Ya está. Tras la sanción por el Congreso
se espera que el próximo miércoles el
Ejecutivo promulgue la ley de matrimonio
igualitario y la publique en el Boletín
Oficial, para que así entre en vigencia.
Hasta hay una fecha tentativa para
la primera boda entre personas del mismo
sexo bajo la nueva norma: el 12 de
agosto, en el barrio porteño de Palermo.
Pero igual, la efectiva puesta en práctica
de esta ampliación de derechos civiles
a la comunidad homosexual deberá
enfrentar resistencias, como la que a modo
de primer ejemplo expresó una jueza
de paz de La Pampa al adelantar que
no casará a ninguna pareja gay porque
pese a ser empleada de un Estado laico
prefiere anteponer los preceptos de la
Iglesia católica a la que adscribe. “Una
relación entre homosexuales es una cosa
mala delante de los ojos de Dios. Y como
Dios no lo aprueba, yo no debo hacerlo.
Cueste lo que cueste”, se excusó
la mujer, sobre quien ya recayeron numerosas
críticas por discriminación.
Igual, una vez que se reglamente la nueva
ley todos deberán cumplirla, porque
ésta no admite, a diferencia del fallido
intento alternativo de “unión civil”, objeciones
de conciencia de índole religiosa
o moral. Desde la Dirección de Registros
Civiles porteños lo dejaron en claro:
“Quien no cumpla tendrá que renunciar.
Casar a una pareja (sea o no del mismo
sexo) será una función pública más”.
“Yo no los voy a casar. La Biblia me
enseña que primero tengo que obedecer
la ley de Dios y después la de los hombres”,
arguyó Marta Covella, jueza de paz
de la ciudad pampeana de General Pico.
La funcionaria explicó que si se presenta
el trámite de pedido de matrimonio
de dos hombres o dos mujeres delegará
la responsabilidad en el juez suplente,
pero ella no presidirá el acto legal.
Como si fuera empleada del Vaticano
y no del Poder Judicial de una provincia
inserta en un Estado laico, Covella argumentó:
“Me crié leyendo la Biblia y sé
lo que Dios piensa. Y una relación entre
homosexuales es una cosa mala delante
de los ojos de Dios”. La mujer completó:
“Para Dios los grises no existen, es
blanco o negro. Y esto es negro. Y como
Dios no lo aprueba, yo no debo hacerlo.
Cueste lo que cueste”.
En La Pampa, los jueces de paz duran
cuatro años y son elegidos por el electorado
en los comicios en los que se designan
los intendentes, aunque dependen
del Poder Judicial. Desde los Tribunales
provinciales aclararon que por
ahora no se analizan posibles sanciones
a los magistrados que se nieguen a cumplir
con la flamante ley. La comunidad
gay-lésbica del distrito remarcó, en cambio,
que por encima de sus convicciones
religiosas la jueza debe cumplir con sus
funciones. Y en consecuencia, adelantó
que la denunciará por incumplimiento
de deberes y por discriminación si efectivamente
cumple con lo que amenazó.
Con todo, este tipo de rebeldías son
por ahora verbales, acotadas y de improbable
materialización. Alejandro Lanús,
director general de registros civiles
de la ciudad de Buenos Aires, advirtió
que “quien no cumpla con su función
tendrá que renunciar”. El funcionario
explicó en ese sentido que “en unos días,
cuando se completen los pasos formales
de la ley, casar a una pareja, sea o
no del mismo sexo, será una función pública
más del registro civil”.
De hecho, en las dependencias porteñas
ya se reciben los pedidos de boda
entre personas del mismo sexo, aunque
se les otorga una fecha condicional. Es
que, según estimó Lanús, pasarán entre
15 y 20 días para que empiece a regir la
nueva norma con su reglamentación.
El primer turno asignado con este carácter
provisorio es para el viernes 12 de
agosto. Fue solicitado por la pareja conformada
por el representante artístico
Alejandro Vanelli y el actor Ernesto Rodríguez
Larrese, quienes de no mediar
imprevistos se casarán ese día en Palermo.
La Federación de Lesbianas, Gays,
Transexuales y Bisexuales (LGTB) estimó
en al menos 100 las parejas integradas
por dos hombres o dos mujeres que
se casarán inmediatamente después de
reglamentarse la nueva norma. Se trata
de quienes ya manifestaron intención
de legalizar su convivencia pero, ante el
rechazo a la hora de solicitar turno en
un registro civil, recurrieron en amparo
a la Justicia. De estos casos, “12 obtuvieron
fallos favorables, nueve ya son
matrimonio y tres más estaban por casarse
antes de la sanción de la ley”, detalló
María Rachid, titular de LGTB.
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