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Armisticio en pleno vendaval político

El préstamo otorgado por la Nación a Buenos Aires descomprimió, al menos temporariamente.

El préstamo otorgado por la Nación a Buenos Aires descomprimió, al menos temporariamente, la tensión en la caja de resonancia más importante del país, pero no despejó los nubarrones sobre la economía nacional que mantienen en ascuas a varios gobernadores.

La confirmación por parte del Indec del retroceso de la actividad económica en mayo, por primera vez en 33 meses, dio más certezas sobre la desaceleración de la economía, un freno que comenzó a impactar en el bolsillo del argentino medio.

Las señales se van acumulando: al irresuelto problema de la inflación y el cada vez más cerrado cepo cambiario se sumó esta semana el congelamiento de subsidios al transporte y el aumento de tarifas para quienes no tienen la tarjeta Sube.

De todos modos, el precio récord de la soja –645 dólares la tonelada–, principal rubro de exportación argentina, más un horizonte menos asfixiante en cuanto a vencimientos de la deuda externa permiten a varios economistas hablar de un segundo semestre de rebote y un 2013 de vuelta en crecimiento pleno.

Buenos Aires

En ese contexto, Daniel Scioli consiguió la ayuda que buscaba para terminar de pagar el aguinaldo a estatales bonaerenses, luego de que la ebullición provincial pusiera en foco a su gestión, pero al mismo tiempo amenazara con volverse un bumerán para Cristina Kirchner.

Una foto entre la Presidenta y el Gobernador selló la tregua, aunque dirigentes encumbrados de ambos sectores reconocen que la pulseada continuará asociada a la tensión política.

De hecho, la provincia recibió 600 millones de pesos en concepto de préstamo de la Ansés con garantía de los fondos coparticipables –son 2.200 millones mensuales–, lo que indica que podrían ser descontados en cualquier momento.

Eso lo obliga a Scioli a profundizar la ingeniería financiera iniciada con el revalúo inmobiliario rural, la colocación de un bono a proveedores por 900 millones de pesos y la renovación de las licencias a 14 salas de juegos de la provincia por 15 años, con una recaudación total de 1.500 millones de pesos.

Se espera que una vez que concluya el receso la Legislatura avance sobre nuevas reformas impositivas. Fuentes del sciolismo adelantaron que están dispuestos a discutir ingresos brutos o un mayor canon para el sector del juego, así como el tributo que pagan los countries y los pooles de siembra.

El kirchnerismo por su parte planea avanzar sobre la contribución de los bingos y también pondrá sobre la mesa la situación de los countries. Probablemente retome un viejo proyecto para que aporten a la construcción de viviendas sociales.

Pero la pulseada política continuará porque Cristina Kirchner no digiere las señales de independencia de Scioli. Es más, una encuesta de la consultora Doris Capurro –que trabaja para el gobierno nacional– demuestra que Scioli es la opción más elegida por aquellos que no votaron a Cristina Kirchner en 2011 y la segunda entre los votantes kirchneristas.

En ese marco, el senador provincial bonaerense Santiago Carreras, muy cercano al vicegobernador Gabriel Mariotto, ya tiene en su despacho las respuestas al pedido de informes efectuado por la Legislatura al Ejecutivo sobre la publicidad oficial. Son 140 páginas de un informe muy abarcativo y poco específico. Es probable que de ese análisis surja una nueva pulseada.

Frente federal

Más allá de las particularidades de Buenos Aires, el frente de tormenta alcanza a varias provincias. La recaudación no alcanza a cubrir los aumentos de servicios y salarios públicos y el flujo de fondos federales mermó considerablemente.

Son notables las similitudes entre el principal distrito del país y Santa Cruz, la tierra por adopción de la presidenta. El vicegobernador Fernando Cotillo y La Cámpora –por orden directa de Máximo Kirchner– no están alineados con el gobernador y Daniel Peralta todavía no pudo pagar los aguinaldos.

Al igual que en Buenos Aires, Julio de Vido se reunió directamente con los intendentes santacruceños para bajarles obras públicas de bajo presupuesto y la seguridad estuvo unos días en manos de Sergio Berni –número 2 del ministerio que conduce Nilda Garré– debido al paro de la Policía.

Similares urgencias alcanzan a gobernadores que mostraron alineamiento pleno a la Casa Rosada como el mendocino Francisco Pérez, el jujeño Eduardo Fellner, el formoseño Gildo Insfrán y el neuquino Jorge Sapag, entre otros, aunque sus problemas no llegaron al extremo de Buenos Aires y Santa Cruz.

Mientras tanto la economía da espacio y argumentos a la pelea electoral anticipada. No fue casual que antes de la tregua el cordobés José Manuel de la Sota prestara respaldo –con las reservas del caso– a Scioli y que por el contrario Juan Manuel Urtubey y Jorge Capitanich salieran a cuestionarlo.

De la Sota parece decidido a sumar voltaje político a su pelea con la Nación. En principio prevé hacer una presentación ante la Corte Suprema, cuando concluya la feria judicial, para que la Casa Rosada pague un deuda de 1.500 millones de pesos por fondos no girados de la Caja de Jubilaciones provincial y obras federales que ejecutó la provincia.

Urtubey y Capitanich, en tanto, se pusieron en la grilla de largada para encarnar la sucesión dentro del kirchnerismo, teniendo en cuenta lo golpeado que quedó el vicepresidente Amado Boudou, quien parecía el bendecido inicialmente.

Pero claro, no hay 2015 sin 2013 y a los kirchneristas de pura cepa todavía les queda una batalla por dar, al menos desde lo discursivo: la reforma constitucional que habilite una re-reelección de su líder.

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