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Sociedad

Al rescate de las Cossettini

María del Carmen Fernández, profesora y magíster en Ciencias de la Educación, lideró un trabajo donde se documentó la experiencia inédita llamada Escuela Activa, de las hermanas Leticia y Olga Cossettini, entre 1935 y 1950.


Entre fines del siglo XIX y principios del XX comienzan a definirse en Europa las primeras líneas de una escuela que sostenía las nuevas teorías de la psicología infantil, que comenzaban a considerar al niño como un sujeto creativo, crítico y reflexivo. Jean Piaget, uno de los precursores de esta corriente, en su trabajo Educación e Instrucción, consideraba que el niño podía desplegar una auténtica capacidad de investigación y reflexión. Así comienzan a construirse las teorías que van a dar sustento a la creación de la Escuela Nueva o Activa.

Si bien estos nóveles procesos pedagógicos no se inscribieron en políticas gubernamentales, sirvió de marco a la posibilidad de que docentes con iniciativas creadoras pudieran llevar adelante experiencias nuevas que rompieran con los principios escolares clásicos.

En nuestro país la Escuela Nueva, conocida como Escuela Activa, dio sus primeros pasos en la ciudad de Rafaela para alcanzar un importante grado de desarrollo en Rosario. Ambas experiencias estuvieron referenciadas en los nombres de Olga y Leticia Cossettini.

La Escuela Serena se desarrolló durante 15 años (1935 a 1950) y fue atravesada por gobiernos militares, conservadores y populares. El sueño de la Escuela Activa comenzó a decaer seis años antes de su clausura definitiva, cuando Leopoldo Marechal, interventor del Consejo de Educación de la provincia de Santa Fe, suprime el decreto que reconocía a la escuela su carácter de experimental. Finalmente, un 28 de agosto de 1950 Olga fue separada definitivamente de su escuela.

María del Carmen Fernández es licenciada en Ciencia Política (UNR), profesora y magíster en Ciencias de la Educación y forma parte de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación. Además es docente en el ciclo de formación docente en Historia Socio Política del Sistema Educativo Argentino.

En el año 2003, como directora de la carrera de Ciencias de la Educación de la UNR y en el marco del Seminario Permanente “Olga Cossettini”, comienza a trabajar junto con un equipo de investigadores integrado por María Elisa Welti, Rubén Biselli y Eugenia Guida, en tres proyectos relacionados con la experiencia de las hermanas Cossettini que concluyó en la publicación del libro Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Serena. Cultura, Imagen y Pedagogía (Rosario, 1935-1950) de Editorial Laborde.

—¿Qué aspecto del trabajo de las hermanas Cossettini abordaron en el proyecto?

—En el primer proyecto La experiencia de la Escuela Serena en Rosario: la fuerza de la articulación entre imagen, historia y pedagogía nos centramos especialmente en un aspecto poco explorado de esa experiencia, que era la profusión de imágenes que la caracterizó y la particular relación que allí se estableció entre pedagogía e imagen. Los cuadernos escolares y las láminas realizadas por los alumnos, constituyeron el corpus de la investigación, a partir de considerar que la cantidad y las características de esos materiales no respondían al estereotipo de la imagen escolar. La originalidad de las imágenes realizadas por los niños en los cuadernos de clase, marca una diferencia notable en relación a otros cuadernos de la época. Advertimos que la utilización de las imágenes no sólo tenía que ver con una propuesta didáctica, sino que también operaba como registro de lo realizado tanto dentro como fuera de la escuela. Por otra parte, las imágenes no sólo están presentes en el ámbito artístico, sino también en temas relacionados con la investigación científica. Esta impronta visual pone de manifiesto un cruce peculiar de concepciones pedagógicas, psicológicas y estéticas vinculadas a la Escuela Nueva y también al ámbito cultural y artístico expresado por las vanguardias de la época. De esta relación trata el segundo proyecto de investigación: Pedagogía, política y modernización cultural: la actividad educativa de Olga y Leticia Cossettini en Rosario, donde nos propusimos poner en relación la actividad educativa de Olga y Leticia con el marco político y artístico de la época. El tercer proyecto: Las Misiones Culturales en la Escuela Serena se centró en una actividad que la escuela organizaba una vez al año y que consistía en la difusión de la ciencia y el arte en la comunidad. A partir de los tres proyectos, tratamos de identificar los grandes relatos de la actividad educativa de Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Serena.

—¿Cómo definiría esos relatos que se plasmaban a través de las imágenes?

—Entendemos que Olga y Leticia, además de maestras, fueron intelectuales vinculadas con distintos ámbitos culturales locales, nacionales y también internacionales. Muchos artistas participaban de la vida cotidiana de la escuela, entre ellos, los fotógrafos profesionales cuyos materiales fueron utilizados para armar distintos tipos de relatos. Hay relatos vinculados con las producciones artísticas de los alumnos (fotos de representaciones artísticas teatro, títeres, bailes) con el centro cooperativo, emitiendo el sufragio, o en las misiones culturales realizadas en la plaza Alberdi. Otros relatos se arman en función de numerosos representantes de la cultura que visitaron la escuela como: Margarita Xirgu, Gabriela Mistral, Javier Villafañe, Juan Ramón Jiménez, etc. En este sentido, resulta posible pensar que la invitación cursada a artistas e intelectuales no era sólo para presenciar la experiencia, sino también para formar parte de ella.

—¿Cuál era la necesidad de dejar todo registrado?

—Se advierte una intencionalidad de registro en cada una de las acciones realizadas en el marco de la experiencia. Quizás porque eran conscientes de las innovaciones y alteraciones que estaban llevando a cabo en la escena pedagógica local y también nacional, o porque sabían que estaban realizando una experiencia alternativa, que podía llegar a trascender la propuesta de la escuela Carrasco. Es cierto que las imágenes cumplieron una función pedagógica, pero además, tuvieron una función de registro de la tarea desarrollada, quizás para que fuese un modelo a seguir o para que pudiese ser replicada. De cualquier modo, gracias a ese minucioso registro es que hoy puede ser estudiada.

—¿Cómo pudo desarrollarse la impronta de la Escuela Serena en nuestra ciudad?

—La experiencia desarrollada entre 1935 y 1950 atravesó un período difícil de nuestro país, teniendo en cuenta que en otras jurisdicciones, la educación era de corte nacionalista y católica. En la provincia de Santa Fe, bajo el gobierno demócrata progresista de Luciano Molina, se dicta una ley de educación común que establece principios laicos, donde remarca la importancia de adherir a los métodos activos. En el marco de esta ley, se abre una puerta para la experiencia o ensayo de la Escuela Serena. Por otra parte, su desarrollo fue posible al otorgársele el carácter de escuela experimental.

—¿Hay condiciones en la actualidad de aplicar los principios de la Escuela Nueva?

—La experiencia se enmarca en el movimiento pedagógico de Escuela Nueva, que tuvo vigencia en ese momento y que son ensayos y experiencias que se llevan a cabo en las décadas del 20, 30 y 40. Replicarlo del mismo modo en la actualidad, quizás sería forzado. Los niños y las niñas del 30 no son los niños y las niñas actuales, las instituciones educativas no tienen la misma consideración, ni son vistas igual por los padres y la sociedad. La relación adulto niño es otra. Replicar esa experiencia es trasladar situaciones que se dieron en otro contexto histórico. Sin embargo, creo que es importante difundir la experiencia no sólo por su valor histórico, sino porque muestra que las innovaciones son posibles, cuando se tiene una visión a largo plazo y se las articula con lenguajes y narrativas culturales, dando lugar a experiencias escolares alternativas al formato escolarizado tradicional.

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