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Zona sur

Asesinan a balazos a un muchacho en Oroño y Lamadrid

Tenía 19 años y le bajaron medio cargador: murió en el hospital.


Diego Nicolás Mansilla tenía 19 años. Anteanoche fue con un amigo a la estación de servicios Petrobras de bulevar Oroño y Lamadrid. Esperaba que Rocío, su novia, terminara de trabajar en Tío Tom, una parrilla que está ubicada a pocos metros del lugar, en la vereda de enfrente. Estaban charlando, tomando una gaseosa, cuando en medio de la espera bajó un hombre de un auto color negro —podría ser un Fiat Uno— y le gatilló medio cargador de una pistola.

Según voceros de la investigación, Rocío vio todo desde la vereda de enfrente y, al darse cuenta de que el baleado era Diego, cruzó la calle corriendo y le avisó por teléfono a un familiar. Cargaron al muchacho en una camioneta Ford Eco Sport y lo trasladaron al Hospital Roque Sáenz Peña. Pero el estado de salud de Diego era crítico y falleció poco después de ser ingresado, más o menos a las 0.30 de ayer.

De acuerdo con el parte médico oficial, recibió 7 plomos: dos en el tórax, dos en la región lumbar, uno en la pierna derecha, otro en el muslo derecho y el último en el brazo izquierdo. De todos modos, su cuerpo era sometido ayer por la tarde a la autopsia correspondiente.

Ayer por la mañana, en la escena del crimen se podían apreciar los rastros de la balacera. Los investigadores que peritaron el lugar dejaron marcado con tiza los lugares donde encontraron las vainas del arma homicida, que permitían reconstruir el avance del tirador por el playón de la estación de servicio, con dirección a donde estaba Diego.

A su vez, los restos de sangre de la víctima mostraban su intento de refugiarse de su agresor. Sobre un pequeño escalón que separa el asfalto de la zona de locales comerciales había unas pequeñas gotas color rojo, que iban aumentando su caudal hasta llegar a un enorme charco, que coincide con el lugar donde quedó tirado el muchacho.

Picadas

En la Petrobras todos los empleados conocían a Diego, era un habitué. Según una empleada del comercio, solía pasar largas horas en el minimarket de la estación, donde se reunía con decenas de jóvenes que llegaban en motos y autos. Un vecino aseguró que el muchacho solía participar de las picadas que se organizan en la zona. “Todas las noches se juntan pibes a correr carreras. Van por Oroño, desde Lamadrid hasta Uriburu. No dejan vivir a los vecinos con tanto quilombo y los únicos que se meten con ellos son los de Gendarmería, los policías no hacen nada”, explicó.

Bronca

Sin embargo, según las primeras pesquisas realizadas por el fiscal de Homicidios Miguel Moreno, la muerte de Diego está vinculada con una bronca de barrio, ajena a las picadas.

El muchacho es oriundo de la zona sur y junto con sus amigos llevan un tiempo largo enfrentados con otro grupito de jóvenes de la zona.

Si bien el fiscal cuenta con datos sobre los grupos antagónicos no especificó si la bronca está vinculada con actividades delictivas.

De acuerdo con el investigador, ayer por la mañana ya tenían algunos datos certeros para individualizar a los agresores. Contaban con el testimonio del amigo de Diego –un adolescente de 16 años– y esperaban que las filmaciones de tres cámaras de seguridad –dos de ellas pertenecen a la Municipalidad y una particular de la Petrobras– muestren imágenes del tirador o el auto en el que se movilizaba.

“Estamos haciendo un relevamiento de contexto sobre el supuesto problema de bandas”, agregó Moreno.

De todas maneras, hasta ayer por la noche no había detenidos por el homicidio, sin embargo no descartaban que los agresores pudieran ser identificados en las próximas horas.

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