El Hincha

La idea está, faltan intérpretes

Quiere ganar, pero no sabe como hacerlo. Es ingenuo y repetitivo en la búsqueda del resultado.

Juan Pizzi marcó varias veces en la conferencia de prensa post partido que “la idea de juego está”. Y tiene razón, Central trata de ser un equipo generoso que intenta ganar de principio a fin. Pero es muy ingenuo, demasiado. Ayer chocó una y otra vez contra el muro que paró Caruso Lombardi para contenerlo, y lo logró. Casi sin sobresaltos, ya que las únicas jugadas (o acciones) que generaron sensación de gol se dieron en los cinco minutos finales, y fue más por un arrebato acompañado por rebotes, que por ingenio de los hombres canallas.

Por eso la pregunta que se impone es si Pizzi eligió bien los intérpretes para llegar a cabo su plan de juego. Central terminó el partido jugando con Ferrari (posiblemente el más claro de todos), Biglieri, Carrizo, Rivero, Castillejos, Medina y Ricardo Gómez. Siete jugadores dispuestos a atacar, y no les salió una sola jugada armada como corresponde. Todo fue pelota a cargar, sin abusar de pelotazos, pero chocando contra el muro de Caruso. Y Trípodi se destacó apenas por un par de atajadas en el final del partido, ligadas a la presión y las ganas que al juego mismo.

Para colmo la locura contagió a los defensores, Talamonti se dejó ganar una pelota por Telechea y terminó haciéndole un penal enorme que Pitana obvió. El arquerito pifió una pelota al intentar jugarla con el pie, y no fue gol porque el delantero de Quilmes jamás imaginó semejante chambonada. Valentini fue el elegido por Caruso para que sea la salida canalla, y lo fue. Resultante: traslado poco claro y pelota a dividir.

“A Central le falta un diez”, puede ser la sentencia popular que proyecta  lo largo del tiempo. Y es verdad, no cuenta con jugadores inteligentes de mitad de cancha hacia adelante. Aquel que parando la pelota, metiendo la pausa o acelerando, puede cambiarle el rumbo a un partido tan trabado como el que presentó Quilmes. Tampoco las soluciones llegan desde la pelota quieta, los ejecutantes no están precisos, y ya lleva 61 partidos sin hacer un gol de tiro libre. Un número significativo que resalta la falta de especialistas en la materia.

La conclusión es que se trata de un equipo más, con ganas de ganar, pero sin ideas claras para llevar adelante el propósito. No es producto de la casualidad que haya empatado los últimos tres partidos jugados en el Gigante (Brown de Madryn, Almirante y Quilmes). O que arrastra tres partidos sin convertir goles. Datos que lo acercan al común de la categoría, pero que lo alejan del ambiciosos propósito que marca como único objetivo el ascenso.

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