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Atalaya superó a Sportsmen y ganó la Superliga: el campeón del siglo

El Azul se impuso por 61 a 56 al Verde en el duelo de cierre del cuadrangular final y extendió su dominio en el certamen local con el sexto título. Llevó el partido a su terreno y ganó una final que quedará en la historia


El delirio de Atalaya. Desde Santander, con el Cabezón Suárez en videollamada al Bonilla. Fotos: Juanjo Cavalcante

La emoción en el rostro de Andrés Malajovich Farruggia lo dice todo. Atalaya acaba de jugar un partido perfecto, horrendo pero perfecto, para consagrarse tricampeón de la Superliga de Rosario.

El delirio conmueve a la tribuna del Azul, a una multitud que es para análisis de un congreso de otorrinolaringólogos porque no paró de alentar en todo el partido. Atalaya acaba de ganar el partido de su vida, de su historia, tal vez de la historia del básquet de Rosario.

Es de madrugada en España y el Cabezón Suárez grita de felicidad en plena videollamada con sus ex compañeros desde el Salvador Bonilla. El base se fue a jugar a Europa tras una durísima derrota ante Sportsmen y necesitaba esta alegría que le regalaron.

El Colo Rava no para de correr. Corre hasta cuando habla y cuenta su emoción a todo lo que da. El pibe que se “rompió”, al que la pandemia le frenó la operación, pero que volvió con todo. Y que corre, claro.

Leo Yanson parece tranquilo en los festejos, pero se anima a tomar el bidón con agua para hacer las veces de Copa en la vuelta olímpica. Una final sin trofeo no sería una final. Bien vale el bidón entonces.

Borches cuenta su felicidad del pibe del club, y Mateo López cuenta la suya del que llegó hace poco. Kaku Maruelli organiza el festejo, porque Kaku, lesionado y todo, es el alma del equipo.

Mauro Tarragó se anima al bombo, a la red, a todo el festejo. Sabe que la tocó poco y nada, muy bien defendido, pero que no tembló la mano en los libres, y que lo suyo fue importante en el otro costado del rectángulo, el que pocas veces la gente ve.

Atalaya es el tricampeón, fue el 1 de la fase regular, aunque tal vez menospreciado en sus posibilidades en el cuadrangular final. Pero demostró con humildad que puede ser varios equipos en uno y que para ganar sólo se necesita hacer un punto más que el rival.

El partido

El Azul tuvo un inicio positivo de juego con efectividad externa ante un Sportsmen apático que tardó en darse cuenta lo que estaba en juego. Pero los pibes del Verde se soltaron y hallaron una respuesta en los triples de Cingolani y Allende para tomar ventaja. Mateo López y su mano caliente lo emparejaron para cerrar 20 a 20 el primer segmento, el único cuarto del partido en el que se vio algo parecido al básquet.

De allí en más el juego se trabó y el negocio fue de Atalaya. Sportsmen no supo, no quiso, no lo dejaron, o no pudo (elija usted su respuesta) correr ni presionar alto, pero sin que le sobre nada se mantuvo al frente en el marcador forzando cerca del cesto lo que podía, primero con Seveso y después con gran tercer cuarto de Boixader.

El Verde anuló a Tarragó, pero le costó con Rava, y la velocidad del Colo en el callejón central encontró efectividad en la descarga para la llegada profunda de Yanson primero y López después.

El partido se hizo cortado, con defensas inteligentes, solidarias, duras (bien los jueces porque permitieron lo mismo en ambos costados). Y aunque fue un bodrio deportivo, tuvo ese magnetismo que le da título de partidazo a un esperpento. A esa altura ya nadie en toda la multitud temía que pase algo, y el morbo pasaba por lo emotivo de ver quién acertaría una para ganarlo. Y fue López cerca del aro, y fue Borches con la bomba, y fueron los libres que entraron como no habían entrado en toda la noche. Y fue Sportsmen que se equivocó cuando no tenía que hacerlo con un pase demasiado ambicioso bajo el aro que no llegó a destino. Pero los partidos no se construyen en una jugada, en un acierto o un error. Tampoco se construyen en los antecedentes o en lo que la “gente” piensa.

Atalaya lo llevó a su terreno y lo ganó. A Sportsmen le faltó poco en el resultado, pero bastante en el juego, por lo que con el diario del sábado se podrá hablar de demasiada juventud o que no impuso su ritmo. Lo cierto es que Atalaya fue un poco más y con un poco alcanza. En un año en el que perdió a Villa y a Suárez, en el que se suponía que extrañaría a Maxi Yanson, Ettorre y Junco, Atalaya salió campeón ante su rival de toda la vida en un Provincial repleto. Y cómo no festejarlo. Un 10D para toda la vida.

SÍNTESIS

ATALAYA 61: Emanuel Rava 8, Mauro Tarragó 4, Santiago Orellano 6, Juan José Borches 14, Leo Yanson 10 (fi), Alejo Suárez 3, Mateo López 16, Mateo Ceñera 0, Bernard Báez, Nicolás Castaño, Luka Rueda, Tomás Casas. DT: Andrés Malajovich Farruggia.

SPORTSMEN 56: Martiniano Velardo 0, Martín Allende 6, Joaquín Cingolani 15, Guido Rodríguez 4, Nicolás Boixader 13 (fi), Francisco Dalpino 7, Joaquín Zapata 2, Ignacio Tripelli 4, Juan Mécoli 1, Santiago Seveso 4, Joaquín Cota Cohen. DT: Cristian Le Bihan.

ESTADIO: Provincial

ÁRBITROS: Jeremías Miraglia, Marcelo Pérez y Franco Petrone

PARCIALES: 20/20, 33/35 y 43/46

 

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