Argentina y Brasil, a instancias de sus respectivas presidentas -Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff-, avanzarán en acuerdos cooperación, intercambio y asociaciones con miras a la aceleración de los negocios informáticos, tanto fronteras adentro como hacia los mercados internacionales.
Así lo expresaron hoy en una rueda de prensa los titulares de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la Argentina, José María Louzao Andrade, y de la Asociación para la Promoción de la Excelencia del Software Brasileño (SOFTEX), Rubén Delgado.
La iniciativa se cristalizó cuando “ambas presidentas plantearon a sus respectivos ministerios de Ciencia y Tecnologíoa la importancia de hacer acuerdos para no duplicar esfuerzos y recursos”, señaló Delgado.
La apertura de Tecnópolis 2013, fue la oportunidad para sentar a las asociaciones y comenzar a delinear una seria de acciones para responder a las necesidades de ambos países.
Tanto Delgado como Louzao Andrade plantearon la importancia de cooperar en materia de investigación, ya que “no puede suceder que los centros de investigación estén trabajando en el mismo tema sin tener comunicación entre ellos”.
En la visión de los empresarios, Argentina y Brasil tienen “problemas y fortalezas similares”, para la realización de negocios.
Entre otros mencionaron la carga arancelaria -alrededor del 40%- que pagan cuando se concretan operaciones desde Brasil a la Argentina y viceversa.
“Podría triplicarse el volumen de negocios”, consideró Louzao Andrade, “sólo si se reduce esta carga arancelaria”. A su vez, mientras en la Argentina se estima que anualmente faltan un mínimo de 3.799 profesionales para el sector, en Brasil, la cifra trepa a 100.000 en cuanto a recursos humanos.
En esta área, Louzao Andrade señaló los avances alcanzados en el mercado local a través de los programas de formación continua encarados entre la CESSI y el Ministerio de Trabajo.
A su vez, Softex destacó los avances realizados en la creación de una norma de calidad específica para el sector de software generada desde Softex (MPS) para “competir con la norma americana CMMI que resulta muy costosa para las pymes”.
Esta norma de calidad ya es utilizada por 500 empresas en Brasil, México, Colombia y Uruguay, tema que despertó el interés de la cámara para incorporar a la Argentina porque hasta ahora la norma que certifica la calidad de las empresas locales es la CMMI. Fronteras adentro Louzao Andrade planteó la importancia de generar soluciones informáticas que respondan a los verticales productivos como transporte, salud, escolaridad, energía, entre otros que puedan utilizarse indistintamente en uno u otro país.
“Brasil y la Argentina tuvieron un crecimiento muy grande en los últimos diez años, un crecimiento con inclusión, con buenos salarios y generación de industria, no somos competidores, somos socios porque somos complementarios”, aseguró el argentino.
Ambos empresarios coincidieron en que si las empresas de Brasil y Argentina convergen pueden encarar con más posibilidades los mercados extrazona. En ese sentido ambos señalaron la importancia del eje “sur -sur”, y marcaron la importancia del mercado africano. “De hecho -comentó el argentino- tenemos menos dificultades de cobro en Costa Rica, Chile o Panamá que en Estados Unidos”.
La industria de software brasileño exporta 3.000 millones de dólares al año, y Argentina llega a los mil millones de dólares. En Brasil el sector ocupa a 604.000 personas y en la Argentina superó los 75.000 empleos directos.
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