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Disputa

Arrancó pelea por sucesión de Obama

A la demócrata Clinton se le sumó el lanzamiento del republicano Rubio.


Un día después de que la demócrata Hillary Clinton anunciara su candidatura para la presidencia de Estados Unidos, el republicano Marco Rubio se convirtió ayer en un nuevo aspirante de su partido para llegar a la Casa Blanca en 2016. Al mismo tiempo que Rubio se presentó, cargó duro contra la ex senadora, ex Secretaria de Estado y ex primera dama por “representar el pasado”. En coincidencia, una furibunda campaña republicana se desplegó desde ayer contra la aspirante a sentarse en el sillón de Barack Hussein Obama, y se la acusó de “izquierdista”.

El anuncio del ultraconservador Rubio, senador por Florida e hijo de cubanos emigrados, llegó un día después del de Hillary, quien ayer viajó a Iowa en su primera visita a un estado clave como candidata, en lo que algunos interpretaron como una forma de restarle atención a la entrada en juego del senador republicano.

Rubio, de 43 años, no obstante, no desaprovechó la oportunidad y le tiró el almanaque por la cabeza a la demócrata: presentó la carrera a la Casa Blanca como una competencia entre una nueva generación de políticos que representa a una generación de votantes y una vieja guardia con figuras que se remontan a los 90, como Clinton, de 67 años.

“El Partido Republicano, por primera vez en un largo tiempo, tiene una oportunidad, en esta elección, de ser el partido del futuro”, dijo Rubio a sus seguidores.

“Apenas ayer, escuchamos a una dirigente del ayer que quiere llevarnos de vuelta al ayer, pero yo creo que este país siempre ha mirado al futuro”, añadió en alusión a Clinton, hasta ahora la única demócrata que anunció su intención de querer suceder a Barack Hussein Obama.

“Me siento especialmente cualificado” para liderar la nación y para reivindicar a su Partido Republicano como una agrupación que defiende el “sueño americano”, es decir, la posibilidad de esforzarse y tener éxito en Estados Unidos, dijo Rubio horas antes de un acto en Miami donde hizo el anuncio oficial de su lanzamiento.

Poco después, la presidenta del Comité Nacional Demócrata, la representante Debbie Wasserman Schultz, de Florida, criticó a Rubio y dijo que se trata sólo de otro integrante del establishment republicano sin nuevas ideas.

“Es un seguidor, traficando como el mismo guión agotado”, dijo la legisladora a periodistas.

Rubio enfrenta grandes escollos para ganar la nominación republicana, incluyendo a su mentor político, el ex gobernador de Florida Jeb Bush, quien se espera que pronto anuncie sus propios planes de sumarse a la competencia.

Rubio es el tercer republicano que anuncia su precandidatura, luego de los también senadores Ted Cruz, de Texas –que como Rubio es cubano-estadounidense–, y Rand Paul, de Kentucky.

Inmigrante de primera generación cuyos padres huyeron de Cuba, Rubio podría hacer historia como el primer presidente hispano –al igual que Cruz–.

Un slogan de campaña llama a frenar a la “izquierdista” Hillary

Mientras Hillary Clinton cruzaba ayer el medio-este del país en su furgoneta de campaña “Scooby Doo”, el Partido Republicano lanzaba una campaña conservadora y moralizante en su contra. Bajo la consigna “Stop Hillary” (“Frenen a Hillary”), desde la página oficial del partido, GOP.com, se la acusó de ser progresista –una palabra que en Estados Unidos se usa como sinónimo de izquierdista– y haber gestado un fracaso en política exterior “desde Bengazi hasta Boko Haram”.

“La antigua secretaria de Estado promueve una agenda progresista en Washington desde hace más de veinte años”, e “impulsó un plan de salud idéntico al Obamacare”, señala la página. Los republicanos, que declaran que sus valores son “la familia, la vida, la libertad religiosa y el trabajo duro”, agregan que Hillary Clinton eludió repetidamente sus responsabilidades y engañó a los estadounidenses. En la misma página se puede conseguir una calcomanía para el auto con un cartel de “Stop” que lleva sobreimpresa la palabra “Hillary”.

El mensaje se dirige a los “convencidos” y pide recolectar 100.000 firmas para impedir que llegue “otro Clinton” a la Casa Blanca.

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