Atalaya vivió una noche que recordará por siempre. Fue su primer título del Top 4 y una de las alegrías que quedarán marcadas en toda la historia de la institución. El Azul jugó un partido enorme en la final del torneo de mitad de temporada de la Rosarina y se dio el lujo de festejar justamente frente a Sportsmen Unidos, su rival de toda la vida.
Fue además una noche feliz para todo el básquet de Rosario, porque tras los incidentes y la prohibición del ingreso de público el clásico se volvió a jugar con espectadores y terminó en paz. Sólo con una escaramuza aislada.
En lo estrictamente basquetbolístico, Atalaya fue muy inteligente para no entrar en el juego que proponía Sportsmen Unidos. Tuvo claridad para salir de la presión, agilidad para correr en las tres calles del ataque y precisión para definir, sobre todo en el ataque fijo con Noguerol y Mir. Y gracias a la lectura del base Belloumini.
En defensa el Azul llegó siempre a todos los cambios y fue edificando una diferencia que mantuvo durante casi 30 minutos.
Pero allí llegó la reacción de Sportsmen. Fiel a su estilo y a pura pimienta, el equipo de Cristian Le Bihan generó un sofocón en el Azul y pasó al frente en el marcador.
Allí estuvo otra vez el mérito de Atalaya para reencauzar el juego, retomar la ventaja y liquidarlo en la línea de libres. Después llegó la alegría, el festejo, el corte de red y un digno final para un Top 4 que le devolvió algo de paz al básquet de la ciudad, que demostró que si se trabaja de forma mancomunada y organizada se pueden llevar a cabo espectáculos interesantes y que acérrimos adversarios pueden medirse y que todo quede estrictamente en el rectángulo de juego.
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