Ciudad

“Cambiar las prioridades”

Por Pablo Moscatello.- La concejala del PPS María Fernanda Gigliani dijo que la política de planeamiento local “es igual a la de Macri” y que Rosario “se vende como una gran maqueta”. Pidió “igualar socialmente” a los barrios con el centro.

Con apenas 29 años, María Fernanda Gigliani es concejal. “Igual, mirá que no soy la más joven del cuerpo, el más chico es Roy”, aclara al instante por las dudas y entre risas, haciendo referencia a Rodrigo López Molina, el edil del PRO, que tiene tan sólo 26. Entre los dos, desde el 10 de diciembre del año pasado le aportan una voz “sub 30” al Legislativo local: Gigliani se hizo cargo de una banca por el Partido del Progreso Social (PPS), compartiendo así el bloque con el ex intendente de Rosario Héctor Cavallero. Y a pesar de su edad, experiencia no le falta: cuenta que inició su militancia en el terreno social hace 10 años, trabajando con chicos en situación de calle. “La experiencia fue hermosa pero a la vez frustrante. Desde el voluntariado nos dábamos cuenta de que no podíamos resolverles la cuestión de fondo a los chicos”, dice, al tiempo que relata que fue ese desencanto lo que la llevó a “saltar” al terreno de la política, aunque siempre sin dejar de lado la militancia barrial. En ese sentido, menciona a los barrios Moderno, Santa Lucía e Itatí como los espacios donde más trabajo territorial tiene la fuerza que integra. “La política es, decididamente, la herramienta que permite transformar. No hay otra”, expresa de inmediato con voz firme. En una charla a fondo con El Ciudadano, la edila cuestionó duro la gestión socialista y planteó algunos ejes por donde girará su tarea en el Palacio Vasallo.

—Una de las comisiones que le tocará integrar es la de Planeamiento. ¿Cómo evalúa las políticas del municipio en este aspecto en los últimos años?

—Es un lugar que genera un gran desafío. Como militante uno observa que esta es una ciudad con grandes contrastes. La política del socialismo en planeamiento y planificación urbana se asimila más a una que tiene que ver con la ciudad de Buenos Aires, con la que lleva adelante (Mauricio) Macri. La cual básicamente se plasmó en los countries y en la costa, abandonando todos los barrios de la ciudad. Para el año pasado se habían presupuestado sólo 37 cuadras de pavimento. Y todavía se sigue insistiendo en el Puerto de la Música, que al año 2010 se hablaba de que para hacerlo hacía falta una inversión de 400 millones de pesos.

—Pero el Puerto de la Música es una iniciativa provincial…

—Sí, pero es apoyada desde el gobierno municipal. Si uno dice que el rol del Estado tiene que estar presente, el que planifica debe ser el Estado y no el privado, y hoy sucede al revés. A fin del año pasado se nos pedía que aprobáramos distintos proyectos urbanísticos, planes en donde no constaban los certificados de factibilidad de las empresas. En algunos las propias constructoras decían que no podían abastecer de agua y energía eléctrica a esas zonas, y sin embargo hubo proyectos que fueron aprobados por este Concejo, que esos días pareció una escribanía donde las cosas se cocinaban en otro lado y nosotros teníamos que terminar legitimando y salvando el negocio del privado. Y defraudando al vecino.

—A qué casos puntuales se refiere…

—El de Los Pasos del Jockey es uno. Ahí hay 380 viviendas. Al momento de aprobarlo no constaban en el expediente los certificados de factibilidad de las empresas. Es decir, a nosotros como concejales, no nos constaba que las empresas pudieran abastecer de energía eléctrica y de agua a esas casas. Sin embargo ese proyecto se aprobó. El privado también defraudó a muchos vecinos en el lugar e igual su proyecto avanzó. Lo que pasó en diciembre fue gravísimo.

—Más importante aun será su lugar en la comisión de Derechos Humanos del Concejo, donde es la presidenta. ¿Cómo fue esa elección, la que la llevó a ese lugar?

—La verdad que expresé mi intención de ser presidenta de esa comisión. Fui ayudante de la cátedra de derechos humanos durante varios años en la Facultad de Derecho. Fue siempre una temática que me interesó: para mí será un gran desafío ser presidenta de esa comisión. Hay una representación en la ciudadanía de que los derechos humanos son solamente para los delincuentes y que no hay derechos humanos para todos. Hay que romper con esa representación.

—Esa idea, precisamente, parece vinculada con la problemática de la inseguridad ¿En la práctica cómo se trabaja contra eso? ¿Y con qué herramientas concretas se puede hacerlo desde el Concejo?

—Yo traté desde que empecé como presidenta a intentar mostrar que hay algo distinto. Por ejemplo, hace poco estuvimos reunidos con un grupo de vecinos, los Autoconvocados por la Inseguridad, y una cosa que me planteaban era por qué yo iba a una marcha por esclarecimiento del triple crimen de Villa Moreno y no iba a las marchas por otros jóvenes que mueren en la ciudad. Primero que para mí no hay diferencia entre la vida de una y de otra persona. Como políticos a veces se nos complica para ir a marchas donde no se nos invita. Porque si yo voy por motu propio, alguno puede decir que uso políticamente el dolor de la gente. Y si no voy, por ahí otro se molesta. Todos los lugares donde me inviten, voy a participar. Lo que sí, yo no concibo hablar de inseguridad si no hablamos de inclusión social de niños, adolescentes y jóvenes. Es fundamental que el Ejecutivo cumpla con los Buzones de la Vida que ya fueron aprobados por el Concejo para los distritos y que permiten denunciar anónimamente. Y también es importante que se concrete la descentralización de las Defensorías y  de las Fiscalías también en los distritos. Que es facilitarle al vecino la posibilidad de denunciar en otro lugar alternativo y no sólo en la seccional policial.

—Y qué le parecen los últimos anuncios de la provincia al respecto…

—Lo que planteó la provincia es que un jefe policial sea el que tome la denuncia en cada distrito. Si la ciudadanía tiene desconfianza a denunciar en sede policial, también va a tener si el que toma la denuncia es un policía. Los vecinos tienen que formar parte de la planificación para abordar el tema, hay que trabajar con ellos. Hay que hacer los consejos barriales de seguridad ciudadana. Eso está bueno, son ámbitos donde los vecinos tienen de alguna manera un control de la Policía. La idea es que puedan reunirse semanalmente o mensualmente con el jefe y plantear todas las cuestiones referidas a la seguridad. Y si a lo largo de un tiempo no hay soluciones, está claro que ese jefe no está en condiciones de resolver.

—Volviendo a cuestiones bien propias de la gestión municipal: ¿qué le parece que ha sido lo mejor y lo peor?

—Me parece que (la intendenta Mónica) Fein va a tener que cambiar el rumbo en cuanto a las prioridades. Hay que invertir no sólo en la costa, sino también en los barrios. Hay que igualar socialmente a los vecinos a través de las obras y los servicios públicos. Hoy se vende una gran maqueta de Rosario, una Rosario que cada vez está más bella, y que yo también estoy de acuerdo que así sea. Pero yo también quiero una Rosario más humana. La inversión mayoritaria en determinados lugares lleva a una desigualdad social gruesa. Desde que Cavallero se fue como intendente no se hizo más pavimento, no se hizo escamonda. No hay luminarias en las calles. Eso es el abandono absoluto.

—¿Por qué cree que Fein ganó en todos los barrios?

—Seguramente en algún sentido no pudimos o no supimos llegar a determinados sectores de la ciudadanía. Además, yo veía a nivel nacional lo que fue el acceso igualitario a los medios, y eso generó un fenómeno como el que se dio con (el candidato del Frente de Izquierda, Jorge) Altamira. Tal vez, en otro contexto, nunca hubiera llegado adonde llegó. Acá fue desigual: la cobertura de los medios frente a todo es muy desigual. Qué distinta hubiera sido la historia si acá en Rosario y en Santa Fe también se hubiera podido dar la misma posibilidad. Nosotros recorrimos todos los barrios, pero la realidad es que a través de los medios es como se llega masivamente. Pero somos respetuosos de la voluntad popular.

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