Edición Impresa

De visita

“Argentina necesita un camino de continuidad a largo plazo”

El ex embajador argentino en Francia habló en Rosario sobre las perspectivas del país en el escenario internacional.


El reconocido diplomático argentino Juan Archibaldo Lanús visitó Rosario el pasado martes para dar una charla basada en su último libro, La Argentina inconclusa. El abogado y otrora embajador en Francia en dos períodos (1994-2000 y 2002-2006) considera que “las grandes propuestas del país, como por ejemplo el federalismo, los comicios limpios, la instalación de un orden político equilibrado o contar con un sistema firme en materia económica, aún están inconclusas” producto del “permanente antagonismo” que se traduce en que “cada gobierno viene con su proyecto y deshace lo realizado por su predecesor”.

En diálogo con El Ciudadano, el diplomático repasó los principales temas de su disertación.

—¿Cuáles son los temas inconclusos en el país?

— La Argentina no tiene un sistema político. Cada ley que se somete al Congreso es una batalla campal. El Ejecutivo es un poder hegemónico que aplasta a la democracia. Todo el sistema de equilibrios y balances establecido en la Constitución no funciona. El permanente antagonismo es una hidra feroz que nos carcome permanentemente. El Estado es el botín de guerra de los grupos políticos y económicos que están al asalto para usarlo a sus fines.

—¿Por qué sucede esto?

—Estamos en una especie de yo-yo, en el que la Argentina no puede encontrar un camino de continuidad de largo plazo que proyecte al país con toda su potencialidad. Las políticas externas están dictadas en el corto plazo por los intereses gubernamentales, cuando en realidad deberían estar dictadas con un interés general a largo plazo. La política exterior debe tener como ambición lograr consenso para mantenerse a largo plazo y que su legitimidad no esté controvertida. La inestabilidad permanente es uno de nuestros problemas.

—¿Cuál es la proyección de la Argentina en el tablero global?

— La Argentina es un país intermedio que debería tener un papel mucho más importante. Hubo un proceso de desconexión entre lo que pasa dentro y fuera. Establecemos disciplinas y normas de comportamiento de comercio exterior que no coinciden con las políticas gubernamentales. Ello deriva en paneles (juicios) internacionales en los tribunales del Banco Mundial, donde tenemos 19 procesos de los que hemos perdido la gran mayoría.

—¿Qué análisis hace de los vínculos comerciales con China y Rusia?

—Últimamente, se han firmado dos grandes acuerdos: uno de cooperación y otro de instalación de una antena (N. de R: una estación para observación del espacio lejano que se construye en la provincia de Neuquén). Es positivo para el desarrollo tecnológico y permite a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) incorporar un nuevo rubro de actividades en el espacio: el control de viajes en el espacio profundo. Sin embargo, estas acciones han sido criticadas por varios partidos al igual que algunas gestiones con Rusia, a muy largo plazo, en materia nuclear.

—¿Puede hablarse de unidad latinoamericana tras la constitución del Mercosur, primero, la Unasur, luego, y últimamente la Celac?

—Si hay un aspecto que nos distingue es la permanente solidaridad con América latina y el tratado de Asunción del Mercosur es uno de los frutos más sofisticados de esa política. La Argentina debe proyectarse en el mundo a partir de esa posición asegurada y fértil para incrementar su influencia en el mundo y negociar con otros países.

—¿El actual gobierno dirigió exitosamente sus políticas en la búsqueda de esa unidad?

—Sí, aunque puede ser que no hayan sido lo suficientemente profundas. América latina sufrió una incisión, hay visiones dicotómicas que perjudican la actuación de la región en el sistema multilateral. La región tuvo una gran presencia multilateral y un enorme prestigio cuando sus políticas estaban unificadas. Hoy no existe unidad de criterio.

—¿Cómo interpreta los alineamientos internacionales?

—Estamos en un proceso de mutación desde la rigidez del sistema internacional a uno más abierto en lo político y económico que allana el camino para países como el nuestro. Hay distintas interpretaciones hacia dónde vamos: hay quienes creen que se va a reforzar un sistema multilateral abierto y otros que se van a formar bloques o conjuntos regionales.

—¿Y qué hay de los conflictos bélicos del último tiempo?

—Es que se creía que con el fin de la Guerra Fría iban a terminar pero se han multiplicado. Tras la caída de las Torres Gemelas, Estados Unidos definió ciertos principios de seguridad que están en desacuerdo con los lineamientos del sistema como es la definición de guerra preventiva, es decir, la posibilidad de intervenciones cuando los intereses del país estuvieran en peligro. Una amenaza debe ser abordada por el Consejo de Seguridad de la ONU pero en los casos de Yugoslavia, Irak y otros no se pasó por ese sistema.

—¿El surgimiento de nuevas potencias no le pone fin a la hegemonía estadounidense?

—Estamos en un sistema multipolar, aunque desde el punto de vista militar sigue habiendo una supremacía (NdeR: el presupuesto militar de EE.UU. representa el 47 por ciento de los gastos militares mundiales). La conciencia política general está evolucionando hacia nuevos paradigmas y vamos hacia un mayor equilibrio en donde ningún país va a poder hacer lo que quiere, aún en el ámbito de su propia esfera.

El papa Francisco, un promotor de la paz

El ex embajador argentino en Francia se refirió al rol activo de la Iglesia católica desde la llegada al mando de Jorge Bergoglio. En este sentido, consideró que “Francisco se ha involucrado con coraje en los grandes temas que preocupan a la humanidad, como por ejemplo la pobreza, la marginación y la trata”.

Sin embargo,–asegura– su intervención resultó clave también en la resolución de algunos conflictos, tanto bélicos como diplomáticos, del presente siglo como por ejemplo el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, deterioradas desde la revolución cubana de 1959. Durante más medio siglo, el vínculo estuvo atravesado por la tensión y la confrontación hasta la firma, en diciembre pasado, de un acuerdo, que consta de varios puntos, que quedó consumado tras la liberación de prisioneros políticos de ambos países.

“Hubo una gestión muy importante, aunque evidentemente es confidencial. Francisco hizo una enorme contribución a la pacificación de ese enfrentamiento, esa cristalización de las relaciones americano-cubanas, en el bloqueo absoluto al que ha sido sometido Cuba. Eso va a permitir la evolución de ambos países. A mi juicio cada país tiene el derecho de aplicar el sistema que quiere. Tengamos en cuenta que el tratado de la ONU de San Francisco no opina sobre régimen político ni económico. Lo importante es cumplir las normas internacionales”, sentenció.

“Son títulos soberanos”

El abogado Juan Archibaldo Lanús opinó del conflicto latente entre el Estado argentino y los denominados fondos buitre. A su criterio, “el gobierno es una víctima porque gran parte de esas deudas son de otras administraciones”. Asimismo, evaluó que “el juez (Thomas) Griesa se ha extralimitado en su competencia en lo que respecta a los bonos” ya que, según explicó, la legislación transfiere (la prórroga de jurisdicción) a un tribunal extranjero para que, en caso de que Argentina no pague, los acreedores puedan recurrir a un juez extranjero para embargar bienes argentinos en el exterior.

“No se ha transferido la ley que rige sobre el título y Griesa se ha metido en la ley. Lo único que se ha transferido es su capacidad de ejecución por el no pago. No hemos emitido títulos sobre la base de la ley de Estados Unidos ni de ningún otro país, son títulos soberanos”, concluyó.

Comentarios