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Altos estudios

Alumnos de Medicina ya no practican con seres humanos

Utilizan simuladores dotados de alta tecnología a los que se les realizan desde suturas a medición arterial y resucitación.


Un novedoso método de aprendizaje es el que llevan adelante desde hace unos meses en la cátedra de Práctica Final en la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), junto al Departamento de Simulación. Se trata del uso de maniquíes o “prototipos dotados de alta tecnología”, a los cuales los estudiantes que transitan el último tramo de la carrera pueden realizarle monitoreos cardíacos, tomarles la presión arterial o hacerles resucitación, entre otras intervenciones, incluso, hasta aquellas que requieren cierto grado de complejidad. Según explicó el titular de la materia, Damián Verseñazi, uno de los objetivos es trabajar en la “descosificación del sujeto”, lo que les permite a los educandos “entender acerca de los derechos del paciente”.

Pero la dinámica del taller no se limita a los avances tecnológicos o al saber clínico porque los profesores evalúan también el desenvolvimiento de los estudiantes en las posibles situaciones por las que deberán pasar cuando trabajen en una guardia médica como, por ejemplo, lo es el modo en que le comunican una mala noticia a un familiar o al mismo enfermo. Para ello, previamente a recibir una serie de consignas por parte de los titulares y ayudantes de cátedra, los alumnos montan una suerte de escena teatral en la que a algunos les toca hacer de doctores, a otros de enfermeros y hay quienes tienen que representar a los hijos, amigos o padres del paciente.

“Con esos elementos ellos deben armar la situación real que se les plantea, que no es la resolución de un caso clínico en sí sino la complejidad de un enfermo que llega a la guardia con una bagaje detrás. Incluso, es así como se desarrollan las historias clínicas: comprenden el entorno de un paciente, su realidad, su trabajo y su ocupación, entre otras cosas”, señaló Carlos Crisci, coordinador del Departamento de Simulación y ex decano de la Facultad de Medicina.

Más que una práctica

Para la doctora Adriana Marcipar, integrante del taller de Simulación, los escenarios están armados con la realidad por la que cualquier persona puede transitar en el momento en que llega a una guardia de hospital o sanatorio con algún síntoma.

“Por ejemplo, un paciente que trabaja de sereno nocturno y que a su vez tuvo dos intentos de asalto; otro que es empelado bancario y trabaja doce horas para poder subsistir o un peón de taxi que hace dos semanas se quedó sin empleo”, explicó.

La médica también confesó que día a día se admira con la seriedad con que los grupos de estudiantes se desenvuelven en el ciclo de simulación. “Se comportan maravillosamente bien en los distintos tipos de escenarios, cumpliendo su rol en forma perfecta como si realmente se tratara de una guardia médica”, contó.

Marcipar, además, hizo hincapié en la necesidad de que los alumnos sepan dar una noticia de la manera correcta a alguien que está sufriendo, o que no discutan con un colega delante de un paciente, lo que en caso de hacerlo del modo indebido puede generar arranques violentos por parte de quienes acompañan a los enfermos, situaciones que son cada vez más frecuentes en las guardias de los hospitales públicos.

Humanizar la medicina

Desde su lugar de titular de Práctica final, Verseñazi fue más allá y aseguró que el método de estudio con “simuladores” (la palabra muñeco está prohibida entre los médicos y estudiantes), es un camino hacia un cambio de paradigma en la enseñanza de la centenaria casa de altos estudios de Santa Fe y avenida Francia. Así, el profesional dijo que durante muchos años los médicos se formaron con el concepto de que el mejor lugar apara aprender la profesión es al lado de la cama del paciente cuando está internado, porque es el momento en que el enfermo tiene todo su tiempo para ser evaluado.

“Concepto más hegemónico que ese creo que no hay y queremos cambiarlo, aunque nos cuesta mucho porque esa idea se encuentra muy arraigada porque es el método con que todos hemos aprendido antes de esta nueva lógica que estamos tratando de implementar en la facultad. Antes aprovechábamos la enfermedad del otro para aprender nosotros y eso cosifica a la persona y nuestro objetivo es humanizar la medicina, reconociendo la humanidad en el otro”, agregó, al tiempo que planteó acerca de la intimidación que puede sentir el paciente mientras se encuentra en la camilla de un hospital con cinco, seis o más estudiantes observándolo.

Respecto a la efectividad del método aplicado, Verseñazi aseguró que el uso de “simuladores” ayuda a que se puedan corregir errores. “Queremos llegar a que nuestros graduados hayan adquirido las técnicas de la medicina en este espacio y recién cuando ya demostraron ante los docentes que adquirieron y aprobaron la práctica de Semiología o Clínica, entonces sí puede actuar con alguien que está padeciendo un problema. En definitiva, es una instancia de aprendizaje”, concluyó.

Hay más cambios académicos

La implementación de los “prototipos no humanos” en la materia Práctica Final de la Facultad de Medicina permite realizar cirugías, limpiezas quirúrgicas, sondajes gasogástricos, medición del pulso y hasta partos y tactos prostáticos o ginecológicos.

No obstante, los simuladores son sólo una parte de las innovaciones en las que se viene trabajando en la casa de altos estudios.

Según señaló Carlos Crisci, a cargo del Departamento de Simulación, desde 2007 empezaron a generarse algunos cambios en los métodos y aplicaciones de estudio. Así fue que en concordancia con su desempeño como decano de la Facultad surgieron los Campamentos sanitarios: grupos formados por estudiantes voluntarios de los últimos años de las carreras de Medicina y Enfermería, cuya labor consiste en recorrer las localidades del interior de la provincia para relevar los distintos tipos de patologías de las poblaciones, por lo general, ubicadas en las cercanías de las zonas en donde se fumiga con glifosato, sólo por nombrar algunas de las tareas que llevan adelante.

“Tanto los simuladores como los campamentos sanitarios, son parte de una lógica que es la preparación para la realidad que les va a tocar enfrentar y el trabajo en conjunto de médicos y enfermeros forman parte de la lógica de cualquier equipo de salud”, finalizó Crisci.

El tiempo será testigo

Si bien algunos profesionales consultados sobre la utilización de simuladores en Medicina se mostraron reticentes a la hora de pensar en su efectividad para el aprendizaje, el ex ministro de Salud Miguel Ángel Cappielo apoyó la nueva metodología en la Universidad.

Remarcó la necesidad de preservar la intimidad de un paciente que llega a la guardia de un hospital y al que deben hacerle tacto prostático o ginecológico. “Es una situación muy incómoda el hecho de que haya un grupo de quince estudiantes observando. Si estos muñecos o simuladores brindan la posibilidad de practicar lo mismo sin afectar a una persona creo que son una buena herramienta. El tiempo dirá si fue efectiva o no”, cerró.

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