Una oficina en la torre más alta de esta ciudad fue el escenario que eligió el presidente de Total para América, Ladislas Paszkiewicz, para confirmar las aspiraciones de la empresa en el yacimiento argentino de Vaca Muerta y al mismo tiempo reclamar el acceso al mercado de divisas, pedir costos más bajos y un cumplimiento de los compromisos contractuales.
Conocedor del mercado energético argentino (vivió dos años en Buenos Aires), con un español de marcado acento francés, explicó que “en la situación actual, para justificar las inversiones en Vaca Muerta, los costos deben bajar”. Junto al titular de la firma, Cristophe de Margerie, fueron los dos únicos hombres de negocios que se encontraron a solas con Cristina Fernández de Kirchner durante la última visita que la presidenta realizó a París.
Divisas para ir al sur
El requerimiento de una mayor infraestructura es un lugar común entre las empresas que aspiran a participar en la explotación de Vaca Muerta. Mientras la angloholandesa Shell iniciará la apertura de menos de diez pozos en los próximos meses, la estatal YPF lo hará en más de cien. Total buscaría un término medio al momento de evaluar las capacidades del yacimiento.
“Necesitamos tener acceso al mercado de divisas para invertir en los proyectos mayores de Tierra de Fuego, y así permitir la producción de nuevos recursos de gas para satisfacer la demanda doméstica argentina”, sostiene Paszkiewicz. La empresa ya opera en dos yacimientos en la provincia más austral. Para el segundo la inversión asciende a los mil millones de dólares y el objetivo es que la producción comience en diciembre.
Compensar costos
Un elemento determinante para la empresa será mejorar su estructura de costos, de ahí que Cristina de Kirchner y el CEO De Margerie hablaron sobre la instalación de una planta de producción “parapetrolera” en Tierra del Fuego con la finalidad de fabricar toda la maquinaria petrolera de exploración y de producción y así no depender de la importación de insumos.
En ningún momento Paszkiewicz dará detalles explícitos sobre lo conversado en esa reunión de hora y media en el Hotel Intercontinental, uno de los más lujosos aquí y conocido por albergar desde el 1800 a toda la realeza europea que llega a París. Simplemente desliza que está a la espera de “señales” de que el gobierno reconoce el compromiso de la empresa.
Los plazos largos
Por momentos divertido (se reconoce hincha de River), Paszkiewicz también se ofusca ante las consultas sobre marcos regulatorios: “El país tiene que comprometerse a tener términos contractuales estables que correspondan a las inversiones a largo plazo que estamos haciendo en Argentina”.
En 2007, el gobierno argentino le prohibió a la compañía continuar exportando gas a Chile con el objetivo de alimentar la demanda interna (que tiene precios regulados inferiores a los pautados con el país trasandino). Chile, luego, debió importar gas licuado lo cual devino en un entuerto del oficialismo con la administración del entonces presidente Sebastián Piñera. Obviamente, Total afronta ahora una demanda por ese compromiso no cumplido.
Otra vez el Ciadi
Más incierto es el destino de Total en un arbitraje con la Argentina que en estos momentos se desarrolla en los tribunales del Banco Mundial. Meses atrás, el país apeló una resolución adversa, lo cual dilata el final de ese pleito. Eso fue antes de que comenzara la tendencia actual en el Ministerio de Economía comandado por Axel Kicillof de saldar esos compromisos en el Ciadi.
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