó a Rosario cuando tenía dos años. Núñez, siendo una beba llegó de la localidad de Pampa del Indio y recordó: “Cuando iba a la escuela Nicasio Oroño, sobre Juan José Paso, era la única toba de todo el grado y sentí lo que es la discriminación”. “Teníamos que adaptarnos. Esa experiencia me dio herramientas para seguir adelante y continuar con los estudios. Nosotras nos criamos en Rosario de muy chicas y sabemos el idioma, pero a nuestros padres o abuelos hay que acompañarlos a hacer trámites o al médico”, graficó. De acuerdo a la mujer, es obligación de su generación volcar todo lo aprendido a los más jóvenes para que se superen y tengan las mismas posibilidades que cualquiera persona. “Si nostras pudimos, ellos también. Somos jóvenes que queremos una mejor calidad de vida y para eso hay que capacitarse. Queremos que nos conozcan desde ese lado, que hay ganas de trabajar”, confió Núñez.

Gracias a la iniciativa que comenzó el año pasado, muchos jóvenes trabajan enla Municipalidadde Rosario. En su mayoría, lo hacen el Jardín de los Niños.

Ambas mujeres aseguraron que algunos ya están trabajando por su propia cuenta, pueden salir afuera. “Hay varias empresas que nos apoyan, aportando materiales de estudio para la capacitaciones”, explicó Núñez.

 

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