Un rosarino de 19 años fue detenido anteayer por la madrugada en la comuna de Villa Minetti, en el norte provincial, acusado de ingresar a la casa de un comerciante, encerrar a la familia en un baño y robarle –junto con dos cómplices– dinero y alhajas. El muchacho tuvo un paso veloz por los Tribunales provinciales de Rosario el año pasado, donde firmó un juicio abreviado a 3 años de cárcel en suspenso por robo, lesiones, extorsión, abuso de armas y amenazas ocurridas en una pelea barrial. Si se confirma esta nueva acusación, el joven ya no podrá escaparle a las rejas.
Villa Minetti es una comuna de 5.700 habitantes, que está 600 kilómetros al norte de Rosario y pertenece al departamento Nueve de Julio. Allí fue detenido el viernes, a eso de la 1.30, Miguel Antonio C., rosarino y de 19 años, junto con Alexis Yoel G., de 21 años, y Leandro Yamil P., de 20, dos muchachos oriundos de la ciudad de Tostado, ciudad ubicada a 80 kilómetros de Villa Minetti, dentro del mismo departamento. Los uniformados de la comisaría 2ª de la comuna los interceptaron luego de que un grupo de vecinos los alertara al escuchar gritos en una casa de calle Caseros, donde vive Ariel D., un conocido comerciante de la zona.
Según los uniformados del norte de la provincia, los dos tostadenses y el rosarino, momentos antes de su arresto, ingresaron a la vivienda de Ariel. Con un arma de fuego obligaron a todos los presentes a encerrarse en uno de los baños y se llevaron dinero en efectivo, alhajas y un televisor.
Al momento del arresto, los pesquisas encontraron entre las pertenencias de los sospechosos un revólver calibre 22 y joyas. Los tres quedaron a disposición de la Justicia, acusados de robo calificado y privación ilegítima de la libertad.
Mientras los medios norteños aseguran que los dos muchachos de Tostado son conocidos en la zona por estar vinculados con diferentes robos, el nombre de Miguel Antonio C. ya cuenta con un expediente con sentencia en los Tribunales provinciales locales.
El pasado 28 de septiembre Marcos Cella, su abogado defensor, presentó ante la jueza Marcela Canavesio un acuerdo al que había llegado con la fiscal Juliana González, para que Miguel y otro muchacho –Germán H.– no llegaran a juicio y se admitieran coautores del delito de lesiones leves, robo doblemente agravado por el uso de arma no hallada, cometido en poblado y banda, extorsión en grado de tentativa, violación de domicilio, abuso de armas y amenazas calificadas por el uso de arma de fuego en los que ambos estuvieron implicados en medio de una disputa territorial en barrio Stella Maris.
En el juicio abreviado los dos muchachos fueron condenados a 3 años de prisión en suspenso. Entre las cláusulas del acuerdo, la Justicia le exigía a Miguel Antonio que se mudara a Granadero Baigorria, que se pusiera a disposición de la Dirección de Asistencia Pos Penitenciaria y que se abstuviera de acercarse al lugar donde viven las víctimas de sus actos.
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