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“Ahora nos volvimos a ilusionar”: Abuelas confirmó al nieto 131

Hacía tres años que no ocurría una restitución de identidad. El hombre encontrado tiene 44 años y es hijo de Lucía y Aldo, oriundos de la provincia de Mendoza y militantes del PRT que fueron desaparecidos en la ciudad de Buenos Aires cuando ella estaba embarazada de pocos meses


Este 22 de diciembre será recordado por mucho tiempo: Abuelas de Plaza de Mayo dio a conocer una nueva restitución de identidad después de más de tres años sin dar una noticia como esta. Se trata de un hombre de 44 años que dio su muestra genética en septiembre, a partir de una investigación judicial. Este miércoles se confirmó el resultado: es hijo de personas que fueron desaparecidas por la última dictadura militar.

“Ahora nos volvimos a ilusionar” y “Abuela la la la la”, canciones mundialistas que se convirtieron en la banda sonora argentina del campeonato de Qatar 2022, este jueves volvieron a tener protagonismo y se resignificaron por el anuncio de Abuelas de Plaza de Mayo para confirmar la restitución del nieto 131, después de tres años en los que todas las pruebas que se hicieron para confirmar procedencias dieron negativo. 

De hecho, en sus historias de Instagram, la asociación compartió su propio tuit con la música de La Mosca sonando de fondo y el texto: “Cerramos el año con Copa y nieto. El año nos despide dándonos esperanzas de encontrar a los que faltan todavía”.

Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, encabezó la conferencia de prensa en el Espacio Memoria y Derechos Humanos de la ciudad de Buenos Aires, donde comunicaron cómo fue la historia de Lucía Nadín y Aldo Quevedo, los padres del nieto recuperado 131. 

“El año nos despide dándonos esperanzas de encontrar a los que faltan todavía”, celebró Carlotto al iniciar la conferencia. No se reveló la identidad actual, falsificada, del nieto 131, quien además no estuvo presente. Algunos deciden mostrarse públicamente y otros no:  Abuelas siempre respeta la decisión de cada nieto. 

Lucía Nadín nació el 13 de diciembre de 1947 en la ciudad de Mendoza, y Aldo Quevedo el 26 de noviembre de 1941 en la localidad de San Carlos, provincia de Mendoza. Se conocieron en la Facultad de Filosofía de Cuyo y se casaron a los seis meses. Los dos militaban en el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo). 

Ella tenía el apodo “Chiquita” y él “Dipy”. Fueron secuestrados entre septiembre y octubre de 1977 en la ciudad de Buenos Aires. Lucía estaba embarazada de dos a tres meses. 

Estuvieron prisioneros en los centros clandestinos conocidos como “Club Atlético” y “El Banco”. A partir de testimonios de sobrevivientes pudieron establecer que Lucía fue retirada de “El Banco” entre marzo y abril de 1978 para dar a luz. Carlotto contó que sospechan que el nieto 131 pudo haber nacido en 1978 en la Escuela de Mecánica de la Armada –Esma–, el mayor centro clandestino de detención y tortura de Argentina en la última dictadura.

Los familiares de la pareja no sabían que Lucía estaba embarazada; las primeras informaciones las tuvieron justamente por testimonios de sobrevivientes. Recién confirmaron su embarazo en 2004 a partir de una investigación documental iniciada por el Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos de Mendoza y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad –Conadi–.

En 2005 la familia Nadín dio su muestra de sangre al Banco Nacional de Datos Genéticos –que se ocupa de casos de apropiación durante el terrorismo de Estado– y más tarde dieron con un hermano de Aldo, quien también dejó su muestra. Así pudieron ampliar el mapa genético, aumentando las chances de encontrar a la persona apropiada.

En 2015, a partir de una investigación realizada por Abuelas y Conadi, se identificó a un hombre de quien se sospechaba que podía ser hijo de desaparecidos. No tuvieron suerte al contactarse con él, y en 2019 los organismos recurrieron a la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado que en abril de ese año presentó una denuncia ante la Justicia.

En septiembre de este año se realizó la muestra genética y ayer, miércoles 21 de diciembre, se confirmó que se trataba de un hijo de desaparecidos. Este jueves Abuelas comunicó la noticia a toda la sociedad.

“Un trabajo constante, silencioso, paciente y amoroso”

Carlotto resaltó los 45 años de lucha que lleva Abuelas y dijo que trabajan día a día “con la esperanza y la convicción” de que van a encontrar a los nietos que faltan. “Pueden estar en cualquier lugar del mundo”, advirtió. Y sintetizó la tarea del organismo como “un trabajo constante, silencioso, paciente y amoroso”. 

A pesar de las dificultades por la pandemia, Carlotto destacó que en este tiempo más de 2.000 personas consultaron en las oficinas de todo el país y 400 casos avanzaron a través de la Justicia. Recordó, además, que se despidieron de varias compañeras que fallecieron, que el tiempo es urgente y necesitan encontrarlos a todos.

También recordó que todos los años Abuelas renueva sus campañas de búsqueda y pidió a la sociedad en su conjunto que acompañe el reclamo.

“Apelamos a la sociedad a sumarse. Cualquier dato o sospecha es suficiente para acercarse. No se guarden la información, no se queden con la duda, no guarden silencio”, sostuvo. 

Más de tres años de espera

Abuelas de Plaza de Mayo busca desde 1977 a sus nietas y nietos apropiados durante la última dictadura. Por entonces el robo de bebés fue una práctica sistemática de los militares en el poder, con la complicidad de médicos, jueces y demás civiles.

Hasta ahora restituyeron la identidad de 131 personas. Se estima que todavía falta encontrar alrededor de 300 personas que fueron apropiadas.

Desde la recuperación de la democracia en diciembre de 1983, nunca había pasado tanto tiempo entre una y otra restitución. La última había sido el 13 de junio de 2019: Javier Matías Darroux Mijalchuk, el nieto recuperado número 130. Su mamá Elena Mijalchuk lo llevaba en brazos cuando desapareció. Estaba embarazada y buscaba a su marido Juan Manuel Darroux, que había desaparecido hacía poco. Javier Matías tenía cuatro meses y fue encontrado en la calle. Fue adoptado. Cuando se anunció su restitución Abuelas subrayó -y celebró- que no haya sido criado por represores. Javier Matías se encontró con su tío, que en más de 40 años nunca cambió su número de teléfono para asegurarse que el reencuentro no tuviera más obstáculos.

Los últimos años estuvieron signados por la pandemia de coronavirus que trajo reclutamientos y menos encuentros sociales. Si bien la vida “normal” se recuperó por completo hace más de un año, las restituciones demoraron en llegar. Para Abuelas, este hecho tuvo mucho que ver: en 2020 el organismo tuvo uno de los números más bajos de consultas de personas que dudan de su identidad. Sin embargo, la recuperación de la vida social vino con una buena noticia: en 2021 las consultas se triplicaron. 

Diez años de justicia

En julio de 2022 Abuelas celebró los diez años de las primeras condenas por robo de bebés. La organización recordó el aniversario del emblemático juicio que probó el plan organizado por los militares, con miles de civiles cómplices, para la apropiación de menores y sustracción de identidad que se dio en Argentina entre 1976 y 1983. 

Esa investigación probó la existencia de una “práctica sistemática y generalizada de sustracción, retención y ocultamiento de menores de edad” en “el marco de un plan general de aniquilación que desplegó sobre parte de la población civil, con el argumento de combatir la subversión implementando métodos del terrorismo de Estado durante los años 1976 a 1983 de la última dictadura militar”.

Robo de bebés en Rosario

En la ciudad se investigó por primera vez un caso de apropiación de menor y sustracción de identidad en el marco de la causa Klotzman, que dictó sentencia en julio de 2021. Era, también, la primera vez que se investigaban los crímenes cometidos en la Quinta de Fisherton (San José de Calazans 8600) que funcionó como centro clandestino de detención. 

La hija de la pareja Cecilia Barral y Ricardo Klotzman nació en cautiverio y su identidad fue restituida en 2011. De las 29 víctimas sólo sobrevivieron la bebé y dos hombres más (uno de ellos no llegó a constituirse como víctima en esta primera elevación de la causa). Los demás fueron asesinados o desaparecidos y eran todos militantes del PRT-ERP.

Para la filial local de Abuelas fue un juicio especialmente importante por la investigación de la apropiación y porque además hubo otras tres mujeres embarazadas al momento de su secuestro: Isabel Ángela Carlucci, María Laura Gonzalez y Liliana Beatriz Girardi. Las tres fueron llevadas con vida desde sus domicilios, sin embargo durante el transcurso del juicio no se obtuvieron más precisiones sobre el nacimiento o no de sus hijos o hijas. Los represores continúan su pacto de silencio.

A pesar de esto, el Tribunal “receptó y dio por probada la responsabilidad de (Jorge Alberto) Fariña en la apropiación y robo de identidad de la nieta recuperada”, establecieron en su momento desde Abuelas a este medio.

Si tenés dudas, consultá

Abuelas busca a personas que fueron apropiadas entre 1975 y 1980, años referenciados por el robo sistemático de bebés, niñas y niños. Eso quiere decir que las personas que buscan hoy son adultos de más de 42 años. Muchos ya tienen hijos e incluso las dudas a veces vienen de ellos: los bisnietos.

Las campañas de Abuelas apuntan a todas las edades, sobre todo a los nacidos a fines de los setenta pero también apuntan a los jóvenes, adolescentes y niños para despertar la pregunta sobre su origen familiar.

Las personas que nacieron entre 1975 y 1980 y dudan de su identidad o conocen a alguien que duda o tienen información que puede ser útil para las investigaciones, pueden comunicarse a rosario@abuelas.org.ar o al (0341) 447-6776 o acercarse a Laprida 563, oficina “C”. Más información en www.abuelas.org.ar 

 

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