El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue reelegido ayer para un segundo mandato de cuatro años, con una victoria arrasadora que proclamó ante miles de partidarios frente a la casa de gobierno en Quito.
“Los ecuatorianos nos han dado una oportunidad única para cambiar el país y no les vamos a fallar. Si no cambiamos el país ahora no lo cambiamos nunca”, sentenció el mandatario al reconocer su victoria en las elecciones generales, y destacó el apoyo del electorado que le permitirá contar con mayoría de diputados en la Asamblea Nacional para “terminar con el boicot que hemos sufrido estos últimos cuatro años”, señaló Correa luego de que tres encuestas a boca de urna lo dieran ganador en primera vuelta con el 61 (58,8 otra) por ciento de los votos. Luego de eso afirmó que “no hipotecaremos la patria para permitir el ingreso del capital transnacional” y agregó: “Vamos a priorizar la deuda social antes que la deuda externa”.
Los sondeos a boca de urna de firmas privadas le daban a Correa entre 58,8 por ciento y 61,5 por ciento de los votos, lo que de confirmarse asegura su reelección en primera vuelta. La posesión está prevista para el 25 de mayo.
Para evitar un balotaje el mandatario requería del 50 por ciento más uno de los sufragios válidos o un 40 por ciento de éstos y una diferencia de al menos 10 puntos sobre el segundo. En segunda posición, con alrededor del 20 por ciento de los votos, quedó Guillermo Lasso, un banquero.
En un primer balance, los observadores de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) dieron un parte de normalidad.
Correa, un economista de 49 años, prometió radicalizar su proyecto de izquierda, que califica como revolución ciudadana. Correa se planteó como objetivo consolidar su fuerza en el Legislativo para sacar adelante proyectos pendientes. Entre los mismos está una ley de medios de comunicación. “No habrá problemas con la prensa honesta, pero aquí hay prensa corrupta, que interfiere en política a favor de grupos de poder”, señaló el mandatario.
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