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¿Resolver robos sin Policía y antes de que ocurran?

Sucesión de arrebatos llevó a escuelas santafesinas a pedir auxilio al Estado. La respuesta es “sociocultural”.

Cómo resolver robos sin la Policía, parece haber sido la consigna utilizada en el barrio Acería, en el noroeste de la capital provincial. Allí, en la urbanización más postergada de Santa Fe, en las últimas semanas recrudecieron los asaltos a docentes de las seis escuelas y dos jardines de infantes de la zona, y hasta a los mismos alumnos que cursan. “Son fenómenos nuevos: no era frecuente que les robaran a las maestras de las escuelas del barrio. Es algo que comenzó unos años atrás”, marcó el secretario de Seguridad Comunitaria de la provincia, Enrique Font. El criminólogo refirió que los arrebatos de teléfonos celulares son los hechos más comunes, pero también hay otros con un mayor despliegue de violencia.  Ante ello, las autoridades educativas lanzaron un fuerte reclamo al Estado provincial: pero éste, en lugar de responder con un despliegue de móviles –como se acostumbra y también se espera– “bajó” con funcionarios del Ministerio de Educación y de Desarrollo Social y no sólo uniformados. En seis semanas habrá una evaluación del plan que surgió. Y, como parte de éste, en la misma reunión se organizará un megaevento cultural y deportivo para los pibes y las familias del barrio. Dicho de otro modo, una fiesta para reforzar la seguridad.
“Creamos un marco de trabajo directo con todos los actores involucrados”, dice Font. Y el experto cree en lo que dice: razona, por caso, que los episodios que se suceden hoy suelen tener como protagonistas a jóvenes o a pibes. Y buena parte –o casi todos– nacidos en la década del 90, “que es cuando el Estado tuvo un retraimiento en todas las áreas”.
Así las cosas, Font refiere como una raíz posible de los hechos a hijos de familias a las que el Estado les dio la espalda y quedaron sin salud, educación, y trabajo. Con ese derrotero, ¿cómo no van a perder la seguridad? Frente a ello el secretario habla de “una estrategia sociocultural”, para efrentar el déficit. Y si bien lo cierto es que habrá móviles policiales custodiando, por ejemplo, la salida de las escuelas –es cuando se registra el mayor número de arrebatos– el funcionario habló de un plan “a largo plazo” y con distintas reparticiones involucrándose.
En ese marco situó –aclarando que ése no es problema puntual del barrio Acería, aunque sí de otros– el tema del transporte. “Necesitamos armar con certeza los recorridos, que a veces se cambian precisamente por seguridad. Y también confirmar que se cumplan las frecuencias, para que los usuarios puedan armar una rutina, por ejemplo”, marca Font.
En ese mapa, que ya involucra al transporte, también se suman la iluminación pública –cuestión municipal– y el mantenimiento urbano, en especial en terrenos baldíos, en una larga lista.
El tema no es nuevo: lo marcó, por caso, el hoy diputado Martín Sabbatella cuando accedió al Ejecutivo de Morón, transformándose en el intendente más joven del país y en un territorio que –como todo el conurbano bonaerense– no era lo que se dice tranquilo. 
Pero al margen del enfoque de ciertos delitos como un “fenómeno social”, para orientar una solución “que no va a ser de la noche a la mañana”, el equipo también trabaja sobre el plan inmediato. Y también allí corrige el enfoque de uno meramente policial. “Se trata de prevenir”, dice Font. Así, como la cuestión que se repite es el robo de celulares, se trabajó con las víctimas y los vecinos y otros actores sobre “horarios y personas involucradas” en los hechos,  “hacia dónde escapaban” los arrebatadores,  “en qué se desplazaban”, en busca de un patrón. Y a “lugares” –no necesariamente comercios– donde se revendían celulares robados, además de trazar un mapa de huidas frecuentes. También “como los vecinos decían que son siempre los mismos”, a “compilar todas las denuncias” en una base de datos, y a diseñar “programa socioeducativo” sobre un sector del barrio “con presencia de un efector de Desarrollo Social”.
Así, la prioridad descrita por el funcionario no era encontrar a los autores de un hecho puntual, sino impedir la comisión de hechos.  “El arrebato es el delito con más incidencia y es el que más fácilmente se desplaza. Y si yo pongo caminantes por bulevar Oroño, por ejemplo, lo único que voy a ganar es que quienes los cometen se desplacen a Alvear”, concluye el funcionario.

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