Ciudad

CANDIDATAS Y CANDIDATOS

Biaggiotti: “La escuela hoy es la contracultura de la cultura de la muerte del narcotráfico”

El precandidato a concejal por el espacio encabezado por Marcelo Lewandowski señaló que su prioridad será la educación pública y garantizar que el municipio “salde la deuda con las escuelas”. También apuntó a mejorar el transporte urbano de pasajeros y la infraestructura en barrios periféricos


Osvaldo Biaggiotti se acercó a la política en la escuela secundaria, inspirado en sus profesores de historia. Su familia tenía prejuicios contra el peronismo, pero él eligió el camino de lo nacional y popular. Hoy es delegado Regional de Educación de la Región VI del Ministerio de Educación de Santa Fe y precandidato a concejal por la lista “Elijo Rosario”, el espacio encabezado por Marcelo Lewandowski. En diálogo con El Ciudadano, Biaggiotti señaló que en caso de ser electo, su prioridad será la educación pública y garantizar que el municipio “salde la deuda con las escuelas”. También apuntó a mejorar el transporte urbano de pasajeros, y la infraestructura y accesibilidad de los barrios periféricos de la ciudad. 

-¿Cómo te acercaste a la política? 

-En la escuela secundaria. Iba al San José y a partir de algunos profesores de historia me surgió interés. Pese a que mi familia era más bien gorila, empecé a participar de algunos espacios del peronismo en mi adolescencia y, a partir de ahí, fui desplegando la vocación, siempre sosteniendo algún ámbito de militancia con mi carrera profesional y académica. 

-¿Qué dijo tu familia “más bien gorila” cuando te acercaste al periodismo?

-No hubo ningún problema porque era un antiperonismo más bien pasivo, de cierto prejuicio, pero distante de la militancia política. Aunque vieran con cierta extrañeza que yo eligiera la línea de lo nacional y popular, celebraron que me involucrara en lo comunitario.

-¿Qué fue lo que sedujo de lo nacional y popular?

-Lo histórico en primer término. El comprobar en las lecturas, en las clases y en los diálogos de los primeros ámbitos de militancia en los que participé que el fenómeno del peronismo en Argentina le daba una configuración al pueblo como quizás ningún otro en América Latina. Aunque quizás no lo tenía tan construido y racionalizado en mi adolescencia, ya antes de los 20 años comprendí que el camino del peronismo, de lo nacional y popular era el espacio de compromiso comunitario que me sentía llamado a asumir. En los 90, que fue una época muy dilemática para todo militante del campo nacional y popular, ver que había que replantear comunitariamente unas cuantas cosas y recobrar ciertas esencias del peronismo que se estaban perdiendo con el menemato de por medio. Fue un desafío hacia atrás y hacia adelante.

-¿Cómo ves el peronismo en la actualidad?

-Está en un momento de transición, de renovación dirigencial, de recambio generacional y de gran riqueza en términos de debate ideológico. No hay que asustarse, ni espantarse, ni caer en salida fatalistas o apocalípticas respecto a un momento que, como en los 90, genera ciertos dilemas y ciertas discusiones ideológicas del interior del peronismo en toda su amplitud, tal como por ejemplo, la determinación de la fórmula presencial. Estamos viviendo un debate que hay que asumirlo como tal, con la exuberancia y la riqueza que implica en cuanto a posicionamientos diversos, pero me parece que el peronismo tiene que ser fiel a su historia en términos de lograr hacer algún tipo de síntesis, alojar a todos desde las posturas más precipitas o más puristas a las más pragmáticas y, en algún punto, sin renunciar a los valores y a la doctrina saber hacer síntesis. Ése es el desafío del movimiento hoy en día. 

¿Creés que se logró?

-Creo que estamos en proceso de lograrlo.

-¿Qué expectativas tenés para estas elecciones?

-Para mi candidatura en particular tenemos muy buenas expectativas porque somos el espacio de Marcelo Lewandowski en el Concejo y queremos llevar su impronta política. Es un espacio que se ha consolidado durante años y tiene un modo particular de construir, de tejer vínculos, de establecer prioridades, de acercarse a la gente. Confiamos mucho en esa impronta y estamos seguros de que Marcelo es un gran candidato y, por carácter transitivo, confiamos en nuestra construcción política y electoral en la ciudad. 

A nivel provincial, apostamos a que Marcelo pueda ser una instancia de consolidación de lo que se viene haciendo bien a nivel provincial y de asumir desafíos en cuanto a cosas pendientes y que haya que mejorar. A nivel nacional, es un escenario complejo pero creo que el peronismo tiene que poner en valor una serie de rumbos que se han tomado después de la pandemia y que es preciso afianzar y profundizar: la industrialización, el empleo de calidad, la puesta en valor de la inversión pública en educación, en vivienda, en obra pública y, con altibajos, el camino de recuperación del poder adquisitivo del salario. Estamos convencidos que un triunfo de la derecha sería retroceder a los caminos inversos que se tomaron en la gestión de Mauricio Macri. Con un terreno muy complejo como fue la pandemia, hay un cambio de rumbo que es preciso consolidar y profundizar.

-¿Qué pensás de los discursos de la antipolitica?

-Comprendo el posicionamiento antipolítica de vecinos, vecinas y ciudadanos que se han visto vulnerados en sus derechos durante décadas, sobre todo de los más postergados. Me cuesta más justificar o comprender el posicionamiento antipolítico de quienes nos podemos considerar privilegiados. Noto en gente con recursos materiales y simbólicos suficientes como para una postura más reflexiva, cierta pereza mental en adoptar una posición de antipolítica generalizada y sin atenuantes. Profundizar esa línea de la antipolítica sería el principio del fin de la comunidad organizada, de los proyectos colectivos, de un sentido de lo público y de lo común que nos permita proyectarnos como pueblo.

Por supuesto que hay mucho pendiente para lograr una comunidad organizada o una proyección comunitaria con sentido nacional y popular, pero el camino es más y mejor política. La antipolítica no puede depararnos nada bueno. 

-¿Cuáles considerás que son las problemáticas más complejas que tiene Rosario y qué se puede hacer desde una banca en el Concejo?

Rosario vive una degradación progresiva en todos los aspectos de la vida en común. Y desde el Concejo se puede hacer mucho, no sólo desde la función específica del legislador local que es la sanción de ordenanzas, sino desde la gestión ejecutiva del concejal que tiene que ser un mediador entre las necesidades de la gente y las áreas de la administración pública municipal y provincial. Bajo esa impronta de acción del concejal proponemos abordar múltiples problemas de la ciudad, tal como los entornos urbanos deficitarios, la gestión de la basura, el transporte, la seguridad. Hay mucho por la seguridad que se puede hacer desde el Estado de proximidad y no esperar que el Estado provincial, por el solo hecho de ser el titular de la fuerza de Seguridad, asuma el ciento por ciento de la responsabilidad.

Lo mismo con la educación. Si bien el sistema educativo es administrado y sostenido fundamentalmente por el Estado provincial, creemos que hay mucho que se puede hacer. La Municipalidad de Rosario le debe mil millones de pesos al Fondo de Asistencia Educativa (FAE), por ejemplo, y estamos convencidos de que las escuelas públicas de Rosario podrían estar mucho mejor si el municipio cumpliera con su deuda para el futuro de los chicos y tantas otras cuestiones que tienen que ver con derechos de niños, niñas y adolescencias. 

-¿Qué análisis hacés de la situación de las escuelas en torno a la violencia y a las problemáticas de infraestructura? 

-El tema de la violencia es una cuestión inédita que no tiene precedente. Desde el Ministerio no contábamos con que íbamos a tener que gestionar y acompañar situaciones como las que se están viviendo. Es parte del fenómeno de la violencia urbana en Rosario y se hace lo que se puede, acompañando y previniendo. 

En cuanto a la infraestructura, desde provincia se ha avanzado muchísimo, por ejemplo, estamos con poco más de una decena de escuelas que se encaminan hacia el saneamiento integral de las instalaciones de gas. Es histórico. Hasta el invierno pasado estábamos en torno a una centena de escuelas en Rosario sin la calefacción o la producción de gas adecuada para los comedores. Hoy eso se ha revertido. En el último verano, que fue también inédito, empezamos con un proceso progresivo de instalación de aires acondicionados porque llegó el momento de asumir que si hay aire acondicionado en cualquier repartición pública o en cualquier ámbito privado tiene que haber aire acondicionado en las escuelas. 

Si vamos a Soldini, Ybarlucea o Funes nos encontramos con escuelas impecables que nada tienen que envidiarle a una privada élite de Rosario porque hay una intervención del Estado municipal o comunal, que en Rosario no. Hay un FAE desfinanciado que, pese a la buena gestión, no alcanza para el sostenimiento. Esas cuestiones de la rutina de mantenimiento de los edificios escolares le corresponden al FAE. Desde el Concejo estamos dispuestos a mover cielo y tierra para que la Municipalidad salde esa deuda y ese dinero, tanto del FAE como del Fondo de Financiamiento Educativo, llegue como corresponde a las escuelas públicas de la ciudad.

-En cuanto a la violencia en las escuelas, ¿cómo es el acompañamiento que vienen ejerciendo?

-Por un lado, se trabaja desde lo preventivo, por ejemplo, hemos articulado con Ministerio de Justicia, Gobierno y Derechos Humanos, concretamente el área de acceso a la Justicia, programas de acompañamiento, resolución alternativa de situaciones de violencia, conflictos, etcétera. Con Aprecod todo lo vinculado al consumo problemático. Con los equipos socioeducativos interdisciplinarios, líneas de acompañamiento pedagógico didáctico que tienen que ver con la pedagogía del cuidado, de la ternura, valores contraculturales que la escuela implica. 

La escuela hoy es la contracultura de la cultura de la muerte del narcotráfico, del narcomenudeo, de la violencia, de la ley del más fuerte que, lamentablemente, se impuso en los barrios periféricos de Rosario. La escuela es la cultura del cuidado del otro, la empatía, la solidaridad, el aprendizaje, el encuentro, el juego, de modo que venimos reforzando todo esto.

Después están las medidas cuando nos toca reaccionar al hecho consumado, a la escuela baleada, a la escuela amenazada. Escuchar, acompañar a los trabajadores de la educación, docentes y asistentes escolares que se ven afectados en su subjetividad. Acompañamos a los docentes con el área de Bienestar docente, a los chicos tratando de poner en palabras lo que ocurrió con el socio educativo, con los supervisores, y con el propio equipo docente. En articulación con el Ministerio de Seguridad vamos y escuchamos qué es lo que se pide. A veces, se pide el patrullero pero la propia comunidad comprende que no es cuestión de más o menos patrulleros o más o menos gendarmes. Por supuesto que la presencia preventiva ayuda, pero es uno más de un montón de variables para un tema complejo. No hay soluciones simples ni mágicas para temas complejos. Hay que pensar en redes de resistencia barrial contra la violencia y contra la criminalidad. Esas redes están con la escuela en el centro y una cantidad de satélites alrededor que son el club, la vecinal, la Biblioteca Popular, la ONG. Apuntamos al refuerzo, al empoderamiento de esas redes para que puedan disponerse a transformar la realidad. 

Pese a lo que a veces trasciende, hay experiencias riquísimas de comunidades que pueden haber tenido o no algún hecho concreto de una balacera o de una amenaza, pero que se sobreponen o trabajan preventivamente en contra de ese embate de una manera muy efectiva. De casi 400 escuelas que hay en la ciudad no llegan a diez las que han recibido balaceras. No quiero soslayar lo que implica ser atacado por un tira tiros en una madrugada, pero hay también una cantidad de experiencias un tanto invisibilizadas que son la contracara de esto pavoroso que nos está ocurriendo. 

-En caso de ganar como concejal, ¿qué es lo primero que harías?

-Lo primero va a ser la educación pública. Pelear para que la Municipalidad salde la deuda en términos de FAE y de fondos de la Ley de Financiamiento Educativo para que ese dinero llegue a la educación pública. 

Hay otras cuestiones que no pueden esperar. El tema de la eficacia del transporte urbano de pasajeros, la frecuencia y la calidad del servicio. Hay lugares de la ciudad que no pueden seguir como están con carencia absoluta de servicios, basural a cielo abierto, calles anegadas durante meses, y una ausencia absoluta del Estado municipal. Hay que hacer una suerte de censo de lugares absolutamente postergados de la periferia rosarina y un abordaje integral a largo plazo para atender a una dignidad básica: terminar con los basurales, abrir algunas calles, asegurar un mínimo de iluminación y de estándares de servicio público que devuelvan un nivel mínimo de dignidad y bienestar a los vecinos de ese lugar. 

Comentarios