Por primera vez, Cristina de Kirchner dará su discurso el 1º de marzo ante la Asamblea Legislativa ante un Congreso adverso, con mayoría opositora y presidido por el “conspirador” de Julio Cobos. Una media docena de legisladores presidenciables, incluido el diputado Néstor Kirchner, comenzarán a construir sus campañas para 2011 con el Parlamento como principal escenario de operaciones.
La mismísima Cristina de Kirchner es un exponente presidencial, beneficiada por un plus conyugal, surgido del Congreso, ámbito que apunta a imponerse nuevamente a los gobernadores de provincia como semillero de jefes de Estado, tras las experiencias del riojano Carlos Menem, el porteño Fenando De la Rúa y el santacruceño –ahora bonaerense– Kirchner.
Bajo las cúpulas del Congreso convivirán hasta el próximo turno presidencial candidatos-legisladores como Kirchner, Cobos, Carlos Reutemann, Felipe Solá, Fernando Pino Solanas, Francisco De Narváez y hasta Gabriela Michetti. Cada uno con urgencias y estrategias propias, comenzará a tejer alianzas y a exponer su programa de gobierno a partir de la tarea legislativa en las sesiones ordinarias.
La nueva mayoría que ostentan los bloques opositores tras el recambio de bancas de diciembre del año pasado obligará al diputado Kirchner a desarrollar un doble juego.
El ex presidente continuará operando sobre los gobernadores e intendentes pero con la Quinta de Olivos como búnker de elite. El esposo de Cristina tendrá una exposición mínima en la Cámara de Diputados, no integrará ninguna comisión ni tampoco cargos en el bloque oficialista. Ejercerá el poder ipso facto, redireccionando partidas presupuestarias y a través del contacto directo con intendentes y gobernadores. Para eso volverá a refugiarse en el Partido Justicialista y será el gran elector del candidato oficialista para 2011.
Cobos, el principal adversario del kirchnerismo, implementará una táctica diametralmente opuesta. Aumentará su visibilidad en el Senado y no renunciará a la vicepresidencia hasta junio de 2011 teniendo en cuenta que la nueva ley de partidos políticos fija el segundo domingo de agosto de ese año para la celebración de las elecciones internas, simultáneas y obligatorias. El mendocino buscará mostrarse como la última reserva institucional frente a los avances del gobierno y tenderá puentes con actores afines del peronismo disidente, como José Pampuro y Reutemann, para soñar con un gobierno de cohabitación que rejuvenezca la concertación plural.
Reutemann, ausente con aviso de la vida política durante todo el verano, ejecutará con frialdad sus planes. El ex gobernador de Santa Fe viajó a Europa durante el verano y evitó confrontar con el gobierno durante la crisis del Banco Central. Su estrategia fue evitar el desgaste que sufrieron Macri y Cobos por mostrarse abiertamente opositores a la Casa Rosada y llegará intacto al inicio de las sesiones ordinarias, con la oposicón de postularse a presidente o a gobernador de su provincia.
Cerca de Reutemann se ubicará el diputado De Narváez. El empresario insiste con apoyar al ex piloto en su proyecto 2011 incluso aunque tenga que resignar su alianza con Macri. De Narváez le propuso al senador de Santa Fe Federal acompañarlo en la fórmula, como candidato a gobernador de Buenos Aires y también, si hace falta, en la interna del Partido Justicialista.
Solá, cada vez más distanciado del macrismo y también de De Narváez, tendrá este año su última chance de mantener su sueño presidencial a flote. El diputado del peronismo disidente lidera una bancada de 40 legisladores de distintas provincias y es el único que se muestra abiertamente a favor del regreso de Eduardo Duhalde a la política. Dipuesto a encabezar una fórmula propia pero también a secundar al lomense en la boleta 2011, Solá mantiene tendidos puentes con Cobos a través del diputado del PJ cobista de Mendoza Enrique Thomas.
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