Ciudad

El encanto anárquico y libre del arte callejero rosarino

Por: Agustín Aranda. Dos referentes de la actividad cuentan cómo es eso de convertir paredes estériles en pura expresión. Un equipo de arte nocturno, apoyo y sinergia artística

Son dos representantes del arte callejero quienes se encargan de reflexionar acerca del avance de esta expresión en la ciudad. Ambas destacan la necesidad de aumentar los “espacios creativos” y se defienden ante las acusaciones de vandalismo. Son –en definitiva– dos perfiles que hablan por decenas de artistas que en la actualidad toman día a día la calle como lienzo. Una de ellas es Analía Regué o “Damita Dinamita”, referente y creadora de un movimiento artístico, hoy de moda en la ciudad: el stickboxing. Entre deporte, impacto y “una seguidilla de ideas felices”, las paredes rosarinas y algunos espacios olvidados fueron revitalizadas con colores, multiplicidad de técnicas artísticas, personajes de la cultura pop, el anime y el mundo interno de cada productor.

La moda de diseñar sobre papel afiche y luego pegar con cola de carpintero sobre callejones, plazas, galpones, entre otros, conviven con los graffitis partidarios y en muchos casos son respetados por las conocidas pintadas en referencia a clubes de fútbol, básquet y rugby.

Según Regué, el respeto llegó hace no más de un año y coincidió con una serie de rounds –fiesta y taller abierto para los interesados en la técnica de dos días de duración– en distintos puntos de Rosario. A diferencia de los círculos alternativos del graffiti, que de acuerdo a Damita es mucho más fuerte en Buenos Aires, el stickboxing propone los talleres de libre acceso en los que se contextualiza sobre la historia de arte callejero en la Argentina y el mundo para luego profundizar sobre cómo pegar, entendido también como afectar. La tendencia iniciada en su mayoría por mujeres atrajo a artistas callejeros jóvenes, que replican la técnica en lo cotidiano.

Durante 2006, Analía, oriunda de Gálvez, decidió tomar la calle tras algunas experiencias de intervención en lugares públicos mientras cursaba sus estudios en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Fue con un esténcil de la hoy icónica imagen de Juan Salvo, protagonista de la mítica historieta creada por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, El Eternauta. Para la artista, poco se hablaba del proceso durante los primero años de la década pasada y si se accedía, era desde los libros. “Como una visita guiada eventual a la memoria reciente”, explica. En busca de la construcción continua de la memoria, los Eternautas fueron gatillos para disparar el interés de los ciudadanos, que si no sabían, preguntaban quién era.

“Quería salirme del arte político, que muchas veces genera un corralito en cuanto a un sistema de mensajes. Comunicar de otra manera fue la tarea y me interesaba afectar capas sociales completas. Ya había comprobado el potencial social de la calle para el arte”, apunta, Analía, ahora “Damita Dinamita” en el frontón ubicado en las cuatro plazas, en el oeste de la ciudad. El lugar, que fuera intervenido por la Federación de Stickboxing, con el aporte del programa municipal Ceroveinticinco, mantiene su función deportiva y artística.

Casi cuatro años pasaron de la creación lúdica que unió características del deporte –reglamento, juego, grupalidad, club– con arte. Al investigar el potencial del papel y la pegatina, conocido recurso tanto de las grandes compañías publicitarias como por iniciativas universitarias, Damita Dinamita empezó a colgar las primeras imágenes dedicadas a las mujeres del boxeo, “mujeres fuertes”. “Es un deporte de impacto. Estoy pegando por partida doble: en la pared y en la conciencia de otros”, dice justificando el juego de palabras.

Con tres representantes en Buenos Aires – “La Wife” (Marianela Leguizamón), “Bambi” (Luciana Rondolini), “Tiny Paintings” (Caro Sosa Repic) y “Juli San” (Julieta Regazzoni)– y dos en Rosario, “Damita Dinamita” y “Vanina Montoto” (Vanina Mont), la federación se alejó de las estrategias vandálicas de grupos que pintan los trenes en Capital Federal, por ejemplo, y marcó su norte desde congregar, enseñar e intervenir lo público.

Gracias a un crédito otorgado por el Fondo Nacional de las Artes en 2009, el año pasado la iniciativa amplió sus horizontes. Mar del Plata, Córdoba, algunos lugares de la Patagonia y hasta Ecuador fue parte del raid artístico de Damita Dinamita a caballo del stickboxing. Entre talleres y trabajos a pedido para galerías, casas particulares, centros de meditación y hasta la feria tecnológica Tecnopolis, los “sticks” de los realizadores circularon, etiqueta mediante, por la dialéctica: calle e internet.

Material infinito

De acuerdo con Damita Dinamita, en todas las intervenciones nunca han tenido problemas con los vecinos o el Estado local. A través de sendos pedidos a espacios culturales y los Centros Municipales de Distrito, la federación explayó sus diseños en las más variadas técnicas: trabajo serial en fotocopias, fotocopias enlazadas que parten de fotografías o dibujos, esténcil sobre papel, grabados, dibujos directos con pincel, aerógrafo, serigrafía. “No hay un norte temático. Cada cual le mete el bagaje que tiene”, analiza sobre la libertad de contenido de las pegadas que el grupo profesa. Para la Damita Dinamita, el arte callejero argentino recae muchas veces en la historia aunque su distinción a nivel latinoamericano es “la factura, la calidad, que sobra”. “Hay muchos realizadores en los que se les mete la música. Siempre hay un «ramonero», por ejemplo. Yo me metí con el cine de acción e hice reproducciones de los malos de las películas. Calculo que quien lo mira, recuerda la película y sino pregunta. Eso es todo”, simplifica Damita.

“Mi preferida fue la del barco abandonado en Costa Alta, a metros del puente Rosario-Victoria. Siempre estuvo y al no haber nada para hacer, el río estaba bajo. Me fijé cuando iba a volver a subir. Teníamos un mes de trabajo. Llegó gente de Buenos Aires y Mendoza. Hoy creo que la crecida se llevó todo, pero queda el recuerdo”, evoca al ser consultada por las numerosas intervenciones en la ciudad.

Educación

“Jugamos con el abandono de la ciudad. Con aquella fisura de la maquinaria publicitaria de venta de necesidades innecesarias. Arte en la calle es la idea”, arma desde lo ideológico Damita Dinamita. Es que el arte callejero, como fenómeno sin reconocimiento académico, sirve como insumo para diseñadores y productores de cultura. Sin embargo, poco hay escrito y publicado, por lo que las intervenciones son fotografiadas y distribuidas por redes sociales, en particular, la plataforma Flicker. Red utilizada por fotoaficionados, artistas plásticos, entre otros, dedicada al “compartir” de imágenes. Este material de estudio sobre el “street art” se hace cada vez más necesario, explica Damita, a medida que crece la tendencia, muchas veces desde la creciente cultura hip hop en la Argentina.

“Antes salir no era una opción. Hoy no es raro y hasta está de moda. Después de la efervescencia quedarán algunos realizadores con oficio. Mientras tanto, hay que disfrutarlo”, asegura Damita, o Analía Regué.

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