No hay reacción. Peratta haciendo locuras tratando de jugar casi de volante no es la solución. El equipo que entra tarde y su técnico se tiene que ir, antes que empiece el partido, y encima se va riendo, es inadmisible. ¿Es lo mismo que en la cancha que quede Marcelo Grioni (en impresentable pantalón corto, al mejor estilo Quico) a que esté Sensini? ¿Entonces? De qué se reía Roberto, y hasta se permitió un chiste con Neil.
Su equipo, Newell’s, está perdido. No jugó tan mal como contra Estudiantes o Independiente, pero lejos estuvo de tener la consistencia de no hace tanto tiempo atrás. El plantel es chico, suficiente con prestar atención al banco, y Sensini no encuentra el rumbo. No se sabe a qué juega, y la cosa no es individual, es colectiva. River y Arsenal son los próximos compromisos. De no ganar, el final del ciclo se precipitará de manera inminente.
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