Mundo

El arquitecto del Plan Cóndor

Henry Kissinger cumple 100 años: un siglo de trabajar para el poder norteamericano

El que fuera secretario de Estado del presidente Richard Nixon nació un día como hoy en Alemania: escapó de los nazis a los quince años y se convirtió en un hombre que le dio forma no sólo a la política exterior norteamericana sino a la historia dictatorial de América Latina, incluida Argentina


El ex secretario de Estado Heinz Alfred Kissinger, luego devenido en Henry, nació en Fürth, Baviera, el 27 de mayo de 1923, en cuna de familia judía, que quince años más tarde abandonaría Alemania, escapando de la persecución nazi. En Estados Unidos, se convirtió en el hijo putativo de la familia Rockefeller y, a fuerza de imaginación, conocimiento de la realpolitik y de un anticomunismo rabioso, terminaría siendo el arquitecto de la política exterior no sólo de ese país, sino también un hombre de muchísima influencia en la historia dictatorial de diversos países alrededor del mundo, entre ellos Argentina y Chile.

El politólogo, consultor político y ex asesor presidencial llega al centenario de su nacimiento ciego de un ojo, con dificultades para escuchar pero con gran claridad y lucidez a la hora de brindar entrevistas en los medios de comunicación norteamericanos. Luego de terminar su servicio como integrante del cuerpo de inteligencia norteamericana en la batalla de Ardenas, al cual accedió por su condición de bilingüe.

Kissinger se recibió con honores en Ciencias Políticas en Harvard, cuyos estudios fueron financiados por la familia Rockefeller, y se estableció como docente en dicha universidad. El académico fue llamado como asesor del Consejo Nacional de Seguridad y de la Junta de Coordinación de Operaciones de Seguridad, en 1985.

El coqueteo con el poder de Kissinger comenzó de la mano del presidente Richard Nixon, a quien acompañó como secretario de Estado durante sus dos presidencias y fue el artífice de la “salida elegante” de la guerra de Vietnam, un conflicto que ya llevaba lustros de duración y que se había vuelto impopular ante la falta de avances de EEUU contra el pequeño país asiático. El académico puso como objetivo la desmilitarización a través del aumento de los bombardeos, provocando miles de muertes.

La extensión militar estadounidense llegó al punto de invadir Camboya, que se encontraba en guerra civil. Esto resultó en la asunción de Pol Pot, el líder de los Jeremes Rojos, desatando una carnicería. Algo parecido sucedió en Laos, que al estar atravesado también por conflictos internos, fue sencillo de invadir militarmente por Nixon, dirigiendo los bombardeos a esta zona que abastecía de recursos al Vietcong, o Frente de Liberación de Vietnam: el enemigo a vencer por los norteamericanos. No quedó ni un edifico en pie.

Henry Kissinger y Jorge Rafael Videla

En 1973 fue elegido como representante norteamericano para las negociaciones de paz con Vietnam del Norte que se llevarían a cabo en París. El interlocutor era Le Duc Tho, quien planteó la imposibilidad de un acuerdo si primero no terminaban los bombardeos. Finalmente, el consejero firmó la retirada de las tropas estadounidenses y la desmilitarización de Vietnam del Sur. La guerra continuó dos años y medio más, hasta la victoria norvietnamita sobre el sur. Tanto Tho como Kissinger fueron nominados al Premio Nobel de la Paz en octubre de 1973. Tho fue el único de los dos que no lo acepto, dado que la guerra no había cesado.

La controversia sobre el Nobel a Kissinger aún se mantiene. Ha habido campañas para que se le retire el premio, a la luz de sus antecedentes. El Comité Nobel jamás revocó la concesión de un premio y nunca se mostró proclive a dar el primer paso en el caso Kissinger. Las críticas se incrementan si se tienen en cuenta las fechas. El Nobel fue otorgado un mes después de uno de los hechos más dramáticos de América Latina en el último medio siglo, y que significó la expansión del anticomunismo al Cono Sur: el golpe militar en Chile.

El error chileno: Kissinger y su rol en el Golpe de Estado de Pinochet

Con la llegada del primer gobierno socialista del mundo al poder por medio de las urnas, Kissinger y toda la cúpula de la Casa Blanca veían aterrados el ascenso de una salida por izquierda de Latinoamérica: había que hacer algo.

El asesor presidencial en Seguridad Nacional ya contaba con 47 años, estaba en el centro del poder real de Estados Unidos y la victoria de Salvador Allende en Chile significó un mazazo para sus planes en materia de política internacional. Kissinger sostuvo la postura de Nixon con estas palabras: “No veo por qué tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”. Quedó al frente del Comité 40, una mesa chica integrada por la CIA, el Departamento de Estado y el de Defensa dedicada a estudiar y tomar decisiones sobre las diferentes situaciones del comunismo a nivel nacional e internacional. Allí se motorizó la acción contra Allende. El 11 de septiembre de 1973, la amenaza de la vía chilena al socialismo fue reemplazada por una dictadura brutal, la de Augusto Pinochet.

Henry Kissinger con Augusto Pinochet, enero de 1976 (Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores)

A las dos semanas de iniciado el régimen de Pinochet, Kissinger fue premiado con el cargo por el cual será recordado: Nixon corrió a un lado a William Rogers y puso al emigrante alemán al frente del Departamento de Estado. Desde ese rol se aseguró, en 1975 y a instancias de un ya agónico Francisco Franco, de impedir la independencia del Sahara Occidental a expensas del protectorado español. En esos días, Marruecos estaba en disputa y estaba la promesa de que el pueblo saharaui tendría su gobierno: Kissinger no lo permitió. El gobierno norteamericano de Gerald Ford (1974) creía que el autogobierno saharaui podría convertir al territorio en un enclave soviético.

El Plan Cóndor y las relaciones con Videla

El año 1975 fue el año de constitución de un entramado de dictaduras latinoamericanas que constituirían un auténtico operativo contra el avance de las ideas de izquierda y autodeterminación popular que corrían con fuerza en el continente: América Latina pasaba a ser el objetivo central de la agenda norteamericana. Durante una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores argentino, vicealmirante César Augusto Guzzetti, Kissinger le aseguró que Estados Unidos era un aliado, pero le urgió a “volver a procedimientos normales”, rápidamente antes de que el Congreso de Estados Unidos volviese a reunirse y tuvieron la oportunidad de considerar las sanciones: instó a los militares a actuar en la clandestinidad para llevar adelante los operativos de secuestro y desaparición de personas.

El 21 de junio de 1978, junto con Videla, Kissinger presenció el 6 a 0 de la Argentina a Perú por la Copa del Mundo. El demócrata Jimmy Carter había asumido la presidencia, por lo cual el alemán ya no era parte del gobierno estadounidense. No obstante, su contacto con la dictadura era constante.

Henry Kissinger reunido el 7 de octubre de 1976 con el canciller de la dictadura, Almirante Cesar Augusto Guzzetti. Foto: Clarín

Según revelaron cables de información desclasificados por el gobierno de Estados Unidos en agosto del 2016, Kissinger tuvo incluso una reunión privada con Videla, sin la presencia del embajador de EEUU en Buenos Aires, Raúl Castro, en la que se discutieron temas de derechos humanos y la política de asuntos exteriores de Carter. “Videla arregló todo para que Kissinger y el intérprete llegaran media hora antes que el embajador”, revela un cable.

Durante otra reunión extraoficial con el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), un grupo de diplomáticos argentinos conservadores y muy influyentes, Kissinger fue aún más lejos, declarando que “en su opinión, el gobierno argentino estaba haciendo un muy buen trabajo eliminando fuerzas terroristas”.

En 2010 se descubrió que Henry Kissinger canceló una advertencia contra el asesinato internacional de opositores políticos que se iba a emitir a algunos de los países que participaban en la Operación Cóndor.​ El 16 de febrero de 2007 se presentó ante la Corte Suprema de Justicia de Uruguay una solicitud de extradición de Kissinger a favor de Bernardo Arnone, activista político que fue secuestrado, torturado y desaparecido por el régimen dictatorial en 1976.

Ninguna mala acción deja de ser recompensada

Tras volver a la vida civil, Kissinger regresó a la actividad académica. Escribió libros y es constantemente consultado por presidentes y autoridades republicanas de gran relieve de Estados Unidos, incluido Bush padre e hijo, y el ahora candidato a su segunda presidencia Donald Trump.

En su momento, tras la detención en Londres de Augusto Pinochet, apareció la posibilidad de un juzgamiento a Kissinger. Nada de esto tuvo algún tipo de curso legal y, ya nonagenario, se lo ha visto circular en los Foros de Davos y ser entrevistado tanto por periodistas y asesores presidenciales como por jefes de Estado. La sombra de Kissinger aún se sostiene sobre la historia trágica de América Latina y el genocidio ocurrido en Argentina entre 1976 y 1983.

Jocosamente, un legislador santafesino le dijo a este diario, en el marco del centésimo cumpleaños del académico: “El cumpleaños 100 de Henry Kissinger es la prueba cabal de que es mentira de que no hay mal que dure cien años”.

Comentarios