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“Hay juguetes que aburren”

El investigador de la fabricación de productos lúdicos en Latinoamérica Diego Lascano sostuvo que muchos que salen de la televisión limitan a los chicos y coartan su creatividad, además de cansarlos.

A pocas semanas de la celebración del Día del Niño, el investigador Diego Lascano aseguró que los nuevos juguetes “son bastante limitados y aburren a los chicos con mayor velocidad que los fabricados hace 30 años”.

“El juguete hiperrealista de hoy limita la invención infantil al poseer dispositivos que reemplazan todo lo imaginable por un niño, «hipersaturado» ya de información”, aseguró Lascano en una entrevista con Télam.

Por su parte, la psicóloga especialista en niños Mirta Guelman, aseguró a El Ciudadano que “hoy los chicos tienen una supersaturación de estímulos y de información que no precisamente digieren de la mejor manera. Los padres exponen a los chicos a la televisión, a la computadora y se toma todo desde la imitación del mundo de los mayores, sin saber hasta qué punto eso afecta o se puede ser interpretado por el niño o la niña”.

Asimismo, remarcó que antes una novedad eran las gomas de borrar con forma y olor a frutillas, ahora, si bien la tecnología avanzó sobre el mundo de los juguetes, hoy predominan los personajes de la televisión y estos muñecos cansan al niño al poco tiempo de haberlo obtenido dada su poca capacidad de alimentar el ingenio del chico.

“Antes se tomaba una latita para usarla como teléfono, o se agarraban las ollas de la madre para hacer una batería de música. Si se jugaba a las muñecas, la casa era hecha de todo lo encontrado en la cocina de la madre y esas cosas aumentan la creatividad de los chicos. Lo importante es jugar con percepciones y no dejar todo servido en la vidriera de una juguetería”, sostuvo la profesional.

“Hasta la década del 70 los juguetes representaban la realidad en miniatura, para que los niños «jugaran a ser mayores», asumiendo el rol de los adultos con la seguridad de controlar un entorno proporcionado al tamaño de sus posibilidades” apuntó Lescano quien, desde 1995, estudia la fabricación de juguetes en Latinoamérica.

Según el investigador, “la irrupción masiva del juguete derivado del mercadeo de dibujos animados, cine y televisión, modificó esa «realidad miniaturizada» hacia un universo irreal”.

“Casi sin juguetes tradicionales en los comercios, los niños no tienen otra alternativa que interactuar con los productos corporizados de la bidimensionalidad e idiosincrasia de la industria audiovisual”, criticó.

Lascano confesó que le da “mucha tristeza” ver a los niños “aburrirse rápidamente con los «efectos especiales» de sus juguetes, e incapaces de atribuirles otra función que nos sea la anunciada en sus cajas o comerciales de televisión”.

El investigador argentino, residente en Uruguay, es autor de los libros Juguetes Uruguayos 1910-1960 (2004) y Matarazzo. Juguetes de hojalata argentinos –en coautoría con Daniel Sudalsky (2005)– ha realizado distintas exposiciones sobre el tema en Uruguay, la Argentina y Chile.

Es creador, además, del guión del documental Juguetes (con historia), que realizó en 1997 sobre la colección del Museo de la Ciudad y está a punto de publicar un volumen sobre la historia del “soldadito de plomo”.

El interés de Lascano por el tema se remonta a su infancia cuando separaba a los juguetes entre “para romper y aprender” y “para coleccionar”, aunque su memoria viaja hasta un soldado prusiano de pasta de inicios del siglo XX que halló en la casa de sus bisabuelos –cerrada por más de 30 años– y que lo levó a apasionarse por los juguetes de antaño.

“Los juguetes del pasado son la fascinación de muchos arqueólogos, antropólogos e historiadores por las hipótesis que generan sobre el motivo real de su creación, función o uso: herramientas para el juego o instrumentos rituales o propiciatorios”, indicó.

“Estos objetos traen al presente miniaturizadas circunstancias culturales y sociales de su tiempo, que dan indicios sobre la identidad y las creencias de los que los concibieron y de quienes jugaron con ellos”, explicó.

El material con que se fabrican los juguetes es un punto a tener en cuenta, ya que muchas veces determinaban preferencias: “Los juguetes de hojalata litografiada permiten mecanismos de cuerda o fricción que le dan vida propia, además de ser los más atractivos estéticamente por la posibilidad de imprimir en la plancha de hojalata dibujos detallados”, señaló Lascano.

Para el investigador, la irrupción del plástico fue decisiva para la industria del juguete: “El proceso industrial de inyección del plástico permite volúmenes de producción impensados hasta allí, aunque excluye a artistas, pintores y ensambladores. Carecen del toque humano que poseen los fabricados en madera, hojalata u otros materiales nobles”, evaluó.

Las ventajas están en la fidelidad en el acabado: “Con detalles y miniaturizaciones difícilmente reproducibles en hojalata o madera, además que su producción masiva abarata notablemente el precio final”, indicó Lascano.

Sobre la elección de los juguetes

Es aconsejable que los padres reconozcan el efecto que tienen los juguetes sobre la vida de los niños y puedan hacer una buena elección en el momento de comprar un producto infantil.

Los juguetes que son desestructurados como la arcilla, los bloques o las figuras genéricas propenden a que en el  juego de los niños se implique la creatividad,  el análisis y  el control. Será un recurso que permitirá satisfacer con facilidad las necesidades individuales recreativas del pequeño.

Los juguetes que son estructurados suelen tener un efecto opuesto sobre los niños. Con frecuencia tienden a enmarcar el juego y tratan de decirle al niño cómo debe jugar. Son juguetes que se  fundamentan en un tema particular y hacen que los pequeños copien el comportamiento del personaje al cual el juguete hace alusión.  Estos juguetes por lo general se basan en series de televisión, películas o video juegos.

En la actualidad gran parte de los juguetes que se venden corresponden a los juguetes estructurados debido a la influencia de los medios de comunicación sobre todo la televisión. El problema es que, con el tiempo, los niños se vuelven dependientes de estos juguetes y sus posibilidades de juego se limitan, viéndose también afectada su creatividad e imaginación.

Un claro ejemplo de estos juguetes son los videojuegos, la dependencia que crea en los niños es en algunos casos tan fuerte, que los pequeños no contemplan otra posibilidad de entretención, además tienden a aburrirse más rápidamente con otra actividad infantil.

Pero esta dependencia no es exclusiva de los videojuegos sino de los juguetes que le indican al niño cómo debe jugar. Por tanto podríamos concluir que esta clase de juguetes no son convenientes para niños pequeños ya que impiden el efecto recreativo, educativo y de sociabilidad del mismo.

Cabe señalar también que el juguete, ante todo, es un recurso facilitador del juego y que lo importante es el resultado de la recreación. Es decir, que si el niño hace una construcción con fichas, lo importante no son las fichas sino la construcción. Es por eso que los juguetes deben cumplir dos requisitos fundamentales: según distintos expertos son la creatividad y el valor educativo que tengan sobre el niño.

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