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Pedagogía y salarios

Educar y luchar: cumple un siglo la primera gran huelga docente de Rosario

Tras 16 meses sin cobrar sueldos, maestras y maestros salieron a reclamar uy fueron al paro en mayo de 1921. El gobernador radical Enrique Mosca respondió con un decreto forzando el retorno a las clases de los “apóstoles de la enseñanza”


Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano

Hace 100 años se plantó en Santa Fe la primera huelga docente, que logró un amplio apoyo de maestras y maestros, además de la opinión pública. El paro se había iniciado porque las y los docentes llevaban un atraso de 16 meses de sueldos, hasta que el 1° de mayo de 1921 algunos de ellos se reunieron con las organizaciones sindicales de la Federación Obrera Local Rosarina (FOLR) de tendencia anarquista, y comenzaron a plantear sus reclamos. El 15 de mayo se inició la medida de fuerza gremial mientras en la Legislatura se debatía un impuesto a los cigarrillos y al alcohol para hacer frente a los salarios. Mientras tanto, el gobernador radical Enrique Mosca lanzó un decreto en el que impelía a maestras y maestros a presentarse a sus puestos de trabajo el 23 de mayo, aún sin cobrar ni tener promesa de pago, o serían cesanteados. En las cotidianas asambleas de trabajo, los docentes recibieron el 90 por ciento del apoyo para continuar con el paro. Así nacieron las escuelas racionalistas “22 de Mayo” que estaban inspiradas en la experiencia educativa del pedagogo ácrata Francisco Ferrer Guardia.

Primer paro docente

El año 1921 había comenzando con un ardiente aire revolucionario en Santa Fe. En enero llegaban noticias del norte, en la empresa La Forestal donde había más de 500 obreros armados que se enfrentaban contra las fuerzas de seguridad y contra las de la misma empresa inglesa. En febrero se había generado el “Soviet de Rosario” cuando estudiantes y trabajadores anarquistas habían ocupado la Municipalidad imitando a los bolcheviques en Rusia. La ciudad también era escenario de huelgas en las que se quemaron tranvías y se detenía a todos los que no se adherían al paro.

Mientras tanto, las maestras y maestros santafesinos no cobraban desde hacía 16 meses y el ministro de Instrucción pública de la provincia, Agustín Araya, consideraba que los docentes eran “apóstoles de la enseñanza” y “padres del niño”. Según Araya, recién a partir del cuarto mes era posible el reclamo, pero era inconcebible que las maestras fueran a la huelga. Para continuar viviendo, las maestras y maestros pedían un adelanto del ya pobre salario en el Banco Provincial, que les restaba una parte importante del sueldo. No solamente el cobro a término estaba entre los reclamos no oídos, sino también la estabilidad del empleado público, que era renovado en cada elección –generando clientelas políticas– junto con la educación racional y laica –en Santa Fe aún había educación religiosa– y la formación docente en academias provinciales.

El escenario de radicalidad obrera en Rosario y el hartazgo de esa situación llevaron a que el 1º de mayo de ese año los dirigentes de la Federación Provincial de Maestros y la Unión del Magisterio de Rosario hayan planteado la idea de una huelga a la FOLR. El paro se inició el 15 de mayo y los legisladores provinciales buscaron una solución para sacar recursos de las arcas provinciales, pero el gobernador Mosca decidió emitir un decreto con la intención de doblegar a los educadores: le respondieron, en una asamblea de 900 personas, que iban a continuar con la huelga. Esa respuesta significaba que gran cantidad de maestros serían desposeídos de sus puestos de trabajo.

Escuelas Racionalistas

A partir de la experiencia del pedagogo catalán y anarquista Francisco Ferrer Guardia, quien fue uno de los pensadores de la Escuela Moderna –que fue denominada por los libertarios Escuela Racionalista– se proponía eliminar la estricta autoridad en el ámbito áulico y brindar mayor autonomía a los estudiantes sacando la religión del aula para incorporar mayores elementos científicos. Tras el fusilamiento de Ferrer Guardia en 1909, en Argentina, Brasil, Chile y México, entre otros países, se formaron las Ligas Racionalistas que impulsaban la creación de estas escuelas. En Rosario, desde la década de 1910 hubo varias que tenían como sede bibliotecas o locales de sindicatos. Enrique Nido (seudónimo de Amadeo Lluán), también catalán y anarquista, fue uno de los impulsores de más de una veintena de estas experiencias educativas en Santa Fe que se multiplicaron por la difusión que dieron los editores del periódico <La Rebelión< y del diario <El Comunista<. La intención de estos educadores era ofrecer una alternativa a la educación que brindaba el Estado provincial y el nacional, que en el caso santafesino mantenía la educación religiosa, por ejemplo. Los anarquistas se negaban a que sus hijos fueran educados con las ideas del capitalismo dominante. La maestra Haydée Maciel fue otra anarquista que impulsó nuevas formas de educar que implicaban clases al aire libre, entre otras innovaciones. Incluso, las hermanas Olga y Leticia Cossettini también impulsaron, aunque por fuera del anarquismo, y compartieron algunos de estos criterios de crítica a la escuela tradicional con la creación de la Nueva Escuela.

Escuelas 22 de Mayo

El decreto del gobernador Mosca cesanteó a la tercera parte de los docentes de Rosario que se unieron a la experiencia de Escuelas Racionalistas. El historiador Martín Acri señaló que la primera había sido fundada por Nido, cuyo esfuerzo mantuvo con vida a esas escuelas hasta su muerte en 1926. La segunda escuela racionalista, que al igual que sus pares brindaba educación a niños y adultos, fue implementada en el Sindicato de Obreros Municipales. Una tercera, que inició sus funciones en marzo de 1923, fue gestionada por el Comité de Auxilio a las Escuelas 22 de Mayo, que estaba integrado por los gremios de Estibadores, Metalúrgicos, Escoberos y Portuarios. Esta experiencia había nacido por iniciativa de algunos militantes, pero más tarde contó con el apoyo de la Asociación de Escuelas Racionalistas de Santa Fe. Los ferroviarios rosarinos también armaron su proyecto educativo con el Centro Escolar Racionalista, que contaba con escuelas diurnas para niños y nocturnas para adultos. Es posible que esta experiencia haya tenido lugar en el local que compartían estibadores portuarios y ferroviarios en la calle Catamarca 1862.

Como afirmó la socióloga Dora Barrancos, estas escuelas que contaban con el apoyo económico de las organizaciones sindicales y anarquistas fueron entrando en declive a partir de las diferencias que surgieron en estos grupos a mediados de la década de 1920. También, el fallecimiento de Nido tras una larga enfermedad facilitó la desaparición de la experiencia de Escuelas Racionalistas en Rosario.

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