La lucha contra la corrupción quedó estancada en el país, por lo menos desde 2006, ya que por cuarto año consecutivo la Argentina recibe la misma nota (2,9) y se ubica en el puesto 105 sobre un total de 158 países, según el Índice de Percepción de la Corrupción de la ONG Transparencia Internacional (TI), presentado en Berlín.
En Latinoamérica, la Argentina se encuentra por debajo de Chile, que ocupa el puesto 21 con una nota de 7,2 (frente a 6,7 en 2009); seguido de Uruguay, en el puesto 24 con 6,9; y de Costa Rica, número 41, con un 5,3. Brasil se ubica más rezagado, en el puesto 69 con 3,7; que comparte con Cuba (que cae ocho puestos). El Salvador está en el lugar 73 (3,6) y México en el 98 (3,1).
Entre los latinoamericanos el peor situado es Venezuela, en el puesto 164 con 2,0 puntos; mientras, Bolivia está en el 110 con 2,8 y Ecuador en el 127 con 2,5, que comparte con Nicaragua.
Según el Índice, la confianza en las instituciones se redujo de forma clara en los países más afectados por la crisis financiera internacional, como EEUU, Grecia e Italia.
Un 75% de los 178 países estudiados obtienen menos de cinco puntos en una escala de 1 a 10. Mejoraron en la lista en comparación con 2009 además de Chile y Ecuador, Bhután, Gambia, Haití, Jamaica, Qatar, Kuwait y Macedonia.
En tanto, España subió del puesto 32 al 30, pero la nota de percepción de la corrupción sigue siendo la misma que el año pasado, un 6,1.
Mientras, EEUU cayó del puesto 19 al 22, con un 7,1 frente al 7,5 de 2009. Los motivos del descenso se vinculan con la crisis financiera, que se precipitó «por déficits de transparencia e integridad», subrayó TI.
En el índice de 2010, Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur comparten el primer lugar, con una puntuación de 9,3. Los últimos puestos continúan ocupados por países con gobiernos inestables y, en muchos casos, con un legado de conflictos. Afganistán y Myanmar comparten el penúltimo lugar, con una puntuación de 1,4, y Somalia, con 1,1, está en el último puesto.
«Estos resultados indican que se necesitan medidas más enérgicas para fortalecer la gobernabilidad en todo el mundo. Dado que estos altos niveles de corrupción ponen en riesgo los medios de subsistencia de muchísimas personas, los compromisos de los gobiernos con la lucha contra la corrupción, con la transparencia y con la rendición de cuentas deben manifestarse a través de sus actos», expresó Huguette Labelle, presidenta de TI.