Policiales

Audiencia imputativa

Los Monos y un incidente carcelario: el trasfondo del asesinato de una joven en barrio Godoy

Tartita Cantero, uno de los hijos del fundador de la banda los Monos, quedó acusado de haber asesinado a Débora Fernández el pasado 17 de marzo. Para la Fiscalía, el hermano de la víctima, un tal Casquito, preso en Piñero, tuvo un incidente con Chanchón, hermano de Tartita, que derivó en venganza


Tartita quedó preso por el plazo de ley, al menos dos años previo al juicio.

Alexis Claudio “Tartita” Schneider es uno de los hijos de Ariel “Viejo” Cantero, uno de los fundadores de la banda los Monos y condenado a seis años por asociación ilícita en 2018, en el juicio de la famosa megacausa Monos. Tartita, que tiene 20 años y lleva el apellido de su madre, fue detenido el viernes pasado en una vivienda de barrio Triángulo. Los detectives de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) lo buscaban por estar señalado como autor del crimen de Débora Natalí Fernández, una chica de 28 años asesinada en marzo pasado en Colombres al 3000.

En una audiencia que se realizó este lunes por videoconferencia, Tartita fue acusado por el fiscal Alejandro Ferlazzo de haber matado a Débora, el 17 de marzo pasado a las 14.30 cuando atendió el llamado a la puerta en la casa de su madre en Colombres entre Forest y White, y recibió dos disparos de los siete que disparó el homicida.

Débora era madre de un nene de ocho años y se ganaba la vida como emprendedora social en el programa Nueva Oportunidad, agonizó unos instantes y antes de fallecer aportó un posible nombre del homicida, develó una fuente fiscal. Un dato que se sumó a otros indicios que fueron desentrañando el móvil del crimen.

Ocurre que Débora, era hermana de Darío David “Casquito” Fernández un convicto que purga condena por un homicidio ocurrido hace 12 años en barrio La Granada. La pena que recibió es de catorce años y actualmente Casquito se encontraba en el pabellón 7 de la cárcel de Piñero, un espacio que alberga a presos relacionados con el clan Cantero.

Según fuentes judiciales, en el legajo fiscal consta que el 16 de marzo, un día antes del asesinato de Débora, Casquito tuvo un encontronazo con Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero, hermano de Tartita preso desde octubre de 2019 –luego condenado a 14 años– por el asesinato del policía Cristian Ibarra ocurrido en un contexto narco: el manejo de la distribución de drogas en la zona del Fonavi de Viamonte y México.

De hecho, en esa investigación fue cuando empezó a sonar el apodo de Tartita como uno de los compinches de Chanchón en el manejo territorial de ese sector del oeste para la venta de drogas al menudeo.

La hipótesis fiscal señaló que Chanchón juró venganza contra Casquito por ese incidente carcelario. Y que Tartita, su hermano menor, fue el encargado de llevarla a cabo.

El blanco fue Débora Fernández, a quien sus allegados señalaban como ajena a este conflicto, ya que se ganaba la vida en la cooperativa La Trinchera, en un microemprendimiento de sublimado de remeras, contaron sus compañeros de trabajo.

Otra declaración incorporada a la causa es la de la madre de Débora, que el día del asesinato de su hija dijo que había recibido una breve e inusual comunicación de Casquito, quien le deslizó: “Me mandé una cagadita” antes de cortar.

También, según la Fiscalía existen “testimonios que aportaron datos de un auto que se usó para cometer el crimen; registros de cámaras de seguridad en la cual se detectaron un vehículo de similares características, y el secuestro del mismo”.

El auto en cuestión, un Volkswagen Gol rojo, fue incautado el pasado viernes 29 de mayo en Rojas al 1600 en el marco de una redada de siete allanamientos. Tartita cayó en una vivienda de Solís al 3300, donde efectivos de la División Inteligencia de la AIC secuestraron un revólver calibre 38 (que le valió a Tartita una imputación por portación ilegal de arma), 90 bolsitas de cocaína, un centenar de municiones 9 milímetros, varios celulares, una balanza de precisión y unos 200 mil pesos, enumeraron las fuentes.

Por el hallazgo de la droga –no había investigaciones previas al respecto, dijeron voceros del caso– Tartita fue indagado en la Justicia federal por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, y le dictaron prisión preventiva.

La misma resolución tomó el juez provincial Carlos Leiva, quien tras escuchar a las partes, aceptó la acusación y la evidencia del fiscal Ferlazzo y dictó la prisión preventiva por el plazo de ley para Tartita por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

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