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Ciencia y prehistoria

Una investigadora del Conicet bautizó un dinosaurio con un nombre femenino

La paleontóloga Cecilia Apaldetti destacó la importancia del hallazgo que demostró que los dinosaurios gigantes aparecieron 30 millones de años antes de lo que se pensaba y que al bautizar al ejemplar con un nombre femenino se rompió la Matrix


Celina Abud*

La paleontóloga e investigadora del Conicet Cecilia Apaldetti destacó la importancia de comunicar porque los dinosaurios “vinculan a las infancias con resultados científicos” y dijo que al publicar el hallazgo que demostró que los dinosaurios gigantes aparecieron 30 millones de años antes de lo que se pensaba, bautizar al ejemplar con un nombre femenino y que ella sea la primera autora del trabajo “rompimos la Matrix”.

La niñez suele dar pistas sobre la vocación, pero el camino puede llevar a sorpresas inesperadas que superan cualquier expectativa. Eso le pasó a Cecilia Apaldetti (38 años), quien por gustarle los animales desde pequeña se fue de su Mendoza natal para estudiar Biología a la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).

Pero a partir de segundo año, su carrera dio un giro rotundo al conocer los fósiles. Días atrás, fue reconocida en la categoría trayectoria del premio “Científicas que cuentan”, que destaca la labor de las mujeres del sector científico tecnológico que también se dedican a la comunicación pública del conocimiento.

Es que además de haber realizado un doctorado en Geología orientado a Paleontología en Trelew, también está a cargo de columnas sobre el tema en el programa La Liga de la Ciencia (TV Pública). Según contó la investigadora, las puertas se le abrieron tras el descubrimiento de Ingentia Prima, que demostró que los primeros dinosaurios gigantes aparecieron 30 millones de años antes de lo que se pensaba, en el Triásico.

Las múltiples notas que dio y su espacio en televisión le permitieron visibilizar la tarea de muchas colegas mujeres en una profesión que se creía masculinizada.

Más allá de la alegría, la científica confesó que el premio le generó “una enorme sensación de responsabilidad” porque la paleontología vincula a las infancias con los resultados científicos y por asumir que el mérito no es solo suyo, sino también de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación que financia sus trabajos; del Conicet; de la UNSJ y de la TV Pública, que la apoyan de forma constante.

Que el rol del origen estuviera representado por una dinosauria llamó la atención de todo el mundo

Sobre cuándo supo que quería ser paleontóloga, Apaldetti refirió: “Me vine a San Juan para estudiar Biología porque siempre tuve la idea de trabajar con animales actuales, con fauna silvestre. Pero durante el segundo año de mi carrera hice un voluntariado en el Museo de Ciencias Naturales que depende de la UNSJ y ahí descubrí los fósiles, ya que la provincia es privilegiada en esta materia, con hallazgos relevantes a nivel mundial. Una vez que conocí esta rama, me atrapó para siempre. Durante mis primeras expediciones al campo, era una «pichona». Tenía 20 años y casi no podía reconocer un fósil de una piedra. Hasta que me tocó ver un pedazo de huesito. Comencé a pincelarlo y resultó ser la falange de una pata, que al seguir pincelándola estaba articulada con otra falange y otra hasta completar esa pata. Eufórica llamé a mi director. Cuando fuimos a verla me dijo: «Ah, sí es una pata de un dinosaurio conocido. De esas ya tenemos muchas». Aunque la recolectaron, me digo en chiste que mi primer hallazgo fue pésimo. En cambio, la dinosauria Ingentia Prima fue el inicio de algo importante, para mi carrera en lo personal, pero principalmente para la comunidad científica, ya que fue el inicio del gigantismo en el Triásico, un momento de la historia en el que no se conocían dinosaurios grandes.

El hallazgo fue en 2015, aunque lo publicamos recién en 2018 en Nature Ecogoly & Evolution. Lo primero a explicar es que cuando en el campo se encuentra el esqueleto, mucho no se ve, porque se saca la roca con el hueso. Hay que esperar que se prepare en el laboratorio para saber bien qué es, pero ya desde el campo nos dijimos que se trataba de algo importante, grande en todo sentido, en tamaño y en información, porque encontramos un dinosaurio grande en un lugar donde no se conocían dinosaurios grandes. Al hallar los esqueletos de dinosaurios, nunca se sabe si son machos o hembras, pero tradicionalmente se publican en masculino.

Como yo era la primera autora del trabajo, decidimos, arbitrariamente, que la íbamos a llamar como hembra. Eso tuvo muchísima repercusión, más allá de que el espécimen representaba algo icónico en la historia evolutiva de los dinosaurios, que era el origen del gigantismo. Pero que el rol del origen estuviera representado por una dinosauria llamó la atención de todo el mundo. Además de que publicamos el hallazgo en una prestigiosa revista del grupo Nature, el texto transgredió los límites de la comunidad científica, porque Ingentia Prima había sido también descubierta no por un paleontólogo, sino por una paleontóloga. Eso también rompió la Matrix”.

Los niños se hacen las mismas preguntas que los paleontólogos sobre los dinosaurios

Cecilia Apaldetti realiza su tarea con perspectiva de género, visibiliza a las paleontólogas, una profesión que se cree masculinizada. Al respecto dice: “Para mí la repercusión del género fue una sorpresa. Cuando nosotros publicamos Ingentia Prima, a lo sumo imaginé que la comunidad científica iba a decir «una dinosauria, no se nos había ocurrido«. Pero no que iba a transgredir los límites de la comunidad científica y que las notas que nos hicieron terminaran por ser más referidas al género que a lo que habíamos encontrado. Ahí empecé a caer en que el hecho de ser mujer, paleontóloga y científica llamaba la atención de la gente. Eso me abrió los ojos y pensé que estaba bueno que la cuestión de género generara algún tipo de inquietud. Visibilizar que hay mujeres que ocupan estos lugares me genera una satisfacción enorme. Igual que el reconocimiento que tuve con el premio a la trayectoria. Me genera mucha felicidad y orgullo, pero también responsabilidad. Porque el premio no es solo mérito mío sino que hay muchísima gente e instituciones que me apoyan desde San Juan, Nación, la TV Pública.

El reconocimiento no es para mí en exclusiva sino para todos los que creen en la ciencia, en la divulgación y que de alguna manera colaboran en esta cadena, desde la educación pública al sistema científico nacional. La paleontología está muy relacionada con las infancias, porque los niños y niñas aman a los dinosaurios. Tras el descubrimiento de Ingentia Prima o por mis columnas en <La Liga de la Ciencia<, me escriben mamás o abuelas para decirme que el nieto había visto el programa. Ahí me cae la ficha de que lo que yo digo lo discute una madre con un hijo, genera curiosidad y sentido crítico, porque los niños se hacen las mismas preguntas que nos hacemos nosotros, como «¿qué comía el dinosaurio, carne porque tiene dientes afilados?»” o «¿era de sangre fría o caliente?».

*Red Argentina de Periodismo Científico

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