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Crisis verdeamarilla

Brasil vive el día definitorio de la posible destitución de Dilma

Hoy el Senado vota el impeachment contra Rousseff. El gobierno pidió a la Corte Suprema anular el procedimiento.


Llegó el día de la posible suspensión a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, una maniobra destituyente anunciada sin tapujos por opositores y ex aliados del gobierno, que aunque tenga un carácter legal sigue la saga de un golpe parlamentario. En un último intento por impedirlo, desde el oficialismo elevaron ayer un pedido ante la Corte Suprema para anular el procedimiento por una suma de irregularidades e intencionalidades manifiestas de los impulsores. En tanto, el vicepresidente, Michel Temer, ya se mide el traje para la asunción y prepara sus primeras medidas como nuevo jefe. El presidente de la cámara alta, Renán Calheiros, dijo que la votación comenzará a las 9 y que quiere terminarla el mismo día, aunque en teoría podría extenderse hasta la madrugada de mañana.

El Senado brasileño tiene en sus manos una decisión de alta tensión política. Los 81 representantes de los estados deben votar si suspenden de su cargo por seis meses a la primera presidenta mujer del país y así dar paso a un gobierno de un vicepresidente que se transformó en opositor: Michel Temer. El polémico líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) no ha disimulado su vocación de apoderarse de la poltrona presidencial. Y desde hace semanas habla como mandatario. Incluso adelantó que el próximo fin de semana dará a conocer su flamante gabinete.

Los simpatizantes de Rousseff  se encienden como brasas y no cesan de acusarlo de “golpista”. Ayer, se multiplicaban las protestas en su contra con piquetes en rutas y avenidas en las principales ciudades de Brasil.

Por su lado, la Abogacía General de la Unión (AGU), que defiende a la mandataria, tiró su carta final ante la Corte Suprema al asegurar que el proceso contra la mandataria debe ser anulado porque el ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, apartado de su cargo por la Justicia ante sospechas de corrupción, sólo aceptó abrirle un juicio de destitución por “venganza” personal.

La AGU recuerda que Cunha, suspendido la semana pasada por obstruir investigaciones en su contra en el megafraude a Petrobras, dio luz verde a la solicitud luego de que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) decidiera apoyar una investigación que le inició la cámara baja por faltas éticas en diciembre pasado.

Acusadores bajo sospecha

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, también saltó en defensa de Rousseff tras reunirse con ella el miércoles en Brasilia, y cuestionó la legitimidad del impeachment porque es impulsado por varios legisladores investigados o acusados de  corrupción.

Hay un “porcentaje alto de diputados y senadores que podrían estar involucrados o indagados o acusados en temas de corrupción. Eso definitivamente genera un problema estructural de cinismo en cuanto a las decisiones que hay que tomar sobre el impeachment”, dijo Almagro en un audio colgado en su cuenta Twitter.

Un estudio de la ONG Transparencia Brasil reveló que 61 por ciento de los 81 miembros del Senado han sido condenados o acusados de delitos en algún momento.

El jefe de la OEA también sostuvo que las causas invocadas para el impeachment generan “incertidumbre política” y dijo que pedirá la “opinión consultiva” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos al respecto.

La polémica imputación

Rousseff, de 68 años, no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción; es acusada de cometer un “crimen de responsabilidad” por ocultar déficits del presupuesto con préstamos de bancos estatales durante su campaña a la reelección y en los primeros meses de su segundo mandato, maniobras fiscales comunes que no conllevan delito y que han sido realizadas en todas las gestiones anteriores, según asegura la presidenta.

Las cartas están echadas

Sondeos y analistas coinciden en que ya hay votos más que suficientes para iniciar el juicio político. Son necesarios 41 votos de un total de 81 senadores para que Rousseff abandone el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, y aguarde la sentencia final en la residencia oficial.

Temer asumiría el poder de forma interina. Y si Rousseff es finalmente destituida, con los votos de dos tercios del Senado, Temer finalizaría su mandato en 2018.

Maranhao pateó el tablero, pero luego se echó atrás

El presidente interino de la Cámara de Diputados de Brasil, Valdir Maranhao, quien anteayer había anulado “por prejuzgamiento” y “falta de legítimo derecho a la defensa” la votación de hace tres semanas en la cámara baja contra Dilma Rousseff, al final apoyó ayer que siga el proceso de destitución. Según O Globo, ese brusco cambio obedeció a que su formación, el conservador Partido Progresista (PP), amenazó con expulsarlo. Maranhao, quien asumió en reemplazo de Eduardo Cunha, había anulado la sesión en la que el pleno de la cámara baja aprobó la apertura del juicio político contra Rousseff y anunció que convocaría una nueva votación, con lo que produjo un terremoto político y jurídico que duró solo algunas horas.

“Sigo con la frente alta para denunciar este proceso”

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó ayer: “Jamás pasó por mi cabeza renunciar. La renuncia pasa por la cabeza de ellos, no por la mía. Soy una figura incómoda y sigo con la frente alta para denunciar que este proceso es una enorme injusticia, un golpe”. Lo dijo en la Cuarta Conferencia Nacional de las Mujeres, en Brasilia.

En el que pudo haber sido el último acto público de su mandato, Rousseff animó a las miles de asistentes a la conferencia a “luchar”, porque Brasil “también está cansado de los desleales, los traidores y los golpistas”.

“Es un momento muy importante y decisivo para la democracia brasileña” y también para “la historia de este país, que dirá cuánto de violencia contra la mujer y de prejuicio ha habido en todo este proceso ilegal”, sostuvo la jefa de Estado, luchadora en su juventud contra la dictadura militar.

Según Rousseff, “uno de los componentes de este proceso ha tenido siempre base en el hecho de que sea la primera presidenta electa por el voto popular” en el país, pero “sepan que una parte de mi capacidad de resistir viene del hecho de ser mujer”, añadió. Las mujeres le manifestaron su respaldo con aplausos y con las consignas que se han convertido en el emblema de los últimos días: “No habrá golpe”.

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