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“Malvinas fue la última dictadura”

El ex colimba Rodolfo Caminos relata su experiencia sobre la guerra que se inició el 2 de abril de 1982.

Rodolfo Caminos era un colimba de 20 años cuando estalló la guerra de Malvinas, el 2 de abril de 1982. Todavía recuerda los últimos días de combate, hasta la rendición del 14 de junio de ese mismo año. Caminos integraba el Batallón de Infantería de Marina Nº 5 con asiento en Tierra del Fuego, y estuvo apostado con sus compañeros en las islas, resistiendo durante tres noches seguidas el último ataque de los ingleses, hasta que cayó prisionero. Dice que la guerra fue una locura, que no se siente un héroe y asegura que los siete mil jóvenes que fueron enviados al conflicto bélico fueron víctimas de una dictadura militar genocida. “No se puede hablar de Malvinas sin hablar de la dictadura”, consideró.

El 2 de abril de 1982, en el ocaso de la dictadura, desembarcaban las Fuerzas Armadas argentinas en las islas Malvinas y comenzaba la guerra del Atlántico Sur con Gran Bretaña, que se extendió hasta el 14 de junio y se cobró la vida de más de 600 soldados argentinos. La rendición del Ejército nacional precipitó la salida del gobierno de facto, encabezado en aquel entonces por Leopoldo Fortunato Galtieri.

“Cada uno de los siete mil soldados, sin tener en cuenta el personal militar, tiene una historia diferente para contar sobre su experiencia en Malvinas”, dijo Caminos, presidente de la Asociación de Veteranos de Guerra de Rosario, en diálogo con El Ciudadano.

“Éramos colimbas y ex conscriptos que fuimos obligados a ir a esa guerra que resultó ser una locura. Galtieri, responsable de más de 300 desapariciones en Rosario durante la dictadura, se jugaba con este conflicto la perpetuidad en el poder, confiado de que Estados Unidos le brindaría apoyo como una devolución de favores por el accionar de militares argentinos en Nicaragua (contra la revolución sandinista)”, indicó Caminos. 

Para el veterano de guerra, “los soldados no sólo tuvimos que pelear contra el imperio inglés, sino también contra la desorganización y la inoperancia de nuestros superiores, que nos maltrataban, nos mataban de hambre y si matabas a una oveja para comer algo te castigaban y hasta llegaban a estaquearte. Recuerdo que un suboficial le pegó un tiro por la espalda a un compañero nuestro como represalia”.

“Fuimos esclavos de tipos que no tenían ni idea de lo que era una guerra. No estábamos entrenados. Los colimbas sabían agarrar una escoba pero no sabían usar un arma. Los tipos que dirigían los operativos, en su mayoría, les hacían lustrar las botas a sus mujeres. Nos largaron y cada uno hacía su guerra, hacía lo que podía”, recordó Caminos con voz acompasada.

Antes de que los ingleses tomaran posesión total del territorio austral, se sucedieron intensas batallas. Una de ésas fue la que mantuvo la Infantería de Marina. “Fueron cuatro días de combate, hasta que nos tomaron prisioneros. Yo estuve ocho días prisionero ¿y sabés qué hicieron los ingleses?: separaron a los colimbas, que habíamos sido obligados a ir a la guerra, de los oficiales y suboficiales. Algunos de los oficiales se arrancaban la jerarquía para parecer colimbas. Demostraban la misma valentía que cuando picaneaban a una embarazada”, ironizó Caminos con toda la bronca brotando de sus poros. 

El presidente de la Asociación Veteranos de Guerra aclaró que no se siente un héroe. “Malvinas fue la última brutalidad de la dictadura. Peleamos con valentía, pero no se puede hablar de Malvinas sin hablar de la dictadura”, sostuvo Caminos, y continuó: “La sociedad se acuerda de nosotros cada 2 de abril. Quizá tengamos algo de responsabilidad en eso”.        

A 28 años de la guerra, la Argentina continúa con el legítimo reclamo por vía diplomática de derecho de soberanía sobre los archipiélagos australes (islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur). Esta demanda se reavivó semanas atrás cuando una flota inglesa llegó a la zona de Malvinas para realizar tareas de exploración de petróleo. El gobierno de Cristina Fernández condenó la operación y pidió a la comunidad internacional que se pronuncie sobre el “anclaje colonial”.   

“Hay que seguir con el reclamo pacífico por la soberanía de las islas. Pero también hay que pelear pacíficamente por la soberanía de nuestro continente, donde hoy el enemigo está en empresas internacionales. Se han hecho cosas, pero falta. Hay que trabajar más en las escuelas sobre lo que fue Malvinas, y también para que nunca más haya una dictadura”, concluyó el ex conscripto Caminos.

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