Policiales

Sangre, balas y muertes

Los Monos, un secuestro y dos kilos de carne

Los hermanos José y Ezequiel Fernández (apodado Parásito) fueron asesinados este lunes en el interior de un auto en el que también viajaba Gerardo Abregú, conocido como el Abuelo. Uno de los Fernández, al igual que Guille Cantero, fue acusado de un secuestro ocurrido el pasado 9 de septiembre


Los hermanos José y Ezequiel Fernández (apodado Parásito) fueron asesinados este lunes en el interior de un auto en el que también viajaba Ariel Abregú, conocido como el Abuelo. Los tres estacionaron en la puerta de una vivienda de Granadero Baigorria y los fusilaron dentro del vehículo.

Los hermanos  Fernández son tres José Horacio (apodado Grasita), de  33 años,  y Ezequiel Fernández (alias Parásito), de 28, y Nahuel Esteban, de 26.  Este último fue detenido con una ametralladora, tres pistolas 9mm y chalecos antibalas en su casa de José ingenieros al 7600, o sea a dos cuadras de donde vivía la otra víctima, Gerardo Abregú. Nahuel quedó involucrado en el secuestro extorsivo con Guille Cantero. Parásito nunca fue detenido por el caso de secuestro extorsivo (se mantuvo prófugo).  Sin embargo Guille fue procesado pero la Cámara Federal revocó el fallo al considerar que el caso es materia de la justicia provincial. La Fiscalía Federal apeló. Grasita Fernández estuvo preso por el asalto al banco municipal de Empalme Graneros, el 8 de mayo de 2015, que dejó a los asaltantes dos millones de pesos como botín, pero fue luego desvinculad

El secuestro de FR –su identidad se mantiene en reserva por su seguridad-, que fue cometido alrededor de las 19.30 del 9 de septiembre pasado cuando dos captores lo subieron a un auto mientras tomaba algo en bulevar Seguí y Espinillo y lo trasladaron a un galpón. Se habían equivocado de blanco según las escuchas judiciales y como no tenía dinero y el padre de la víctima era carnicero Guille desde la cárcel le pidió un par de kilos de carne.

Fuentes de la investigación revelaron que la Justicia federal de Rosario ya tenía intervenido el celular que Cantero usaba en el penal y las líneas de sus cómplices que trabajan para él fuera de la cárcel y por ello, en esta causa, quedaron registradas las conversaciones antes, durante y después del secuestro.

“De la lectura de las transcripciones telefónicas se desprendía inequívocamente que Guille orquestó, desde su lugar de detención y amén de otras actividades ilícitas, el secuestro extorsivo de FR”, afirmaron los fiscales en su dictamen.

De las mismas escuchas surge que a Cantero lo llamaban por el sobrenombre Tío y que en el hecho participó Parásito. Los fiscales Federico Reynares Solari y Santiago Marquevich mencionan que en las escuchas previas a la captura de la víctima, Cantero y “Parásito” Fernández hablan del galpón donde planeaban ocultar al secuestrado como el lugar donde “si lo escondemos, lo escondemos bien”, y hablan de “los cuatro jugadores”, en clara alusión a los que iban a participar del hecho.

También quedó registrado en las escuchas que a las 19.53, es decir poco más de 20 minutos después de concretada la captura, Parásito se comunicó con Cantero para anunciarle que se habían equivocado de víctima al decirle: “Es otro, nada que ver este, amigo”.

Los secuestradores incluso le dijeron a su jefe Cantero que era parecido al de la foto que les había enviado pero que el DNI confirmaba que tenían a la persona equivocada, a lo que el jefe de los Monos les ordenó que lo lleven “igual” hasta tanto él pudiera averiguar si podían obtener algún rescate.

Los fiscales revelaron en el dictamen que la propia víctima les dijo a sus secuestradores que él “trabajaba en una metalúrgica, jugaba a la pelota y que su padre era carnicero”, ante lo cual en las escuchas quedó registrado que el propio Guille Cantero se le ocurrió la posibilidad de pasar por lo del padre carnicero para pedirle “un par de kilos de asado” como rescate.

“Si bien los captores no llegaron a exigir un rescate por la liberación de FR, lo cierto es que ésa fue su primigenia intención, la cual mantuvieron hasta el final, aun luego de advertir que habían secuestrado a la persona equivocada, lo cual se cristaliza con claridad meridiana en lo manifestado por Guille Cantero, quien, al menos, quería exigirle a su padre dos kilos de asado”, escribieron los fiscales.

 

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