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Especial Revista La Tetera

Aquelarre Positivo: un encuentro de brujes para derribar prejuicios

Todos los martes a las 19 funciona un espacio para personas que viven con VIH con el objetivo de brindar contención, generar herramientas de empoderamiento colectivo y pensar estrategias de agenciamiento político


Revista La Tetera / Especial para El Ciudadano  
Por Leandro Barticevic

En La Casa de las Locas, un centro cultural bancado por organizaciones de diversidad y género, funciona desde Marzo el “Aquelarre Positivo”, un grupo abierto de personas que viven con VIH  y se juntan todos los miércoles a las 19.

“El aquelarre es donde las brujas se encuentran, se celebran, se defienden. Es una reunión de pares para defenderse. Nos sentimos un poco brujos y brujas, por lo mal visto, por lo peligroso que denotamos en esta cultura, por eso nos juntamos para hacerle frente a esta mirada y acompañarnos”, dice Emanuel, uno de los integrantes de este contemporáneo encuentro de brujes.

Es miércoles, el sol de primavera pega sobre la ochava de La casa hasta donde La Tetera se acercó para dialogar y entender por qué a esta lucha nos la tenemos que apropiar todes.

-¿Cómo surgió el Aquelarre?

Emanuel: Hace 2 años que empezamos con el Ciclo Positivo, que convoca a gente positiva, negativa y todo tipo de personas que quiera acercarse al debate en cuanto al VIH. A partir de ahí surgió la Mesa Positiva que es un espacio que aún lo venimos sosteniendo. En un momento la Mesa empezó a crecer, éramos 8 y uno de los chicos, Angelo, nos propuso hacer un grupo de pares. Nos pareció que era una buena idea,  al ser tantos nos podíamos repartir. Un grupo de pares es un grupo de personas que tienen VIH y comparten la experiencia de vivir con el virus, la experiencia de la medicación, la manera en que recibieron el diagnóstico, cómo se viven las relaciones sexo-afectivas teniendo VIH, si decirlo a las parejas ocasionales o no. En cuanto a la medicación, si ciertas pastillas nos hacen mal o no. Angelo ya tenía una experiencia de haber pasado por RAJAP cuyo principal activismo es justamente el grupo de pares y propuso hacer algo parecido acá, con nosotros. Él  estaba dispuesto a llevarlo adelante, a sostenerlo y varios decidimos acompañarlo. No nos gustaba el nombre “grupo de pares”, teníamos ganas de cambiar un poco, modificar la dinámica, que no sea solo una cuestión meramente catártica de venir a llorar el diagnóstico, sino a  politizarlo, problematizarlo, pensar herramientas, un trabajo de agenciamiento político en cuanto a vivir con VIH.

-¿Por qué el logo es una rosa negra?

Emanuel: El logo del Aquelarre es una rosa negra porque había un mito, sobre todo en los pueblos, de que cuando alguien era infectado al día siguiente recibía una caja con una rosa negra, con un mensaje de bienvenida al club del SIDA. Entonces la rosa se vuelve como un símbolo de recibir el diagnóstico positivo, se trata de tomar la insignia y resignificarla.

-Se entiende que el Aquelarre es solo entre personas que conviven con el virus

Emanuel: Antes de llegar al “Aquelarre” primero hay que recibir el diagnóstico, y es muy común que la forma en que dan el diagnóstico sea bastante desalentadora. En la actualidad se da en una situación de total descuido, con total despersonalización, no hay un buen sistema de contención al paciente.

Eugenio: Hay mucha violencia médica. Los médicos no te dan una contención, un apoyo psicológico para el diagnóstico. A mí en lo personal me lo dijeron en la terapia intensiva, con todas las camas ahí escuchando y lo primero que me  dijeron fue “no te pongas mal, por lo menos no tenés cáncer”.

-¿Reciben algún tipo de apoyo del Estado u otras instituciones?

-Emanuel: El único apoyo que recibimos fue el de La Casa de la Locas porque cuando empezamos con el Aquelarre justo se abría la casita, nos invitaron y vinimos junto con otras agrupaciones. Hasta el momento, nos habíamos juntado en nuestras casas y para sostener un espacio así es necesario que sea un lugar neutro. Y venimos hace 6 meses con el Aquelarre, tuvimos reuniones donde hemos sido 3 o 4 y reuniones en la que hemos sido 16, 18 personas. Pero más allá de la cantidad, lo que nos sorprende es la calidad del  encuentro, encontrar que de verdad es un espacio necesario porque se da un nivel de desahogo, de catarsis, de empoderamiento que es hermoso poder lograrlo.

-¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentran las personas que llegan al Aquelarre?

Eugenio: Siempre pasa de sentir una falta de contención y se genera eso desde la experiencia propia. Llegar a la instancia de que te den el diagnóstico y sentirte mal, tiene que ver con que no se están dando en las escuelas la ESI (Educación Sexual Integral).

Emanuel: En La Mesa Positiva pensamos a partir de las problemáticas que surgieron en el Aquelarre como hacer el cumplir el protocolo de comunicación del diagnóstico, si existe, no puede ser que todos los diagnósticos de la gente que viene acá sea en situación de violencia, sin protección de la confidencialidad, te avisan por mail, te avisan por teléfono, es algo que aparece como una cuestión generalizada en todas las personas.

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