Recién empieza a desandarse el camino del certamen rosarino de primera A y sería tan apresurado como arriesgado empezar a hablar de elencos que apuntan para pelear por el título. Es que más allá de apellidos, presupuestos y aspiraciones, hay que agudizar el raciocinio y entender que mucho agua pasará bajo el puente, que hay que mostrar la jerarquía en la cancha y que el libro de pases (para ir y para venir) siempre toma un rol protagónico a mediados de año.
Por eso el Unión-Alumni de la noche del domingo por la segunda fecha debe analizarse con lo ocurrido en el rectángulo y nada más. Poco importa el antes y el después.
Y en el parquet de Echesortu se vio a dos elencos diferentes que querían lo mismo y que, a su manera, buscaron la victoria y la punta. Y los dos estuvieron cerca de lograrlo.
Alumni fue el que tuvo el control del marcador durante la mayor parte del juego, apoyado en el inicio en el gol externo y algunas penetraciones, pero siempre fallando en el intento de despegarse definitivamente en el tablero.
Es que Unión es un elenco incómodo, poblado de perimetrales que lucen anárquicos y desprolijos, pero que siempre están ensimismados en su juego y no salen (o lo sienten así) del libreto. A esta altura parece ser una forma de vivir el básquet. Gustos al margen, con velocidad, rompimiento de uno contra uno y triples a la carrera, cada vez que el Alazán sacaba buena ventaja, Unión la remaba y le hacía señas por el espejo retrovisor: “Aquí estamos, allá vamos”.
Como en el segundo cuarto cuando el poder interno de Topino y Manuel García fue mucho para la defensa “local”, pero respondió con Brusa. O como en el tercero, cuando con una racha de contras de Ghione y Amiano pusieron el partido empatado.
En incluso tras el arranque 9 a 0 a puro Madrid en el segmento final. Porque allí el Alazán creyó que lo controlaba y eligió tozudamente mal sus opciones de ataque contra defensa individual o zona y le abrió espacio para a la contra a los de Aguilar. Y se sabe, corriendo Unión es letal. Imprevisible pero letal. Y el juego quedó a un punto con segundos por jugar, aunque ni uno ni otro pudo modificar el tanteador final y se cerró en 69 a 68. Fue un intenso duelo que le sirvió a los dos para saber dónde están parados y qué tienen que mejorar o aprovechar.
Síntesis:
Unión y Progreso 68: Juan Brusa 10, Nicolás Ghione 17, Gastón Amiano 19, Leandro Mugas 2, Alejo Bollini 2 (fi), José Lacorazza 6, Walter Velásquez 4, Emmanuel Calamari 8. DT: Román Aguilar.
Alumni 69: Jorge Toñanes 10, Eloy Madrid 24, Julián Muia 3, Andrés Aran 3, Brandon Gargicevich 2 (fi), Eduardo Ciurleo 0, Martín Abratte 0, Martín Bisaro 5, Franco Baccalá 2, Manuel García 6, Erick Topino 14. DT: Gustavo Móndolo.
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