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Agua al cuello

Bosques: ancla en Rosario el mayor buque de Greenpeace

El rompehielos “Esperanza” arriba mañana y desde el lunes podrá visitarse, como parte de la campaña contra los desmontes. Desde la ONG explicaron que buscan generar conciencia acerca de la deforestación y su relación con las inundaciones.


La nave rompehielos “Esperanza”, el mayor buque de Greenpeace, llegará mañana a Rosario y desde el lunes 11 al miércoles 13 podrá visitarse en el muelle de la Estación Fluvial de 10 a 18. El arribo a la ciudad de la nave de la ONG internacional que brega por la conservación ambiental se da en el marco de una serie de visitas a distintas localidades del país con el objetivo de denunciar que la Argentina se encuentra entre las diez naciones que más destruyeron bosques en los últimos 25 años, lo que representa, según explicó el integrante de la organización Hernán Giardini, “una clara violación” a la ley 26.331 que prohíbe la deforestación”. La norma fue sancionada en 2007 y promulgada por el Ejecutivo dos años más tarde. Santa Fe se comprometió de inmediato a través del decreto 42/2009 del entonces gobernador Hermes Binner que disponía la puesta en marcha de la primera etapa, el “ordenamiento territorial de bosques nativos”; y en noviembre de 2013 a través de laLegislatura que aprobó la ley 13.372 de adhesión a la normativa nacional, que desde entonces rige en todo su alcance en territorio provincial.

“El barco viene a difundir una situación de gravedad”, aseguró Giardini, quien especificó, además, que “desde 1990 hasta 2015 en Argentina se deforestaron más de siete millones y medio de hectáreas –exactamente 7.600.000–. Según el ambientalista  y actual coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace Argentina esa cifra es prácticamente similar a la superficie que tiene la provincia Entre Ríos y al tamaño de toda Escocia. “Es como si en poco más de dos décadas se perdiera una provincia completa”, agregó.

Santa Fe no se cuenta actualmente entre los territorios más conflictivos –entre 1872 y 1966 la británica La Forestal desmontó todo el norte de la provincia– por lo menos al nivel de las provincias de Salta, Santiago del Estero o Formosa en donde, justamente, se produjo el 80 por ciento de la deforestación total del país en el último año. “Estamos hablando nada menos que de 600 mil hectáreas”, señaló Giardini. No obstante, explicó que el 20 por ciento restante se dio en el norte de Santa Fe, Córdoba y Misiones, entre otros lugares del país.

Por ganado y soja

Uno de los principales fines de la deforestación es para liberar tierras en donde se desarrollen actividades como ganadería o siembra de soja. Sobre esos puntos, el referente de Greenpeace remarcó que antes la cría de ganado era característica de la región Pampeana pero luego fue migrando  hacia el norte del país: “En provincias como Salta, Formosa o Chaco, la hectárea es mucho más barata y eso es de interés clave para los terratenientes que no miden el daño ambiental que producen al violar la ley de Bosques”, remarcó Giardini.

Entre los daños que se producen por la tala indiscriminada de árboles, Giardini enumeró “la pérdida de biodiversidad –ya que los bosques concentran la mitad de la biodiversidad del ecosistema–, el cambio climático, puesto que la deforestación contribuye en un 20 por ciento al calentamiento global y también las inundaciones”. Respecto del último punto el ambientalista sostuvo que, si bien existe una mezcla de factores que hacen que se produzcan anegamientos –como los que en los últimos días dejaron bajo agua campos y poblaciones del sur y centro de Santa Fe como María Susana– entre ellos el fenómeno El Niño, los desmontes son un factor decisivo.

“Hubo una pérdida de bosques tan grande que hizo que se eliminaran los árboles, que funcionan como paraguas frente a las crecidas, y que cada vez haya menos absorción de suelo debido a las hectáreas que son destinadas a la siembra de soja”, marcó.

“Justamente la provincia de Entre Ríos fue una de las que más deforestó en los últimos años y hoy es una de las más afectadas por las inundaciones”, enfatizó Giardini.

Según señaló el activista, la visita a Rosario del rompehielos “Esperanza”, se enmarca en la campaña “para que la gente tome conciencia acerca de los daños de la deforestación y que actúe en consecuencia”. Uno de los caminos para ello es que “no se quede con la simple lamentación de que cortaron un árbol, sino que se comprometa e involucre con la causa”.

El integrante de la ONG internacional aseguró que en la Argentina no hay “castigos reales” para aquel que viole la ley de Bosques. “Muchas veces los privados deforestan con la complicidad de sus respectivos gobiernos provinciales, pero cuando no lo logran usan por su cuenta las máquinas topadoras y luego solamente pagan una multa irrisoria”, denunció.

“En otros lugares del mundo –subrayó Giardini– se va preso por deforestar. Lo que buscamos es que nuestro país se acomode a nivel legislativo y que el que infrinja la norma sea castigado penalmente”.

“Será largo el camino para este cambio de dogma respecto de la ley de Bosques, pero es importante que la sociedad nos acompañe, ya que la mejor manera de que se cumpla la ley es que todos tomen conciencia sobre la magnitud de estas cuestiones”, finalizó.

Los árboles, un factor clave contra inundaciones

Para Erik Zimmermann, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario, las inundaciones suelen estar relacionadas con la ausencia de vegetación, por lo cual la deforestación constituye un factor clave en la absorción de suelos.

Si bien el experto aclaró que la actual crecida del Paraná se vincula al fenómeno El Niño, explicó que en otros lugares como la cuenca del Ludueña o determinadas zonas de las provincias de San Luis o Santiago del Estero, sí han sido afectadas por la tala indiscriminada de árboles. “Los sitios en donde hay matorrales, gramillas o cualquier tipo de vegetación cuentan con una serie de capas que se interponen a la lluvia y cuando se deforesta, esa capa se elimina”, señaló. En este sentido, indicó que la transpiración (mecanismo de autodefensa de los vegetales por el cual absorben agua por sus raíces y humedecen sus hojas en épocas de mucho calor), hace que los suelos tengan más absorción.  “Lo venimos comprobando en la cuenca del Ludueña: en los últimos años hubo un claro cambio del uso de suelo, lo que afectó la absorción”.

Una gran “Esperanza”

El rompehielos “Esperanza” fue comprado por Greanpeace en 2000. Anteriormente perteneció a la flota del gobierno ruso, era usado como nave contra incendios y por entonces su nombre era “Eco Fighter”. La embarcación tiene 72 metros de eslora (largo), 4,7 metros de calado, más de 14 metros de manga (ancho), alcanza una velocidad máxima de 16 nudos (unos 29,6 kilómetros por hora aproximadamente) y puede trasladar hasta 2 mil toneladas.

Según datos técnicos aportados desde la ONG internacional, el navío es ideal para sondear zonas polares, donde el agua es más densa. Cuenta también con un helipuerto y puede trasladar hasta 38 personas. “Esperanza” fue construido en Polonia en 1984.

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