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Amanecer desolado en Quito, paralizada por estado de excepción

No hay clases en colegios y universidades. Los supermercados, shopping, bancos y la Bolsa están cerrados. Trabajadores tienen asueto forzoso. Abren aeropuerto sólo para recibir a cancilleres. Las marcas de los saqueos y las protestas en las calles. Se recomienda a la ciudadanía permanecer en sus casas. Lula: “La democracia no corre peligro en América Latina” Militares, árbitros otra vez en un país indómito Correa: “Se ha derramado sangre inútilmente”

Tras casi doce horas convulsión en las calles durante el intento de Golpe de Estado contra el gobierno Rafael Correa, Quito amaneció desolada. Controlada la ebullición por la sublevación de los policías, desde ayer y hasta el jueves próximo rige el “Estado de excepción” en Ecuador. Los robos masivos y los destrozos provocados por la población civil que también protestó en las calles dejaron la marca en una ciudad casi paralizada. El humo de las gomas quemadas poco a poco se disipa. El aire picante de los gases lacrimógenos todavía se respira.

Un médico de apellido Cepeda detalló a una radio porteña cómo amaneció la ciudad epicentro de la revuelta que comenzó con una protesta por un recorte de beneficios laborales para los uniformados. Según su relato, no se dictan clases en colegios y universidades, los comercios están cerrados, la gente no sale de sus casas y hay poca presencia de los militares aliados a Correa en las calles.

Los dueños de los locales saqueados recogen los pocos productos que quedan en las estanterías. Los shopping, bancos y supermercados no están abiertos al público, y se especula con un principio de desabastecimiento. Hoy no habrá operaciones en la Bolsa de Valores de Quito, ni en la de Guayaquil. Los empleados estatales y municipales, como los privados tienen asueto forzoso. Los transportes públicos de pasajeros no circulan.

En Quito la medida de “pico y placa” para ordenar la entrada y salida de autos del centro de la ciudad según la patente se aplicará con normalidad, pero no habrá controles estrictos. A la ciudadanía se le pidió que si no tiene necesidad urgente de salir, permanezcan en sus casas.

La mayoría de los aeropuertos permanecen inactivos y sólo iniciará operaciones el de Quito, para recibir a los cancilleres de las naciones de UNASUR. Desde la noche de ayer, los soldados del Ejército tomaron la pista del aeropuerto internacional Mariscal Sucre y obligaron a cancelar todos los vuelos nacionales e internacionales.

En el Regimiento Quito N° 1, ubicado al norte de la ciudad y escenario de la rebelión de ayer, unos 800 policías están formados para retomar sus actividades normales, aunque no hay autoridades que dispongan del cuerpo de efectivos.

En medio del caos de ayer y desde una habitación del Hospital Nacional de la Policía donde estuvo cautivo 12 horas, el mandatario ecuatoriano ordenó la declaración del “Estado de excepción” para todo el territorio.

Según el artículo 165 de la Constitución ecuatoriana, durante el estado de excepción el presidente “únicamente podrá suspender o limitar el ejercicio del derecho a la inviolabilidad de domicilio, inviolabilidad de correspondencia, libertad de tránsito, libertad de asociación y reunión, y libertad de información, en los términos que señala la Constitución”.

Pero además, Correa está facultado para cobrar impuestos anticipadamente para recaudar fondos necesarios para pacificar el país; cambiar el destino de esos fondos públicos sin variar los correspondientes a la salud y educación; trasladar la sede del gobierno a cualquier lugar, y disponer “censura previa en la información de los medios de comunicación” cuando afecten el Estado de excepción y a la seguridad del Estado.

La norma también habilita al Presidente a “disponer el cierre o la habilitación de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos” y ordenar “la movilización y las requisiciones que sean necesarias, y decretar la desmovilización nacional, cuando se restablezca la normalidad”, situación que mansamente se espera retornará.

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