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Aniversario

A 24 años de la muerte de Gilda, una mujer que derribó prejuicios y se transformó en mito

Este lunes se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Miriam Alejandra Bianchi quien pasó de la popularidad a la inmortalidad a los 35 años, cuando falleció junto a su hija, su madre y tres músicos, en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos


Ícono de la música tropical y de la cumbia, Gilda (Miriam Alejandra Bianchi) pasó de la popularidad a la inmortalidad a los 35 años, cuando el 7 de septiembre de 1996 murió junto a su hija, su madre y tres músicos, en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos.

La artista, nacida en 1961 en Ceibas, Entre Ríos, adoptó el seudónimo Gilda en homenaje al personaje de Rita Hayworth.

El colectivo accidentado en el que viajaba la creadora de cumbias inolvidables como “Fuiste”, “No me arrepiento de este amor” y “Corazón valiente” se transformó en un santuario en el que se prolongan los milagros que ya se le atribuían a la cantante en vida.

La historia relata que durante un recital en Jujuy, Gilda vio llorar a una niña cerca del escenario y al finalizar el concierto la abuela de la niña se acercó para decirle el motivo: “Su madre está en terapia intensiva, y la niña le pone tu música como si ésta pudiera curarla”. Al tiempo, dicen, la madre de la pequeña se recuperó.

Cuando apareció en escena, Gilda revolucionó la música tropical con su rostro angelical y su dulce voz, un cóctel que contrastaba con el tipo de música que era hasta ese entonces sólo patrimonio masculino.

Una vida fuera de los moldes

Sobre el final de los años ochenta, Miriam trabajaba como maestra jardinera, estaba casada con el novio de toda su vida, criaba a dos hijos en edad escolar, se ocupaba de su casa y estaba por cumplir 30 años. La historia comenzó a cambiar el día en el que leyó un aviso clasificado en un diario en el que pedían vocalistas para una banda. Con el recorte en mano fue a la dirección indicada y tuvo su primera audición. Ahí conoció a Juan Carlos “Toti” Giménez, compositor y tecladista de Ricky Maravilla, quien se convertiría en su impulsor, su socio, su compañero artístico y su amor. Junto a él se animó a romper mandatos, no sólo puertas adentro de su casa, sino también en el ambiente tropical que en ese momento estaba dominado por hombres, siendo las únicas mujeres Lía Crucet y Gladys “la Bomba tucumana”.

Comparada con esas referentes, rubias, voluptuosas y con ropa ajustada, Gilda era todo lo contrario. Fue así que tuvo que luchar contra el prejuicio del ambiente ya que no cumplía los cánones de la mujer de la movida tropical.

De la mano de discos como De corazón a corazón (1992), La única (1993) y Pasito a pasito… con Gilda (1994) se fue abriendo un camino hasta la llegada de lo que podría considerarse como su consagración: Corazón valiente (1995). El material, producido por Leader Music, obtuvo el disco de oro y doble platino.

Recuerdo cinematográfico

Después de su trágica muerte Gilda se transformó en un mito, propiciando homenajes, recuerdos y santuarios. En el 2016 llegó a la pantalla grande de la mano de la película Gilda, no me arrepiento de este amor, dirigida por Lorena Muñoz y protagonizada por Natalia Oreiro.

“Mi admiración por Gilda comenzó cuando yo era una adolescente”, supo contar Oreiro. “Hace muchos años que quería llevarla al cine porque entendía que la suya era una historia de lucha y superación y que era un hecho cinematográfico”, agregó.

Sobre el desarrollo del personaje, contó: “Hay algo que tenía que salir de adentro porque no soy imitadora, soy intérprete, y lo que necesitaba era encontrar su energía, su luz, y para eso necesitaba encontrarla a Miriam cuando era maestra jardinera y mamá. Tuve que alejar mi costado de fan porque corría el riesgo de idealizar al personaje y, para mí, era importante mostrar a una mujer con contradicciones”.

Homenajes en las redes

Este lunes fueron muchos los usuarios de redes sociales que recordaron, a 24 años de su muerte, la figura de Gilda, sus canciones sus shows y sus milagros.

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