Mucho se habló de los métodos para soportar los 3650 metros sobre el nivel del mar en los que se encuentra La Paz. Primero se probó con una cámara hiperbárica, luego se eligió un esquema “pensado en la altura” y finalmente se encontró, en el oxígeno, la mejor rueda de auxilio del equipo.
En cada parate que regalaba el partido, los jugadores aprovechaban esos pocos segundos para inhalar el gas y recuperar más rápido el aire.
De esta manera, los dirigidos por Alejandro Sabella no se vieron superados físicamente por el rival y hasta mereció mejor suerte. Si bien la altura hizo su partido y desgastó más de la cuenta a los jugadores, los tubos de oxígeno fueron un gran aliciente para el plantel argentino.
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