Espectáculos

Babasónicos: claroscuro de rock psicoldélico

El sábado pasado, los Babasónicos presentaron “A propósito” en Salón Metropolitano, donde interpeló a la potencia, energía y desfachatez que lo caracteriza a un público que, pese a los estímulos, mantuvo su quietud.

Por Daniela Barreiro /Fotos de Leonardo Vincenti

 

Potentes guitarras, sintetizadores, mucha distorsión, luces y la fuerza y sensualidad que lo caracteriza fue lo que Babasónicos mostró el sábado pasado en el recital que brindó en el Salón Metropolitano con motivo de la presentación oficial de su último disco de estudio, A propósito. El enérgico show en el que la banda de Lanús tocó un total de 30 temas (bises incluidos), y repasó todos los hits de sus 20 años de carrera, no encontró el esperado correlato en el público (poco más de 2 mil personas) que se movió como en una discoteca, yendo a las barras por bebidas o bailando sin abandonar su lugar ni despegar los pies del suelo.

En el comienzo, de entre la oscuridad, asomaban las caras de los músicos que reflejaban la poca luz que aún había en el escenario, y Diego Tuñón hacía sonar su teclado al tiempo que ponía en marcha los sintetizadores y proponía una noche a puro rock psicodélico en la que la premisa era “bailar y saltar”. Las luces comenzaron a subir y la voz del líder de la banda, Adrián Dárgelos, comenzaba a escucharse, aunque aún no aparecía en escena. De repente, se asomó de entre los músicos y vestido de “Fauno”, con los cuernos característicos del mitológico personaje que duraron pocos minutos en su cabeza, dio el puntapié inicial a la noche, de la mano de “Flora y fauno”, el tema que también abre el nuevo disco.

Fue así que A propósito hizo su debut local en una noche que continuó con una estética pop con luces rosas que encandilaban al ritmo de “En privado”, otro de los temas que hizo su debut, para luego dar paso a un compendió de clásicos.

Con títulos como “Cuello rojo” y “Pijamas” hizo su irrupción en la noche Mucho, el último disco que la banda editó junto a Gabo Manelli, quién murió en 2008, cuyo lugar ocupa ahora Gustavo Tuta Torres, quien se mostró sólido y afianzado en su puesto de bajista.

Algunos de los temas más coreados fueron los hits radiales: “Irresponsables”, “Y qué?”, “Suturno” y “Sin mi diablo”, todos pertenecientes a Infame, uno de los materiales más irreverentes de Babasónicos. De ese disco también forma parte “Putita”, tema en el que Dárgelos desplegó la sensualidad esperada: abrió el cierre del enterito azul que lo vestía y bailó de cara a una platea femenina que no respondió con la euforia que suele hacerlo, como sí pasó en recitales anteriores.

“Pasé 20 años sin ser demagogo pero ¡gracias Rosario por este show, por permitirme hacer esto!”, dijo Adrián Hugo Rodríguez (tal el verdadero nombre de Dárgelos), al tiempo que en las pantallas ubicadas a los lados del escenario se movía la supuesta “boca rosa” creada para ilustrar el último disco, aunque las interpretaciones del arte de tapa de A propósito son más que variadas.

Poco después  se escuchó “Deshoras” ante un público que demostró que, aunque sonaba por primera vez en vivo en la ciudad, conocía la letra.

En el marco de un recital en el que no se notaron altibajos en relación con la energía del público, pero sí en las actitudes de los músicos que se encendían y se apagaban, y en un Dárgelos que entraba y salía del escenario, concluyó el show con “Fiesta popular”, la composición que en el último disco grafica el movimiento del pueblo y el temor por parte de las clases dirigentes al clamor y la alegría de las masas, una alegría y una fiesta que fue propuesta desde el escenario pero de la que los presentes no se hicieron cargo.

El cierre de la noche a puro electro-rock terminó, ya sin los músicos presentes y como estaba anunciado, con una gran fiesta de la que participaron los DJs Franco Cinelli y Spitfire.

Poco antes, salida y aplausos mediante, la banda había vuelto a escena para poner en marcha un set de temas viejos y no tan “tocados”, como suele decirse, como “Curtis” (de 2003) y “Ojos de muñeco” (de 2005) y “Su ciervo” y  “Demonomanía” (incorporados en Dopadromo y Babasónica, editados en 1996 y 97 respectivamente), en una velada en la que, definitivamente, la atractiva propuesta de los muchachos de Lanús no pudo con un público demasiado distante.

Comentarios