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Londres suplica

Cameron, de rodillas por Escocia

El primer ministro británico, junto a líderes de la oposición, visitó distintas ciudades de ese país para tratar de convencer a los escoceses de que voten en contra de la independencia del Reino Unido en el referéndum del 18 de septiembre próximo.


El primer ministro David Cameron y los líderes de los otros partidos británicos desembarcaron ayer en Escocia para convencer a los habitantes de ese país de que voten por el “No” en el plebiscito del próximo 18 de septiembre, en el que decidirán si siguen perteneciendo al Reino Unido.

La visita de Cameron, del laborista y líder de la oposición Ed Miliband, y del liberal Nick Clegg fue anunciada anteayer de urgencia tan sólo dos días después de que, por primera vez, los independentistas aparecieran en cabeza en un sondeo realizado por el diario Sunday Times, que indica que los partidarios de la separación ganarían con un 51 por ciento, frente a un 49 por ciento de los contrarios a la secesión.

“Me rompería el corazón si esta familia de naciones que construimos, con la que hemos hecho cosas extraordinarias, si esta familia se rompe”, dijo Cameron en un discurso en Edimburgo.

“Como es una votación, quizás la gente piense que es un poco como una elección general en la que se puede decidir ahora algo y cinco años después otra cosa. Si estás harto de los conservadores, les das una patada”, dijo Cámeron. Y explicó: “Esto es totalmente diferente a unas elecciones generales. No es una decisión sobre los próximos cinco años, es una decisión sobre el próximo siglo”.

Previamente, en un artículo publicado por Cameron en el periódico Daily Mail, el político conservador había defendido la campaña llevada a cabo por el campo unionista –formado por los principales partidos británicos– al afirmar que fue clara sobre lo que está en juego, además de criticar la del primer ministro escocés Alex Salmond, por considerar que sólo ofrece interrogantes sobre el futuro de Escocia.

Por su parte, Miliband pidió a los escoceses, en un acto en Cumbernauld, cerca de Glasgow, que no tomen “una decisión irreversible”.

“Desde la mente, el corazón y el alma, voten para que el Reino Unido se mantenga unido”, imploró.

Para el laborista, una Escocia independiente podría caer “en una espiral de retroceso” con consecuencias negativas para los salarios y las condiciones laborales.

Por eso, abogó “con la cabeza, el corazón y el alma” por la unidad. “Porque pienso que juntos podemos alcanzar mucha más igualdad y una sociedad más justa que estando solos”, afirmó en Cumbernauld, al noreste de Glasgow.

En tanto, Clegg pronunció su discurso más al sur, en Selkirk, donde también hizo hincapié en la necesidad de mantener a Escocia dentro del Reino Unido.

Por el contrario, Salmond se mofó de la movilización de los tres adversarios. “La élite de Westminster está en un estado de pánico absoluto en un momento en que el suelo escocés se hunde bajo sus pies”, afirmó.

Según Salmond, que habló durante un acto en la capital ante seguidores de su Partido Nacionalista Escocés, la principal preocupación de los tres jefes partidarios “es mantener intactos sus puestos”.

“La amplitud de la campaña por el “Sí” está allí y todos la pueden ver, no se trata del Partido Nacionalista escocés o del Partido Verde. Se trata de una campaña que le compete a toda la sociedad escocesa”, afirmó el jefe del gobierno escocés.

Salmond sostuvo que la campaña “Sí Escocia” por la independencia “tiene como objetivo crear un Parlamento poderoso que pueda generar puestos de trabajo”.

Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con su propio gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo.

La nación era un estado soberano antes de la aprobación del Acta de Unión de 1707, cuando el Reino de Escocia se integró al Reino de Inglaterra para establecer el Reino Unido.

La reina Isabel no se mete

La reina Isabel II, quien tiene una residencia veraniega en Balmoral, Escocia, descartó categóricamente intervenir, tal y como se había sugerido desde filas conservadoras y laboristas.

“La imparcialidad constitucional de la soberana es un principio establecido de nuestra democracia y uno que la reina ha demostrado a lo largo de su reinado”, dijo un portavoz de la Casa Real.

“Cualquier sugerencia de que la reina desea influir en el resultado del actual referéndum es equivocada. Su Majestad es firme en su opinión de que este es un asunto de los escoceses”, se informó.

En tanto, Salmond reiteró que quieren que siga siendo la reina de los escoceses si gana la independencia: “Quiero a la reina de jefa de Estado, de reina de los escoceses, en una Escocia independiente”.

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