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Operativo

Caen dos bandas de ladrones


Dos bandas juntaron fuerzas y armaron la logística para dar al menos 8 golpes en lo que va del año en Rosario, Villa Gobernador Gálvez y San Nicolás. Con los asaltos a distribuidora de galletitas Tyna, Electricidad Centro y Accesaniga se alzaron con casi 2 millones de pesos. Los demás fueron escruches a viviendas. Por el norte, el jefe es Lichi, y en el suroeste son Chino y Veneno, un veterano de casi dos décadas en las crónicas policiales. Tenían más de una veintena de integrantes multifuncionales, conseguían autos para cambiarlos después de dar el golpe, contaban con uniformes policiales, de empresas de servicios, máscaras y armas. Después quedaba el objetivo de conseguir el dato certero –sobre la cantidad de plata y las alarmas–. Éste llegaba a través de confesiones de empleados infieles o disconformes. Así lo explicaron las fiscales de Investigación y Juicio, Valeria Haurigot y Cecilia Brindisi, quienes estuvieron a cargo de la investigación que terminó ayer con 33 allanamientos y 15 detenidos, entre los que se encuentran los cabecillas. “Podemos decir que en un 95 por ciento las bandas quedaron desarticuladas”, dijeron.

Las fiscales contaron que los procedimientos fueron simultáneos e incluyeron más de 250 uniformados de la Gendarmería Nacional, la Policía de Investigaciones (PDI) y Tropa de Operaciones Especiales (TOE).

La pesquisa de la Fiscalía se apoyó en la brigada de Inteligencia de la PDI. Después de tres meses lograron entrecruzar diferentes informaciones que surgieron de escuchas telefónicas, seguimientos y también información patrimonial, hicieron los allanamientos a casas particulares. Al jefe del norte, Hernán Ramón “Lichi” R., de 27 años, no lo tuvieron que buscar porque estaba en la Unidad Penal 11 de Piñero. Si bien no trascendieron las direcciones de los allanamientos, las fuentes indicaron que detuvieron a los otros dos líderes del sur: Luis Francisco “Chino” R., de 29 años, y Abel “Veneno” F., de 56. Además, cayó el hermano de Lichi, Gastón, de 28, y su mamá Mónica, de 47. También fueron apresados, aunque no especificaron sus responsabilidades: Luis Miguel C., Juan Carlos R., el nicoleño José Luis C., Ignacio Hernán T., Daniel Ceferino C. –con domiciliaria por el robo de retroexcavadoras–, Juan Carlos G., Pablo Emanuel C., Marcelo R., Jorge Alberto M. y Jorge W. Las fiscales adelantaron que las especificaciones de la causa se darán a conocer en la audiencia imputativa que creen se hará mañana en los Tribunales provinciales.

Los golpes

Si bien las investigadoras no brindaron las características de todos los asaltos y escruches que cometió la banda, hablaron de los más resonantes. Haurigot explicó que en el asalto a la distribuidora de Tyna se pudo detener al entregador.

El robo se cometió el pasado 26 de marzo, cuando seis hombres con armas largas entraron con dato certero al galpón de avenida Presidente Perón al 6900. Tras 15 minutos, la banda salió con los sacos que estaban listos para ser entregados al camión de caudales. En la esquina se enfrentaron a tiros con el Comando, pero no hubo heridos. Cuatro cuadras después abandonaron los vehículos y desaparecieron en una ambulancia. Los voceros judiciales indicaban que el botín pasó el millón de pesos.

El 4 de mayo, el turno fue para el tradicional local de “Electricidad Centro”, ubicado en Paraguay al 1000, a una cuadra de la comisaría 2ª. A las 7.45, el dueño entró por una puerta lateral para empezar su jornada laboral.

Tres asaltantes que habían sido madrugadores ya lo estaban esperando escondidos debajo de una escalera. Lo apuntaron, le hicieron desactivar las alarmas y lo obligaron a abrir la caja fuerte. A los minutos, el trío ya estaba en la calle con 250 mil pesos.

Dos semanas después, cuatro motociclistas se llevaron medio millón de Accesaniga, en Paraguay al 1300. Dos redujeron a los empleados a las 18.40, agarraron las sacas que esperaban al camión de caudales y para las 18.45 había desaparecido en dos motos de alta cilindrada.

Lichi

Desde que tenía 17 años, cuando fue acusado por un homicidio, el apodo de Hernán Ramón R. sonó con fuerza en diferentes episodios delictivos de la zona norte, muchas veces vinculado con su hermano Gastón, un año mayor. Allá por 2010 lo detuvieron por una saga que incluyó tiroteos con algunos heridos de arma de fuego y le achacaron el crimen de Miguel Ángel Funes, sucedido en diciembre de 2007 en Servellera al 3700, caso por el cual fue encausado su padre.

A principios de 2013 a los hermanos R. les achacaron atacar a tiros a una familia que vivía junto a un búnker, en su afán por balear a un grupo rival. La balacera dejó tres heridos y provocó que las víctimas se mudaran de provincia e ingresaran a un programa de protección de testigos nacional. Ambos cayeron en Victoria, Entre Ríos, en mayo de ese año, aunque no hubo pruebas para mantenerlos presos, ni a Lichi, ni a Gastón ni a su hermanastro Diego V., arrestado después, quien a la vez estaba acusado por dos asaltos. El episodio frente al búnker terminó con el desplazamiento de la cúpula de la subcomisaría 2ª por denuncias de connivencia con los hermanos R. Ya en 2015, Gastón fue detenido como parte de la banda que asaltó la céntrica joyería MG, de Maipú al 800, cuyo botín fue valuado en unos 10 millones de pesos, aunque gran parte de las joyas fue recuperada.

En julio pasado, Lichi fue sobreseído por un fiscal luego de que uniformados lo detuvieran y acusaran de dispararles cuando iba en un Volkswagen Bora por Bouchard y Servellera. El muchacho fue sobreseído tras denunciar que era común que lo detengan y le exijan dinero para dejarlo salir, ya que purgaba una condena en libertad condicional hasta agosto de 2017.

Uno balsero del Ludueña

A Veneno se lo vincula al conocido golpe en que balseros-boqueteros se hicieron con 515 mil pesos convertibles a dólares el 6 de octubre de 1995. Ese 6 de octubre llegaron por la madrugada al sótano y esperaron a que llegaran los empleados de la sucursal del Banco Provincial de Santa Fe de Génova y avenida Alberdi. Con los trabajadores como rehenes, redujeron a los custodios de un blindado frente a la cola de jubilados que aguardaban para cobrar y huyeron en un Renault 12 con las sacas.

En el reparto de roles, el juez atribuyó a Javier Hernández (el asaltante que bajo el alias de Sergio “Pata” Benedetti murió en septiembre de 1999 en la Masacre de Villa Ramallo), Veneno y un tercer hombre sindicado como el cerebro del golpe el hecho de ser quienes “metieron el caño” y, por lo tanto, se llevaron la mayor parte del botín. Pero los indicios sólo alcanzaron para imputar a Fernández por encubrimiento, mientras el supuesto líder del golpe recibió falta de mérito.

Como viejo cañero, su último paso por las crónicas policiales dio de qué hablar. Fue en noviembre de 2014 cuando tres hombres se metieron en la subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez, redujeron al custodio y lo rescataron. Veneno había sido detenido en septiembre pasado cuando se tiroteó con la Policía tras asaltar un consultorio odontológico en la localidad de Alvear. Los tres uniformados que estaban al momento de la fuga en la seccional quedaron acusados de facilitamiento culposo de evasión.

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