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Básquet: el Verde gritó campeón

Por David Ferrara / Desde Corrientes.- En una final apasionante, Estudiantes de Concordia derrotó a San Martín de Corrientes 78-77 y ascendió a la Liga Nacional.


No merecía un final así la mejor definición de los últimos años en el Torneo Nacional de Ascenso. Los golpes, las agresiones, la imposibilidad de un festejo digno y merecido para Estudiantes de Concordia afea una competencia que por estos días está luchando por dejar bien sentada su seriedad y su continuidad con bases sólidas. No merecía este final la final, y es más que un juego de palabras. En lo deportivo San Martín Corrientes y Estudiantes de Concordia dieron una serie tan pareja como estudiada y trabajada, con duelos de estilos a cuesta y con un candidato asumiendo la presión y un aspirante que no sólo estuvo a la altura sino que dio vuelta la eliminatoria con tres victorias consecutivas y una labor estratégica imponente para emparejar el mayor talento y personal de su rival. Sólo algo sobró, el duelo extradeportivo, las discusiones en voz baja, el rumor extrapartido, y las chicanas de ida y vuelta que fueron calentando un ambiente que de por sí no lo necesitaba.

Fue 78 a 77 para Estudiantes como visitante en Corrientes para el 3 a 2 con una labor descomunal de Eduardo Gamboa (26 puntos y 4 asistencias), un trabajo firme de Lee Roberts (14 y 13 rebotes), la conducción de Orresta (12) y el aporte defensivo de Pablo Moya (9, 6 rebotes y 3 tapas).

En San Martín lució el rosarino Ramiro Iglesias (9 puntos y 7 asistencias) y el goleo lo encabezaron Patricio Rodríguez (19) e Iván Basualdo (16). En el equipo de Pablo D’Angelo, marcó 9 tantos el otro rosarino, Agustín Carnovale.

Tras un inicio de gol a gol, con la tónica de los duelos anteriores y las defensas combinadas como estrategia de Estudiantes, San Martín cambió el duelo con el ingreso de Carnovale y pudo correr de la mano de Iglesias, lo que le permitió disfrutar de un buen segundo cuarto, sumado a un Roberts no tan productivo y cargado de faltas. Sin embargo, a la visita se le abrió el aro de larga distancia y supo cerrar el período con inteligencia para quedar a tiro en el marcador.

Ya con la paridad otra vez en el lomo, los minutos corriendo y los nervios creciendo, cada pelota cobró un valor supremo y la balanza le dio el visto bueno a unos y otros de a ratos en un estadio que explotaba de fervor y tensión.

Era para Estudiantes con Roberts, era para San Martín de la mano de Carnovale, no era para ninguno por los errores. Pero en el momento clave, en el que las finales se ganan o se pierden, fue Estudiantes el que maximizó las ofensivas, el que fue más prolijo con la pelota y el que se equivocó menos. Perdió el gran candidato después de estar 2 a 0 arriba en la serie. Ganó un buen equipo que no tenía tanta chapa pero que hizo mucho por lograr su objetivo en una categoría en la que nadie es imbatible. Y llegó, retornó tras largos años a la Liga A. Y después llegó la violencia contra los jugadores de Estudiantes y lo que nadie quería, pero que lamentablemente es producto de dos semanas en las que el clima se recalentó. Habrá que entender que ganar o perder es el día a día del deporte, y que hubo dos equipos que regalaron una gran final, pero que esta vez le tocó a Estudiantes.

San Martín, que perdió en una semana la misma cantidad de partidos que en toda la temporada, irá ahora por otra chance desde mañana en el repechaje ante Quilmes de Mar del Plata. Es otra serie que promete. Ojalá se pueda hablar y escribir de partidos tan emocionantes como los vividos en la final. Y nada más.

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