Policiales

Perfume de mujer

Invertir en carteras, una pequeña gran estafa que terminó en condena

Con 14 delitos probados, la mujer que se hacía pasar por empresaria exitosa y ofrecía a sus víctimas que inviertan en su negocio (una fábrica de bolsos que le vendía a diseñadores de moda famosos) fue penada a tres años de prisión condicional


Una mujer de 53 años fue condenada a tres años de prisión condicional por el delito de estafa con ánimo de lucro, delito que cometió más de una docena de veces. El caso se conoció en 2018, cuando distintas personas advirtieron que habían sido engañadas y que no eran las únicas, por lo que se agruparon en redes sociales y avanzaron en conjunto con la denuncia penal. Así se supo que el ardid para sacarles dinero era similar. Silvina Garrido se presentaba como una empresaria exitosa y generaba vínculos de amistad y confianza con sus víctimas. Les decía que fabricaba carteras para diseñadores de moda famosos y les ofrecía invertir en el negocio para luego recuperar el dinero con jugosos intereses, promesa que nunca ocurría.

Este martes, la defensa de la mujer y la Fiscalía homologaron un acuerdo abreviado ante el juez Mariano Aliau que consiste en una condena a tres años de prisión condicional y una serie de reglas de conducta que incluye la prohibición de acercarse a las víctimas, la realización de trabajos comunitarios durante un año (cuatro horas semanales), y un resarcimiento económico por la suma de 300 mil pesos que pagará en cuotas.

En total se corroboraron 14 estafas con ánimo de lucro, según se aclara en el acuerdo.

La fiscal que investigó el caso, Valeria Haurigot, mencionó que los delitos fueron cometidos entre 2015 y 2018, cuando la imputada a lo largo del tiempo lograba generar una relación de confianza con las víctimas, para entonces presentarse como una empresaria exitosa, creadora de carteras que luego vendía a empresas reconocidas.

En base a esa presentación, la mujer ofrecía a las víctimas que invirtieran dinero en su negocio con la posibilidad de recuperarlo con altos intereses.

Así las víctimas hicieron disposiciones patrimoniales dinerarias en calidad de préstamos o con fines de inversión bajo la promesa de que la misma se los devolvería en un plazo determinado con las ganancias que dichas inversiones generarían o con los intereses que esos préstamos; causándoles a posterior un grave perjuicio patrimonial ya que dichos montos nunca fueron devueltos.

Golpe a la confianza

Una de las víctimas de estafa contó a El Ciudadano —a mediados de 2018— que lo que más le dolió no fue la pérdida de dinero sino “dejar de creer en los demás”. Según dijo en esa oportunidad Iván Romano, conoció a Garrido tres años antes de entregarle dinero cuando ella lo contrató para instalar un aire acondicionado en su casa, lo que fue el inicio de una amistad que incluyó una unión entre ambas familias.

El hombre recordó que los hijos de ambos se habían hecho amigos y solían compartir en familia cenas, cumpleaños e incluso Garrido los acompañaba a las marchas por los derechos de los niños autistas, espacio que Iván militaba por su hijo menor.

El hombre dijo que a comienzos de 2017 le chocaron el auto, siniestro que lo dejó en pleno verano sin poder trabajar y por eso no dudó en aceptar la propuesta de Garrido. Ella le ofreció un trabajo en la que presentó como su exitosa fábrica de carteras y le dijo que le iba a dar un auto nuevo. Él sólo tenía que hacerse cargo de los gastos de sellado y otros trámites del vehículo, que ascendían a 20 mil pesos, cifra que Iván pagó con entusiasmo. Luego pasaron meses y meses sin novedades, lo que Garrido atribuyó a problemas administrativos, a la devaluación, a la situación económica del país y hasta dijo que tenía cáncer. Incluso varias veces los visitó con la cabeza rapada por el supuesto tratamiento de quimioterapia, contó el hombre.

Una publicación de la mujer en Facebook despertó a Iván. Su amiga vendía todo para irse del país. Desde entonces, Iván encontró en redes sociales a otras personas que habían sido víctimas de Garrido con el mismo engaño, con las cuales decidieron iniciar una denuncia penal.
En un principio, la causa acumuló 16 denuncias por un total de 800 mil pesos. Así lo dedujeron los mismos damnificados que armaron un grupo de Whatsapp y alcanzaron a sumar 30 integrantes. Así se enteraron que no existía ninguna fábrica de carteras, y que la mujer de alto perfil social, que parecía tener gran poder adquisitivo y se jactaba de sus viajes a Europa y Asia y de su íntima amistad con el renombrado diseñador de moda Benito Fernández era solo una ilusión, que además de sueños y dinero, se llevó con ella la ganas de confiar en los amigos.

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